Los mejores atardeceres de España: un verano eterno mirando al sol

El verano es para la contemplación, para relajarse y para olvidarse de las prisas, y no hay mejor manera de disfrutar que con un atardecer de fondo.

Los paisajes en España cuentan con un atractivo superior cuando se pone el sol
Los paisajes en España cuentan con un atractivo superior cuando se pone el sol / Istock / Juergen Sack

Ir a ver el atardecer es uno de los planes más apetecibles del verano. No importa dónde esté uno, siempre se encuentra un lugar perfecto. Desde la playa hasta el centro de la ciudad o en lo alto de una montaña. El ser humano puede descubrir la belleza cada tarde en algo tan simple y ordinario como una puesta de sol. De hecho existe incluso una condición llamada opacarofilia, por la que se siente una fascinación genuina por el atardecer. Los exploradores que 'sufren' tal condición están de suerte si viven o veranean en España, pues el país cuenta con un sinfín de ubicaciones desde las que deleitarse con esos cielos que se tiñen de malva, rosa y naranja.

Cabo Mayor en Cueto

Es probable que los paisajes en los que se recorta la figura de un faro en un saliente de tierra que flota en el mar sea uno de los más idílicos para contemplar el atardecer. En la localidad de Cueto, al norte de Santander, se encuentra Cabo Mayor. Sobre él, con más de 30 metros de altura, el faro más imponente de Cantabria. En el ascenso hacia el faro se erige un monumento a los Caídos en la Guerra Civil y un mirador, desde donde la panorámica tiene una belleza sin parangón.

La puesta de sol en Cabo Mayor, Cantabria

La puesta de sol en Cabo Mayor, Cantabria

/ Istock / Daniel Carpio

Catedral de la Almudena de Madrid

La Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Santa María la Real de la Almudena, más conocida como la catedral de la Almudena, es el templo religioso más famoso de la capital española. Aunque se construyó hace relativamente poco, entre los siglos XIX y XX, ya ha albergado celebraciones relevantes como la boda de Felipe VI y Letizia Ortiz en 2004 o los funerales de Calvo-Sotelo en 2008 y Adolfo Suárez en 2014. La sede episcopal de Madrid se extiende por 102 metros de longitud y 73 de altura y se impone como una de las más bonitas de España.

Los colores del cielo se mezclan con la majestuosa catedral de la Almudena madrileña

Los colores del cielo se mezclan con la majestuosa catedral de la Almudena madrileña

/ Istock / Krivinis

La costa de Cadaqués

Cadaqués es quizá el pueblo blanco gerundense por excelencia. Cuenta además con el añadido de que era el lugar favorito del artista Salvador Dalí en todo el mundo, pues su familia tenía una segunda residencia donde se pasaban largas temporadas. Allí está se recuerda su relación con el pueblo a través de su casa o el paraje d'Es llaner. Que haya sido un imán para artistas, con una sensibilidad especial para la belleza, no es ninguna casualidad: en todas las listas de los pueblos más bonitos de España o Cataluña siempre aparece Cadaqués -la Inteligencia Artificial también lo tiene claro-.

El atardecer en Cadaqués es de los más bonitos de la costa española

El atardecer en Cadaqués es de los más bonitos de la costa española

/ Istock / xavierarnau

Molinos de viento en Campo de Criptana

Los gigantes contra los que luchó el hidalgo don Quijote durante sus aventuras por La Mancha eran ni más ni menos que los de Campo de Criptana. Ante los modernos molinos formados por cuatro palos, este espléndido conjunto se alza como patrimonio industrial y Bien de Interés Cultural, con una estepa amarillenta tan típica de la zona como telón de fondo. Los más antiguos son Sardinero, Burleta e Infante, en pie desde el siglo XVI, y los más modernos, del 1900, Inca Garcilaso, Cariari, Vicente Huidobro, Pilón, Lagarto, Culebro y Poyatos.

La silueta de los molinos de Campo de Criptana se recorta al atardecer

La silueta de los molinos de Campo de Criptana se recorta al atardecer

/ Istock / aluxum

Costa Barrika en País Vasco

A tan solo 25 kilómetros de Bilbao se abre paso una playa salvaje de 600 metros de longitud rodeada de espectaculares acantilados de vértigo. Se ubica en el pueblo homónimo, con unos 1.500 habitantes y el sobrenombre de 'anteiglesia'. Cuando sube la marea desaparece por completo, pero sus olas atraen a los surfistas mientras que su carácter secreto y oculto llama la atención de los nudistas. A la zona de arena y piedras se accede descendiendo por unos escalones cuando se puede.

No hay nada mejor que un atardecer en la costa de Barrika

No hay nada mejor que un atardecer en la costa de Barrika

/ Istock / DieterMeyrl

Punta Nati en Menorca

La zona de Punta Nati es conocida como la Menorca seca, puesto que la vegetación es escasa y muy baja y destaca la presencia de la alcaparrera. Se trata de un terreno diferente con respecto al resto de la isla. Sobre uno de los magníficos acantilados se erige el faro de Punta Nati, también conocido como Farola Nova y construido por los franceses en 1913. Aquel lugar fue testigo de un fatídico naufragio en el que fallecieron más de 150 personas, pero, paradójicamente, es desde allí donde se contemplan los mejores atardeceres de la isla, con Mallorca en el horizonte.

Punta Nati es uno de los lugares más bonitos para contemplar el atardecer en Menorca

Punta Nati es uno de los lugares más bonitos para contemplar el atardecer en Menorca

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Parque Natural de la Albufera en Valencia

Parece mentira que a tan solo diez kilómetros de la ciudad se encuentre un oasis de tal belleza, lleno de naturaleza, rodeado de arrozales y bosques, aguas por las que pasear en barco y unos atardeceres de ensueño. Se dice también que es el lugar donde se inventó la paella, el culmen de la gastronomía valenciana. Aunque también se pueden degustar otros platos típicos en el poblado de El Palmar como el all-i-pebre o la llisa adobada.

El sol se posa sobre el agua del Parque Natural de la Albufera de Valencia

El sol se posa sobre el agua del Parque Natural de la Albufera de Valencia

/ Istock / rbf0069

Pese a que las zonas de playa suelen ser las favoritas para disfrutar de los atardeceres, está más que claro que no existe un solo lugar perfecto para ello. Desde el centro de la ciudad hasta los parques naturales, en un pueblo típico manchego o en lo alto de una colina. Lo importante es encontrar un cielo despejado en el que los colores se mezclen al tiempo que se despide el día para dar paso a la noche más profunda.

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