Zaragoza para principiantes: 7 rincones poco conocidos que debes visitar
Más allá de la Basílica del Pilar, de la Catedral de San Salvador o el Palacio de la Aljafería, Zaragoza tiene innumerables encantos que ofrecer. ¿Te animas a descubrirlos?
Por su patrimonio histórico monumental, por la amabilidad de sus gentes y por su gastronomía. Estos son los tres motivos principales por los que Zaragoza bien merece una visita. Y es que la quinta ciudad más poblada de España y capital de Aragón siempre tiene innumerables atractivos que ofrecer al viajero. Hay paradas que resultan imprescindibles en esta urbe bañada por el Ebro y hoy vamos a descubrir 7 rincones poco conocidos que debes visitar.
El explorador que llega a Zaragoza (ahora existen muy buenas conexiones) suele arrancar su ruta en la Plaza del Pilar, ya que la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, es el símbolo de la ciudad y segunda catedral de Zaragoza. En su interior destacan las obras de Francisco de Goya y la talla de la Virgen del Pilar. A pocos pasos descubrimos también la Catedral del Salvador, referente del arte mudéjar aragonés, declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO. Y podríamos seguir recorriendo los enclaves más conocidos, ya que pasear por Zaragoza siempre es un placer; eso sí, hoy nos alejamos del bullicio para conocer otra de las muchas caras de la ciudad.
Pasaje del Ciclón
Arrancamos en el Pasaje del Ciclón que bien recuerda a ciertos rincones parisinos. Construida entre 1882 y 1883, esta galería comercial (cuyo nombre oficial es el de Pasaje del Comercio y de la Industria) debe su nombre a la antigua juguetería que ocupaba una parte del interior y se construyó en consonancia con las modas arquitectónicas que reinaban en la Francia del siglo XIX, contando incluso con cúpulas en sus chaflanes. A comienzos del siglo XXI, el pasaje quedó abandonado, pero gracias a la celebración de la Expo en 2008, volvió a recuperarse gracias a la iniciativa privada, convirtiéndose en un espacio privilegiado junto a la Plaza del Pilar.
Arco del Deán
En 1293, Pascasio de Gormaz, deán del Cabildo de la Catedral, mandó construir este arco para conectar el palacio con el templo de San Salvador. El conjunto arquitectónico destaca por su mirador con ventanas de tracería gótico mudéjar y es el lugar idóneo para tomarle el pulso a la Zaragoza más medieval. Es el único arco que se conserva en la ciudad y puede ser un buen punto para arrancar un interesante paseo por una de las vías más pintorescas: la calle Pabostria.
Museo Pablo Serrano
No hace falta ser un amante de las artes plásticas para disfrutar de lo lindo en el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos (IAACC), más conocido como el Museo Pablo Serrano. Este centro se sitúa en los antiguos talleres de oficios del hospicio provincial, conocido como Hogar Pignatell y destaca por poseer un interesante fondo de obras del escultor aragonés Pablo Serrano. Además, los visitantes van a poder gozar con las numerosas obras de artistas españoles y extranjeros como Picasso, Nolde, Warhol, Miró o Francis Bacon.
Cuenta con un interesante fondo permanente, así como diversas exposiciones temporales. Además, el IAACC Pablo Serrano ofrece numerosos recursos para los visitantes, entre los que destacan sus visitas comentadas o teatralizadas. Y los amantes de la danza están de enhorabuena, ya que el centro retoma los ensayos de danza abiertos a público de la compañía La Mov. Esta iniciativa permite a los visitantes descubrir el trabajo que realizan la compañía de manera previa a los espectáculos que llevan a cabo sobre el escenario.
Mobility City
El Pabellón Puente es un espectacular edificio horizontal que se levantó para la Exposición Internacional de Zaragoza de 2008. Con una estructura que simula un gladiolo tendido sobre el río y con una longitud total de 270 metros, en su nacimiento cumplía diversas funciones: fue uno de los principales accesos al recinto de la Expo, servía como puente para pasar de una orilla del río a la otra y, también, fue un pabellón que albergó durante el evento la exposición ‘Agua, recurso único’. Es, además un lugar inspirador para los amantes de la arquitectura, ya que su creadora, la iraquí británica Zaha Hadid, destaca por ser la primera mujer en alzarse con el prestigioso premio Pritzker. Hoy alberga el Mobility City, el museo tecnológico de la movilidad del futuro, una iniciativa de Fundación Ibercaja apoyada por el Gobierno de Aragón para darle una segunda vida sostenible al edificio.
Caballito de La Lonja
Nos trasladamos ahora a las inmediaciones de La Lonja para descubrir una estatua que hará las delicias de los más pequeños de la casa. En el Paseo Echegaray y Caballero descubrimos este monumento ecuestre que constituye el particular homenaje de la ciudad al fotógrafo minutero Ángel Cordero. Debemos remontarnos a un siglo atrás cuando Cordero empezó a fotografiar a los niños subidos a su caballito de cartón piedra. Cuando se jubiló, más de 50 años después (corría el año 1978), el Ayuntamiento quiso recordarlo colocando en esa misma ubicación una estatua de bronce de Francisco Rallo, que representa un caballito de cartón, para que niños y adultos puedan seguir sacándose fotos en tan mágico lugar.
Callejón San Lucas
A pocos pasos del Puente de Piedra, en el corazón del Arrabal, nos topamos con el Callejón de Lucas, la única calle cubierta de Zaragoza. Es un rincón muy poco frecuentado por turistas que, sin embargo, dejará a más de uno con la boca abierta. Al cruzarlo se accede a una pequeña manzana de viviendas de ladrillo que mantiene la esencia de la arquitectura popular de la Zaragoza del siglo XVIII.
Tras los pasos de Goya
Zaragoza es la ciudad de Goya y así puede apreciarse en numerosos enclaves de la ciudad. Además de su legado pictórico, se puede realizar alguna excursión que nos lleve tras sus pasos desde que nació (en Fuendetodos, a unos 40 kilómetros) hasta las diversas viviendas que ocupó hasta que se fue de la ciudad con 29 años. Su familia vivió en casas ya desaparecidas (en la calle Morería, Coso 128 y 132 o la plaza de San Pedro Nolasco 3-4), pero en la Plaza de San Miguel 4 sigue en pie el edificio que ocupó entre los años 1768 y 1769.
En definitiva, Zaragoza merece ser paseada y disfrutada sin prisa. Dejándonos seducir por sus rincones más emblemáticos, pero también dejando espacio para la improvisación, ya que, en algunas callejuelas escondidas vas a poder disfrutar de la verdadera esencia de la ciudad maña.
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