Seis hoteles literarios para tu próxima escapada: intrigas al calor de una suite

De París a Alejandría, de Estambul a Los Ángeles, estos alojamientos verídicos, imaginados o metafóricos han sido inspiración de apasionantes novelas. Por eso su memoria ha quedado ligada a la magia de la literatura.

Kubbeli Lounge del Pera Palace, en Estambul.
Kubbeli Lounge del Pera Palace, en Estambul. / Pera Palace

Vestíbulos que han sido testigo de asesinatos descarnados, pasillos que han visto desfilar intrigas desasosegantes, bares de madrugada que han escuchado acalorados duelos dialécticos, elegantes suites que han servido de marco a fogosas noches de amor. Hay una química maravillosa entre los hoteles y la literatura, entre la extraña soledad de esos lugares de nadie y el misterioso mundo de los libros. Disparos, pasiones, peleas, robos y fantasmas. La vida y la muerte al descorrer una cortina, al introducir la llave en una habitación, al subir al último piso en ascensor.

El imaginario de las novelas, de los cuentos, de los poemas, está poblado de escenas que transcurren en alojamientos del mundo, unas veces verídicos, otras imaginados y otras, incluso, metafóricos. Pero ocurre que también los hoteles son, en ocasiones, el lugar en el que se escriben famosas obras maestras. Y así, en el mapa literario del mundo, el tiempo ha creado un hotel de William Faulkner, un hotel de Fiódor Dostoyevski, un hotel de Thomas Mann y un hotel de Lawrence Durrell. Por no hablar de los ya míticos hoteles de Agatha Christie y del siempre ubicuo Ernest Hemingway. 

Hotel The Savoy en Londres.

Hotel The Savoy en Londres.

/ Savoy

De Estambul a Los Ángeles, de Venecia a Singapur, de París a Alejandría, recorremos el mundo en busca de aquellos hoteles literarios que han servido de escenario a grandes novelas o que, incluso, se han convertido en protagonistas de la historia. Hoteles que sirvieron para soñar o para vivir una segunda vida. Emprendemos un viaje de habitación en habitación. Como la que acogió los encuentros clandestinos de Oscar Wilde con su joven amante. O la que sirvió para alumbrar Asesinato en el Orient Express. O la que vio celebrarse fiestas desenfrenadas con la flor y nata de Hollywood. O la que Truman Capote imaginó como su lugar de nacimiento.

Senior Suite del hotel Pera Palace en Estambul.

Senior Suite del hotel Pera Palace en Estambul.

/ Pera Palace

De norte a sur y de este a oeste, repasamos aquellos hoteles bañados en nostalgia, que guardan en su memoria los episodios más evocadores, que dejan leer en cada página un trocito de su pasado junto a imprescindibles escritores de la historia. 

Pera Palace, Estambul

Indisociable de la historia de Estambul es este hotel centenario que trasciende a su condición de alojamiento para convertirse en emblema. Aquí, en la suite 411, Agatha Christie escribió Asesinato en el Orient Express y hasta Hemingway moró en sus habitaciones.

Hotel Pulitzer, Ámsterdam

Su periodístico nombre le viene del nieto del editor Joseph Pulitzer, aficionado a la compra de casas ruinosas en los canales de la capital holandesa. Así es como nació el hotel de cinco estrellas más antiguo de Ámsterdam.

Biblioteca del hotel Pulitzer, Ámsterdam.

Biblioteca del hotel Pulitzer, Ámsterdam.

/ ©Pulitzer Amsterdam by Preferred Hotels & Resorts.

Ritz, París

Su reapertura, hace ya siete años, después de una reforma de 200 millones de euros, fue la rentrée más esperada en el mundo del lujo. Numerosos escritores han forjado su mito, incluido Hemingway, del que se dice que dejó sin pagar 51 dry martinis.

Suite Windsor del Ritz de París.

Suite Windsor del Ritz de París.

/ ©Vincent Leroux

The Hollywood Roosevelt, Los Ángeles

Además de figuras del cine como Marilyn Monroe o Charlie Chaplin, en este hotel de 1927 se alojó durante años Joan Didion, quien alumbró los mejores trabajos sobre la efervescencia de Los Ángeles entre los 60 y 80.  

Piscina de The Hollywood Roosevelt.

Piscina de The Hollywood Roosevelt.

/ Preferred Hotels & Resorts

The Savoy, Londres

El primer hotel de Inglaterra que introdujo la electricidad, el agua caliente y los ascensores se convirtió en fetiche para el mundo del cine y la música. Pero ningún personaje le marcaría tanto como Oscar Wilde, que se reunía aquí con su joven amante, Bosie.

Biblioteca del Savoy londinense.

Biblioteca del Savoy londinense.

/ Savoy

The Literary Man, Óbidos, Portugal

Con un innegable carácter literario, este alojamiento portugués ubicado en un antiguo convento del siglo XIX se jacta de albergar la mayor colección de libros conocida dentro de un establecimiento hotelero. Cerca de cien mil ejemplares.

Miles de libros decoran el hotel The Literary Man, en Óbidos.

Miles de libros decoran el hotel The Literary Man, en Óbidos.

/ The Literary Man

Escritores que hicieron de un hotel su residencia

Tal es la influencia que los hoteles pueden ejercer en la creación literaria que, en ocasiones, hasta llegan a convertirse en protagonistas del relato. Y tal es la influencia que pueden ejercer en los propios escritores que hay casos en los que estos mismos los convierten en su residencia. Es lo que hizo el novelista ruso Vladimir Nabokov, autor de la célebre Lolita, que se instaló un largo tiempo en el hotel suizo Fairmont Le Montreux Palace, a la orilla del lago Lemán, desde donde pudo alimentar su inspiración con las bonitas vistas que alcanzaban los Alpes en el horizonte.

Esto mismo también le sucedió a Marcel Proust con el Grand Hotel de Cabourg, en la costa francesa de Normandía, que acabó convertido en su casa. Aquí, en una habitación que hoy, mucho tiempo después, se mantiene intacta, escribió parte de En busca del tiempo perdido, en la que incluso inmortalizó al alojamiento bajo el nombre de Gran Hotel de Balbec. Y similar fue la historia de James Joyce, de quien se cuenta que alumbró Ulises en el Concorde Lutetia de París. La complejidad de su obra maestra exigía tanta concentración que el autor irlandés pasó en el hotel dilatadas temporadas. 

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