Dormir en una habitación de paja es posible en Viena

Uno de los alojamientos más curiosos de Viena es este, ubicado en una fábrica de vinagre.

Una de las habitaciones más curiosas de Viena es parte de una empresa familiar
Una de las habitaciones más curiosas de Viena es parte de una empresa familiar / Hans Schubert

Mucho antes de que el cemento se hiciera con el protagonismo de la arquitectura, Europa central estaba repleta de casas hechas de paja y barro. Todavía hay algunas en pie con más de 500 años de antigüedad y en otros lugares del mundo como Japón es un material que se sigue utilizando. En Austria desaparecieron hacia 1940, al igual que en sus países vecinos. Más de 80 años después, los arquitectos Heribert Wofmayr y Josef Saller (heri&salli) crearon un alojamiento muy especial que recuerda a aquella época en la que la paja era el material preferido para construir casas. Fue en el antiguo almacén de una bodega instalada en 1929 por Ignaz Gegenbauer donde los arquitectos crearon cinco habitaciones muy originales con paredes de ladrillo vistas, techos de madera, vigas de acero y mucha paja.

El espíritu industrial de la fábrica continúa vivo en estas habitaciones. En la primera planta están las Habitaciones de Paja, que ya han recibido premios como el Big See Tourism Design Award 2023. Aquí la paja es la protagonista: una estructura de rejillas de acero rellena de este material, sirve como base para los espacios designados a colgar la decoración de las paredes. Conductos, tuberías y cables quedan al aire y los muebles están hechos a medida, siguiendo las reglas de artesanía con las que se elaboran todos los productos de Gegenbauer. La paja es también protagonista en los pasillos.

Vivir en un granero

El objetivo final es crear un ambiente acogedor y la sensación de estar en un auténtico granero. Además, la paja comprimida ayuda a absorber los ruidos externos. Una auténtica escapada al pasado sin renunciar a la comodidad actual. Todas sus habitaciones están equipadas con colchones, sábanas, albornoces de alta calidad, jabones hechos con el aceite de la propia fábrica... Porque no es solo vinagre lo que se produce allí, sino que también cuenta con una cervecería, una prensa de aceite, tostadora de café, elabora jugo de manzana y miel y hornea su pan. Estos productos pueden disfrutarse en la terraza que hay en la azotea del edificio.

Aunque el desayuno se degusta en una larga mesa en la zona de ventas, junto con los clientes de la tienda y la familia que todavía vivie allí. Si lo que se quiere son huevos, no pueden ser más frescos, puesto que el propio huesped los coge del gallinero. El proceso no tendría por qué ser de extrañar si no fuera porque el alojamiento se ubica en pleno centro de una ciudad de casi dos millones de habitantes como es Viena. Cuenta también con piscina y sauna privada que es posible utilizar, rechazando la sensación de ser un turista y acogiendo el sentimiento de convertirse en uno más de la familia Gegenbauer.

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