Las mejores vistas de Santander no están en Santander

Desde el famoso Palacio de la Magdalena se divisa una playa a lo lejos, pero, ¿es solo una playa?, ¿no hay allí algo más?

Las mejores vistas de Santander están en un lugar que no es Santander: te contamos dónde.
Las mejores vistas de Santander están en un lugar que no es Santander: te contamos dónde. / Istock / saiko3p

Es sábado y Santander está preciosa, el sol se refleja en todos los rincones dándole luz propia. Hoy es día de disfrutar de la ciudad, pero desde otro ángulo completamente distinto y al que muchos no están acostumbrados. Me dirijo al sitio que llevo conociendo desde que soy pequeña: Los Reginas.  

Desde que tengo memoria soy capaz de saber que Los Reginas van a llevarme a pasar un día increíble gracias a sus barcas, que conectan Santander con Somo. Bajo las escalinatas con mi billete de ida y vuelta, un chico me ayuda a subir a la barca. Busco el sitio adecuado.  

Puerto de Los Reginas, Santander

Embarcadero de Los Reginas, Santander

/ Istock / MarioGuti

Un paseo en barca a Somo

Hay dos tipos de barcas, "las clásicas" y las "no tan clásicas". Las clásicas están bien, pero las que tienen asientos en la parte superior me gustan mucho más. En ellas puedo ir arriba y ver todo mientras la brisa del mar me da en la cara durante todo el viaje, y esas para mí son las mejores. Hoy he tenido la suerte de ir en las "no tan clásicas", y encima va casi vacía, así que me cojo uno de los primeros asientos y la barca inicia su camino a Somo. Cuanto más lejos, mejores vistas tienes de la bahía más bonita del mundo.

Una racha de nordeste empuja a la barca mientras se aleja de Santander. Si tienes suerte acompañará tu viaje una gaviota o dos, que persiguen la barca como si les fuese la vida en ello. Alguna vez se han llegado a ver delfines, pero tienes que tener mucha suerte o viajar mucho en las barcas para verlos. La barca sigue su viaje y ya puedo empezar a decir adiós a Puertochico, el Palacio de Festivales, el Museo Marítimo... Empiezo a ver un montículo de arena, que se va agrandando cada vez más y más según llegas a Pedreña. Siempre pensé que Pedreña se llamaba así porque lo primero que ves de esta localidad son muchas piedras apiladas en el puerto.

Regina  en la bahía de Santander.

Regina en la bahía de Santander.

/ Istock / Jose Luis Alvarez Esteban

Aquí puedes disfrutar de dos cosas esenciales: unas vistas increíbles de la capital Cántabra, y pescado frito en el Chiringuito del Tronky, conocido muy bien por los santanderinos. El viaje en barca no acaba aquí, por qué el montículo de arena que he visto antes, que es la playa del Puntal, se va convirtiendo poco a poco en Somo. Aprovecho al máximo los últimos minutos que me quedan en el barco, veo el puente que conecta Pedreña con Somo, por el que pasan los coches que vienen de Santander, que sinceramente se pierden una experiencia única. Y llego a Somo. Me espera un día increíble. Porque Somo tiene todo lo que puede ofrecerte Santander y está justo enfrente.

Somo, Santander

Somo, Santander

/ Istock / MICHAEL WORKMAN

En Somo hay tantas cosas que hacer. Una chica en caballo se dirige a la playa del puntal para cabalgar un rato, unos cuantos chicos han llegado hace un rato en una furgoneta y se están preparando para hacer surf en la playa, una familia baja junto a mí para disfrutar de un día especial en la playa... Somo es pequeño, apenas tardarías en recorrértelo a pie media hora, pero tiene tanta vida que no parece un pueblo para nada. Muchos santanderinos han escogido este como su lugar de residencia vacacional, que dice mucho teniendo Santander como ciudad principal. Somo es más playa que pueblo. Aquí se hace mucho surf, la playa de Somo tiene buenas olas. Pero también tiene playas para pasar un buen día en familia. El Puntal, que es la que se ve desde Santander es la más conocida, pero donde yo he comido unos buenos tappers de macarrones y he disfrutado más ha sido en la playa de Los Tranquilos, una pequeña playa apartada a la que recuerdo que se llegaba bajando unas dunas un poco peligrosas, pero que curtieron mis piernas los veranos que pase allí.

Playa de Somo, al fondo Santander

Playa de Somo, al fondo Santander

/ Istock / Bepsimage

El día en Somo continúa y llega el momento de comer, y el lugar elegido es Las Quebrantas, uno de los restaurantes más icónicos del pueblo.

No podía irme de Somo sin comer su especialidad: el marisco, como no podía ser de otra manera. Opto por una parrillada que incluye gambas, navajas, almejas y, por supuesto, un delicioso bogavante que se deshace con cada bocado. Cada plato refleja el alma costera de Cantabria, y es un auténtico deleite.

Con el apetito saciado, decido pasear por las calles de Somo. Paro en la heladería por excelencia de Cantabria, Regma, donde elijo un helado de turrón que disfruto mientras recorro el pueblo. El día sigue soleado y las calles, llenas de vida, me invitan a explorar las tiendas artesanales de surf. Estas tiendas locales, llenas de tablas hechas a mano y ropa de estilo surfero, reflejan la esencia de este lugar, profundamente conectado con el mar y su cultura.

Atardecer en la playa de Somo, al fondo el Palacio de la Magdalena en Santander

Atardecer en la playa de Somo, al fondo el Palacio de la Magdalena en Santander

/ Istock / Taha Sayeh

El sol empieza a descender, pintando el cielo de tonos cálidos, y sé que es hora de volver. Me dirijo al embarcadero, donde los Reginas están listos para llevarme de regreso a Santander. Mientras la barca se aleja de Somo, miro una última vez las olas, las dunas y el horizonte que se desvanece, llevándome conmigo el recuerdo de un día perfecto, sabiendo que siempre habrá una próxima vez.

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