El mejor pueblo al que viajar en 2024: una joya por descubrir de Extremadura

Extremadura, la eterna olvidada, se merece por fin el protagonismo que históricamente se le ha negado. Paisajes paradisíacos, gastronomía de calidad, presupuestos aptos para todos los bolsillos, pueblos pequeños y grandes ciudades... El Valle de Ambroz aguarda con paciencia mientras se conoce su capital: Hervás, un pueblo medieval y al mismo tiempo sefardí. Uno de los pocos lugares de España -si no el único- con una fortificación templaria, arquitectura medieval y uno de los barrios judíos mejor conservados del país. Visitar Hervás, por tanto, es hacer no solo uno sino varios viajes al pasado.

A dos horas y media de Madrid, una de Salamanca y media de Plasencia, es el destino perfecto para estar tranquilo y no sentirse aislado. El entorno natural que lo rodea es un lugar de constrastes que puede recorrerse a pie, en bicicleta, pero siempre con una cámara en la mano. Árboles centenarios presiden el paseo que siempre desemboca en el río que da nombre al valle, de aguas termales que ya utilizaban los romanos hace más de dos mil años. Sus orillas sirven también para delimitar los dos márgenes de Hervás, separando la judería del resto del pueblo.

Convivencia judeocristiana

Fueron 45 familias las que formaron parte de la comunidad sefardí que desapareció de un plumazo en 1492, aunque muchos regresaron con los años. Hay calles que aún exhiben orgullosas la estrella David característica de los judíos, en un entramado de locales que en su día fueron talleres y que hoy conservan los nombres como muestra de ello: calle del Rabilero, de la Amistad Judeo Cristiana, callejón de los Cofrades o de la Sinagoga. Este 2024, además, se cumplen 55 años desde que la judería fue declarada Conjunto Histórico Artístico.

Su estructura es medieval con algunos elementos árabes donde las casas están construidas en piedra, adobe y madera de castaño. Para celebrar su patrimonio histórico, todos los meses de julio se representa junto al río una obra teatral en honor a Los Conversos, cuando la sopa dulce y los nuégados heredados de la cultura judía comparten mesa con la cazuela o los zorongollos típicos cacereños. Muy bien escondida entre sus estrechas callejuelas está la Travesía del Moral, declarada una de las más estrechas del mundo y con una anchura de medio metro.

Un pequeño pueblo con mil cosas que hacer

Unos meses más tarde se celebra el ya célebre Otoño Mágico, que promueve excursiones por la zona hasta la cascada de La Chorrera o por la Vía Verde-Camino Natural de la Plata. En esta época, el calor se despide dando paso a las lluvias, las primeras setas y los tonos anaranjados que toman los castaños antes de desnudarse por completo. Pero algo que no entiende de estaciones es el patrimonio arquitectónico, que puede disfrutarse en cualquier momento, sin que el clima sea un problema: la ermita del Cristo de la Salud, el Puente Pedregoso o el Puente medieval de la Fuente Chiquita.

La Iglesia de Santa María, en lo más alto de Hervás, fue un bastión de castillo templario y ofrece unas vistas espectaculares. La otra iglesia que debe estar en la hoja de ruta es la de San Juan Bautista, antiguamente Convento de los Padres Trinitarios. El hospital franciscano sirve actualmente de ayuntamiento, lo que hace que el edificio resulte un tanto impresionante. Otro edificio al que ya no se da el uso que tenía originalmente es el Palacio de los Dávila, hoy museo de la obra del matrimonio formado por Enrique Pérez Comendador y Magdalena Leroux.

Nada tiene que envidiar Hervás a esos pueblos del norte de España que no dejan de estar concurridos prácticamente nunca y que quizá este año necesiten un respiro. Un municipio curioso cuanto menos, que alberga incluso un Museo de la Moto y el Coche Clásico con mirador incluido que construyó un vecino amante del motor. Así es Hervás, única en sí misma, sorprendente y relajante a partes iguales. El mejor pueblo que visitar en 2024 (y en cualquier momento de tu vida).