El hotel de Ibiza donde Freddie Mercury celebró uno de sus cumpleaños más famosos

A pesar de superar los cuarenta y con un diagnóstico negativo en su cuerpo, el líder de la banda Queen no dejó de celebrar sus famosas fiestas hasta el final de sus días.

Ibiza es un auténtico paraíso que enamora a cualquiera que lo visita
Ibiza es un auténtico paraíso que enamora a cualquiera que lo visita / Istock / Balate Dorin

Eran pocas las celebridades que no conocían y habían presenciado las fiestas del mítico vocalista de Queen, Freddie Mercury. Siempre encontraba un motivo para celebrar. Su lema era "La vida vale la pena vivirla", y se lo tomaba al pie de la letra en todas aquellas veladas llenas de alcohol, drogas, música y sexo, que a veces duraban varios días. Sus cumpleaños alcanzaron una fama sin precedentes en los años 80, ya que el cantante no tenía reparos en gastar miles de libras para hacer que sus invitados tuvieran motivos para recordar aquellas reuniones.

Comenzaban el 5 de septiembre pero nadie sabía cuándo terminarían. Así fue la fiesta de su 39 cumpleaños, cuando alquiló una suite del hotel Berkinshire Place de Nueva York y se encargó de que todos sus amigos volaran desde Londres para vivir aquella experiencia que se extendió hasta cinco días. Tan solo dos años después, en 1987, celebró otra de sus fiestas más icónicas, esta vez en el hotel Pikes Ibiza: se descorcharon más de 350 botellas de champán Moët Chandon y el lugar de aquel hito, una antigua suite de lujo, hoy recibe el nombre de club Freddies.

Refugio y sala de fiestas al mismo tiempo

Aunque no fue eso lo que le prometió el dueño Tony Pike. Cuando Freddie Mercury se alojó allí por primera vez, contaba que le preguntó por el motivo del nombre de la Suite Julio, a lo que Pike respondió que era "un famoso cantante internacional". Sin obtener respuesta por parte de su compatriota añadió: "Si sigues cantando, no te prometo nada, pero tal vez nombre un cobertizo de herramientas en tu honor". "Me llamó bastardo", decía entre risas. La mente no le alcanzaba a imaginar que aquella finca rústica a medio derruir que se topó de golpe unos años antes llegaría a ser una auténtica institución.

El Pikes Ibiza se convirtió desde entonces en un refugio para Mercury, que encontraba allí la tranquilidad de la que huía con sus exhuberantes eventos. Pero no fue solo él quien se enamoró del encanto del alojamiento y el maravilloso entorno de la isla, sino otras personalidades de la talla de Tony Curtis, Naomi Campbell, Julio Iglesias, Kylie Minogue, Bon Jovi, Grace Jones o George Michael. La frase que reza su entrada es solo un aviso de lo que se encontrará dentro: "Puedes hacer check-in, pero nunca podrás hacer check-out", o lo que es lo mismo, entrar es fácil, lo difícil es salir.

El espíritu ochentero sigue vivo

El actual hotel de cuatro estrellas lo fundó el inglés Tony Pike a finales de 1970. Se erige sobre las colinas de San Antonio, muy cerca de calas como Bassa, Gració o Caló des Moro. Sus 25 habitaciones y suites se conectan a través de una red de senderos de arena y jardines de lavanda, olivos, eucaliptos y buganvillas. Pese a las reformas que sufre cada temporada para ponerse a punto, la compra por parte del grupo Ibiza Rocks en 2010 y la muerte de su dueño -que vivió allí hasta su último día- en 2019, la época dorada ibicenca se preserva en el Pikes.

Freddie Mercury hizo honor a su lema de vida hasta que el VIH se cruzó en su camino. Las fiestas quedaron en el recuerdo, dejando paso a una vida mucho más tranquila, centrado al máximo en su música y descansando en su casa alejada del centro londinense con su novio. Sin embargo, el show nunca se detuvo, como bien dice una de sus canciones más famosas, y la leyenda cobró vida antes de su fallecimiento solo cuatro años después de aquella fiesta en uno de sus lugares favoritos del mundo que aún sigue recordando a su huesped más especial.

Síguele la pista

  • Lo último