Primavera romántica: hoteles en plena naturaleza para tu próxima escapada

Hoteles en plena naturaleza, la opción perfecta para esta Semana Santa y para vivir una primavera de lo más romántica. 

Hoteles perfectos para una Semana Santa rodeados de naturaleza.
Hoteles perfectos para una Semana Santa rodeados de naturaleza. / Barranco de Cabañitas del Bosque

Saber que Teruel es la provincia más fría de España, donde a 20 bajo cero le dicen fresquico, no amedrenta a los huéspedes invernales del hotel Consolación, en Monroyo, porque en sus modernas habitaciones con forma de cubo y frente de cristal hay una chimenea colgante que permite contemplar el hermoso y desconocido paisaje del Matarraña cálidamente sentados en las sillas Butterfly o desde la bañera excavada en el suelo de pizarra, así haga fuera el fresquico que haga.

También se está calentito en el garaje, que en realidad no es tal, sino un espacio ecléctico idóneo para tomar una copa delante de la chimenea de hierro. O en la biblioteca, leyendo en el viejo sofá Chester de piel con el fuego a tope. Algo fundamental, para no perder calorías, es cenar todas las noches en el restaurante: trufas de Monroyo, jamón de Teruel, ternasco de Torrecilla de Alcañiz, quesos de pastor de Peñarroya de Tastavins…

La Casona del Pastor, en Valgañón

La Casona del Pastor, en Valgañón

/ La Casona del Pastor

Nuestra segunda recomendación se llama Planeta Chicote, pero podría llamarse Planeta de las Chimeneas, porque todas las casas y lofts de este complejo rural de Zafra de Záncara (Cuenca) tienen una de diseño, ya sea con forma de huevo, central acristalada, giratoria o estilo plasma. Un bonito detalle, de los muchos que tienen Ricardo y Laura, los dueños, es no cobrar la leña a quienes reservan directamente. Además de para quemar toneladas de encina, este es un buen lugar, en lo alto de una peña, para contemplar los amaneceres y las puestas de sol, las más bellas de La Mancha, y el mar de nubes que suele formarse en esta época. Muy cerca, a 10 minutos, está la laguna del Hito, donde recalan las grullas en su paso migratorio y también se dan cita en invierno la cerceta común, el ánade rabudo y el pato cuchara.

El Faro Unkempt Houses

El Faro Unkempt Houses

/ El Faro Unkempt Houses

Un planeta escondido

De planeta a planeta, porque nuestro siguiente destino es El Planeta Escondido. Cuatro chimeneas, en otras tantas suites temáticas, llenan de calorcito este antiguo pajar de Losana de Pirón (Segovia), un pueblo que conocía bien el Tuerto de Pirón, el último bandido de la sierra de Guadarrama, cuyas continuas fechorías dieron lugar a esta copla jocosa: “Tened ojo con el Tuerto, / que es ladrón que nunca avisa, / capaz de robar al cura / el copón diciendo misa”. El Tuerto, que solía dormir escondido en el tronco hueco de los árboles (“Mientras existan tocones, / le van a coger al Tuerto.../ ¡Por los cojones!”), se hubiera frotado su único ojo al ver la suite superior El Sol, un loft abuhardillado con chimenea, techo de madera y bañera redonda de hidromasaje. Se hubiera muerto, “que es tuerto de doble vista”. En esta comarca, además de los dichos chuscos, abundan el románico —para muestra, la iglesia de Sotosalbos— y las sendas preciosas, como la que recorre los cañones de los ríos Pirón y Viejo.

Hotel Nabia, en Candeleda

Hotel Nabia, en Candeleda

/ Hotel Nabia

De la sierra de Guadarrama, a la vecina de Gredos. Aquí, en Candeleda, se encuentra Nabia, un hotelito construido adrede para sacar el máximo partido de las vistas inmensas que hay, con 12 habitaciones de grandes ventanales donde el huésped no se cansa de mirar la solana del Almanzor, el valle del Tiétar, el embalse de Rosarito, los montes de Toledo y la sierra de Guadalupe. Su nombre es un homenaje a los vetones, los primitivos pobladores de Ávila, que aquí al lado, en El Raso, construyeron un castro importante, que puede y debe visitarse, y que así, Nabia, llamaban a su diosa de los valles y de los ríos, de los bosques y de los montes. ¿Y de las chimeneas? No, no era diosa de las chimeneas, pero el hotel tiene tres en otras tantas suites. 

Habitación Ermita del Hotel Barosse

Habitación Ermita del Hotel Barosse

/ Hotel Barosse

Entre mantas de mohair

Tampoco faltan chimeneas en La Casona del Pastor, una casa de labranza del siglo XVIII en Valgañón, en la sierra riojana de la Demanda. Si a pesar de la lumbre y del ejercicio —cerca está la estación de esquí de Valdezcaray— tenemos frío, hay un remedio infalible: arroparse con las mantas de mohair que tejen en el pueblo de Ezcaray, a tiro de piedra —o de bola de nieve— de La Casona del Pastor.

Las Cabañitas del Bosque son de madera y están suspendidas a seis metros sobre el suelo, entre las copas de los árboles, pero ahí acaban las semejanzas con la casa de Tarzán, Jane y la mona Chita, porque estas chozas tienen cama de 1,50 x 2,00 metros, cocina, chimenea y bañera redonda de hidromasaje con cromoterapia, para ver el día del color que se quiera, por gris y lluvioso que sea. Tampoco están en la selva africana, sino en Outes (A Coruña), a caballo entre las Rías Baixas y la Costa da Morte, donde una chimenea en invierno no es un antollo. Es vital.

Otros alojamientos con encanto donde se está tan a gustito al calor del hogar son el Hotel Barosse, en la localidad de Barós, muy cerca de Jaca (Huesca), y los apartamentos de El Faro Unpkent Houses, junto al faro de Tazones, en el concejo de Villaviciosa (Asturias). 

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