El maridaje que aman los grandes chefs y que tú no te has animado a probar (todavía)

El maridaje está de moda y proporciona al comensal una perspectiva mucho más amplia de la experiencia gastronómica, realzando sabores y descubriendo matices únicos. Hoy en día se marida con todo, con sake, con cócteles y con cualquier bebida espirituosa que uno se pueda imaginar. Pero, de entre todas las posibilidades, hay una ante la que sucumben todos los grandes chefs y que, hasta ahora, no ha calado entre el gran público: el maridaje con vinos de Jérez y Manzanilla. Esta última, de Sanlúcar de Barrameda, of course.

Desde Revista VIAJAR vamos a emprender un viaje culinario por diferentes platos de nuestra gastronomía y descubriremos la variedad de vino de Jérez que mejor le viene a cada alimento. Y ya os vamos avisando que hay combinaciones que son de lo más sorprendentes.

Los vinos de Jerez y la manzanilla son auténticos maestros capaces de realzar los sabores de una amplia variedad de platos y despertar sensaciones gustativas inigualables. Desde exquisitos mariscos hasta platos de carne, desde quesos hasta postres, estos vinos tienen la versatilidad para adaptarse y elevar cualquier experiencia culinaria.

El vino de Jerez, con sus distintas categorías como Fino, Amontillado, Oloroso o Pedro Ximénez, ofrece una gama de perfiles aromáticos y sabores complejos. Su carácter seco y salino, con matices de nueces, almendras y notas cítricas, lo convierten en el compañero perfecto para platos de pescado, mariscos frescos y aperitivos salados. La frescura y ligereza de la manzanilla, con su característico toque salino, combina a la perfección con mariscos, pescados y verduras a la parrilla, ofreciendo una experiencia única que te transportará directamente a las costas andaluzas.

La magia de este maridaje radica en la sinergia entre los sabores del plato y las cualidades de estos vinos. Su acidez equilibrada y su riqueza aromática se complementan con las texturas y los sabores de los alimentos, creando una armonía en el paladar que eleva cada bocado a nuevas alturas. Desde la elegancia y la sofisticación hasta la frescura y la vivacidad, estos vinos invitan a explorar nuevos sabores y a expandir los horizontes gustativos.

Vinos de Jerez y manzanilla con entrantes y ensaladas

Para Pepe Ferrer, periodista gartronómico y Embajador del Consejo Regulador de los Vinos de Jerez, la clave está en la diversidad y versatilidad de estos vinos, que son los menos ácidos del mercado. 'El maridaje debe establecer un diálogo entre la comida y el vino'.

Si somos los anfitriones de una velada y queremos sorprender a nuestros comensales con un maridaje exclusivo, podemos arrancar con un cream con un picoteo de patés. El dulzor y  la textura aterciopelada que se disfruta en el paladar al tomarlo elevan los sabores de un simple paté hasta convertirlo en una exquisitez. Y es que sus matices tostados, de caramelo y frutos secos tienen un larguísimo recorrido.

Otra opción de maridaje con un primer plato que sorprende es la unión del vino amontillado y la fabada. Este plato se caracteriza por el sabor de las judías, su caldo y el aroma que aportan los diferentes embutidos como el chorizo o la morcilla. El amontillado es el aliado perfecto para esta especialidad asturiana y es que su carácter seco equilibra la sensación grasa y sus notas salinas potencian aún mas el sabor del conjunto.

Maridaje de Jerez y pescados o mariscos

Los pescados se maridan con Jerez. Y punto. El fino, la manzanilla y el amontillado son las mejores opciones para diferentes pescados y mariscos. Así, por ejemplo, el fino encaja a la perfección con un bacalao al pil pil, un ceviche o, incluso, unos makis. Mejillones, vieiras y otros moluscos de concha también hacen match.

La manzanilla, por su parte, es un vino delicado pero muy expresivo, capaz de respetar el sabor suave del pescado blanco y a la vez con su toque salino potencia el recuerdo de un pescado de roca. Marida con corvina, lubina o besugo cocinados en su propio jugo y aderezados con una gotita de vinagre. ¡De Jerez también!

Y si lo que estamos pensando es ofrecer un tartar de atún, volvemos a repetir con amontillado. Que lo mismo vale para una fabada que para un tartar, ya que potencia la sensación de picante en el paladar y armonizará con la soja.

Carnes y guisos 'loves' vinos de Jerez

A la hora de elegir un plato con carne o un guiso, la variedad de categorías de vino de Jerez que maridan de forma notable se amplía. Así podemos, por ejemplo, disfrutar de un pollo asado con amontillado, un rabo de toro con oloroso o un fino con una lasaña.

Pero la joya de la corona es el maridaje de una hamburguesa gourmet con un palo cortado. La hamburguesa presenta sabores muy diferentes en un solo bocado y la variedad de vino propuesta aglutina todos esos matices. El carácter especiado del vino armoniza con la salsa barbacoa y la mostaza, sus notas de frutos secos potencian el sabor de la carne. Una unión espectacular entre un plato estrella como es la hamburguesa y un vino que, para muchos, es de lo más sofisticado, ya que conjuga delicadeza aromática y volumen en el paladar.

Match perfecto: vino y queso

Amantes del queso, temblad, que vuestras degustaciones nunca volverán a ser las mismas si maridáis con Jerez. Para cada tipo de queso hay una variedad que encaja mejor que el zapato de cristal a Cenicienta. Los quesos azules, como el Stilton, realzan su sabor si se sumergen en cream. Una locura que merece la pena probar. Pero hay más opciones si no te van los quesos tan fuertes. El palo cortado va perfecto con el gouda, el amontillado es buena opción si en tu tabla tienes quesos manchegos, torta del Casar, Idiazabal o, incluso, un Camembert.

Y si lo tuyo son los quesos frescos, deberías probar con un fino. En muchas ocasiones, asociamos estos quesos a cierta insipidez, pero si se maridan con este tipo de Jerez o con manzanilla, se llegan a despertar sabores a hierba fresca en el sabor del queso. En el paladar aparecen matices de frutos secos que pasan totalmente desapercibidos cuando se come el queso sin estos vinos.

Un final muy dulce: postres con vino de Jerez

Siempre hay que dejar hueco para el postre y el Pedro Ximénez es, sin duda, la estrella, seguido por el moscatel y el cream; pero volvamos al Pedro Ximénez, puesto que en sí mismo ya constituye un fin de menú perfecto. Su carácter goloso, con un sabor intensamente dulce, hace que los postres a base de chocolate negro y helados cobren una nueva dimensión.

En definitiva, todos los grandes chefs ya han descubierto el gran potencial de los vinos de Jerez. Ferrán Adriá, sin ir más lejos, ha declarado que 'el vino de Jerez es algo que tenemos en este país y que es único en el mundo'. Y si el maestro lo dice... ya es hora de que empecemos a valorar unos vinos que maridan con cualquier plato que podamos imaginarnos.