La playa más pequeña del mundo está en Asturias: una joya salada cien metros tierra adentro
Muy cerquita de Llanes encontramos esta playa cuyo nombre nos produce una conmovedora eufonía. Y es que no nos digáis que no es cuqui el nombre de Gulpiyuri.
Las playas más bonitas de Asturias, un paseo por una belleza sorprendente.
Llegas a la playa, metes los pies en el agua, fría, ya que no estamos en el Mediterráneo y miras al horizonte. En ese momento el cerebro empieza a cortocircuitar porque, en el lugar en el que se debería situar el horizonte, con un mar infinito, nos encontramos con una mole kárstica. Y es que la playa más pequeña del mundo, es una joya salada cien metros tierra adentro. Bienvenidos a la playa de Gulpiyuri, en Asturias.
Antes de descubrir la playa de Gulpiyuri (que está entre las 26 mejores del mundo, según unos prestigiosos premios), es interesante indagar un poco sobre su nombre. Y es que esta palabra de nombre astur significa ‘círculo pequeño’, un término muy acertado si tenemos en cuenta las características de esta joya.
Descubriendo la playa de Gulpiyuri
La playa de Gulpiyuri, la más pequeña del mundo, se encuentra en el concejo asturiano de Llanes, al norte del pueblo de Naves. Sus dimensiones parecen más las de una piscina que de una playa, ya que mide 50 metros de largo y 30 de ancho, con las distintas variaciones provocadas por las mareas.
Su belleza prístina es indudable y le ha valido el reconocimiento como monumento natural, además de formar parte del Paisaje Protegido de la Costa Oriental de Asturias. Y, como solo se puede acceder a pie, su aislamiento ha permitido que se siga manteniendo en un excelente estado de conservación. Además, por sus características, se encuentra muy resguardada del viento.
El viajero que pretenda hacerse unos cuantos largos en el mar y visite Gulpiyuri quizá se pueda sentir algo frustrado, ya que la profundidad y el tamaño de la zona de agua solo permite un remojón en posición horizontal. Eso sí, suficiente para aplacar el calor y disfrutar de un panorama único.
Llegar a la playa de Gulpiyuri es relativamente sencillo y no hace falta una excelente condición física. Nada que ver, por ejemplo, con la travesía que tiene por delante el viajero que quiere acceder a la famosa Cala Mitjana mallorquina. Y es que, en el caso de la playa balear hay que recorrer algo más de dos kilómetros por un sendero algo complicado. En Asturias, en cambio, solo hay que andar alrededor de un kilómetro y bastará con llevar agua, protección solar y un calzado cómodo.
¿Cómo se formó la playa más pequeña del mundo?
La peculiaridad de esta playa es que se sitúa tierra adentro, enmarcada entre verdes prados agrícolas. El mar creó una cueva hacia el interior y cuando el fondo de la cueva se hundió, dejó un pequeño hueco circular a unos 100 metros de la costa. Este fenómeno kárstico puede recordar, de alguna manera, a los impresionantes cenotes de Yucatán, una fascinante red subterránea interconectada.
La playa de Gulpiyuri, aunque tierra adentro, sigue conectada al mar, recibiendo su agua salada a través de una grieta subterránea y es una auténtica fantasía para pasar una fantástica jornada familiar. Un pequeño paseo para estirar las piernas y, tras media hora (bastante menos si se va sin niños y no se tienen que hacer 453 paradas técnicas), llegaremos a un escenario idílico.
Como su profundidad es mínima, los más pequeños de la casa podrán estar a remojo sin correr ningún riesgo, pero se hace imprescindible (como cada verano) advertir a los padres que nunca deben perder de vista a sus hijos. La arena es clara y gruesa, ideal para jugar y hacer castillos y los fuertes vientos no serán un problema, ya que los acantilados que rodean Gulpiyuri hacen de parapeto contra ellos.
En definitiva, la playa más pequeña del mundo es una joya única que merece ser descubierta. Y, ahora que es momento de ir planificando las vacaciones, podemos marcar el pueblo de Naves y Gulpiyuri entre los sitios que sí o sí conviene visitar este verano.
Síguele la pista
Lo último