El pueblo a menos de una hora de Santander que es considerado uno de los más bonitos del mundo
Descubre un auténtico tesoro rural a tan solo media hora de Santander que te dejará con la boca abierta.
Sabemos de sobra que Santander siempre es un destino perfecto para hacer una escapada en el norte de España. Una capital elegante y hermosa, majestuosa en cualquiera de sus facetas; repleta de impresionantes palacios, playas paradisíacas, paisajes con una naturaleza excepcional y una gastronomía tan rica que cualquiera se enamoraría de la ciudad solo a través de sus platos.
La capital cántabra ofrece múltiples opciones para hacer disfrutar a viajeros y locales por igual. Pero no deja de ser una ciudad concurrida y muy conocida, aunque es difícil decir que conoces Santander solo con unas cuantas visitas. Si vas a pasar unos días en Santander te vendrá bien saber que a menos de una hora en coche, menos incluso de media hora, podrás encontrar un auténtico tesoro rural para desconectar del ajetreo urbano.
Un pueblo de leyenda
Hablamos de Liérganes, un precioso pueblo ubicado en la comarca de Trasmiera, en el corazón de los valles pasiegos, donde desconectar es una obligación. Por cada uno de sus poros se respira tranquilidad y muchas leyendas. Se cuenta que en el año 1674, Francisco de la Vega desapareció un día que se encontraba nadando en la ría con sus amigos. Después de cinco años, unos pescadores encontraron un extraño ser en Cádiz que, pese a parecer un hombre, había desarrollado escamas por su cuerpo.
Sin saber bien a qué se estaban enfrentando y pensando que pudiera ser el mismo diablo, lo llevaron al convento de San Francisco. Allí se exorcizaron e interrogaron, percibiendo que aquel ser había perdido el raciocinio. Tan solo decía una palabra: Liérganes, el pueblo desde donde había llegado. Lo dieron por loco, pero supo regresar a su tierra. Aunque poco duró allí, ya que nueve años más tarde volvió a desaparecer en el mar. En San Vicente de la Barquera dijeron haberle visto. Así nació la leyenda del Hombre Pez.
Muestra de ello es el centro de interpretación en el molino bajo el puente y la escultura de bronce bajo el Puente Mayor, que tratan de dar alguna explicación a esta historia que nunca se sabrá si es leyenda o sucedió realmente. Ese puente sobre el río Miera es precisamente una de las imágenes más reconocidas de Liérganes. Se conoce también como Puente Romano, aunque de romano tiene más bien poco, y servía como conexión entre la comarca de Trasmiera y el camino de Castilla de manera segura.
Arquitectura ecléctica y rica gastronomía
Con apenas dos mil habitantes, su centro histórico es considerado conjunto de Interés Histórico-Artístico Nacional, además de ser oficialmente uno de los Pueblos más Bonitos de España desde 2016. Albergó la primera Real Fábrica de Artillería del país y, aprovechando aquella industria de fabricación de cañones, se fue dando forma al barrio del Mercadillo, que se llenó de casas nobles que han sobrevivido intactas al paso del tiempo.
Su arquitectura es ecléctica, con casonas, palacios indianos, casas barrocas y neoclásicas; y edificios que destacan sobre el resto como el Palacio de La Rañada o Cuesta-Mercadillo, la casa de los Cañones, Setién o las de Rañada y Portilla. Además de una importante industria y una impresionante arquitectura, Liérganes alberga la Fuente Santa, cuyas aguas tienen un fuerte poder curativo y se utilizan para patologías respiratorias o incluso reumatismo.
Como no podía ser de otra manera, este pequeño pueblo cuenta con una preciada gastronomía. Una de las costumbres gastronómicas más extendidas de la zona es merendar chocolate con churros artesanos, así como degustar los dulces típicos, los sacristanes, unos lazos de hojaldre que se cree que importaron los belgas, los corazones con sabor a canela o las rocas del valle de Miera y las Tetas de Liérganes. Belleza e historia rebosan en Liérganes, un auténtico pueblo de leyenda donde parece que todo es posible. Y solo a media hora de Santander.
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