La mejor playa a la que viajar en julio: solitaria y con atardeceres de infarto en el norte de Tenerife
Si estás buscando una playa escondida en la que no haya apenas bañistas, esta del norte de Tenerife es un auténtico remanso de paz.
Encontrar una playa desierta en Tenerife en pleno mes de julio podría parecer una misión imposible, ya que la isla canaria es uno de los principales destinos elegidos tanto por viajeros nacionales como extranjeros. Ahora bien, como dice el refrán, haberlas, haylas y solo es cuestión de saber por dónde moverse para encontrar las playas más exóticas de la isla.
Tenerife en verano siempre es un buen plan. El viajero puede disfrutar de pueblos que parecen sacados de una película Disney, pedalear por paisajes únicos, o sorprenderse al contemplar algunos rincones inesperados. Ahora bien, la joya de la corona son sus playas, tanto de arena blanca como las volcánicas que ofrecen un panorama único.
Y, precisamente si prestamos atención a las playas de Tenerife, descubrimos la mejor playa que podemos visitar en julio, solitaria y en la que disfrutar de un atardecer de infarto en la zona norte de la isla. Bienvenidos a la playa de Benijo.
Situada en el Parque Rural de Anaga, la playa se muestra imponente tras un viaje en carretera a través de un paisaje dominado por laurisilva y unas vistas espectaculares del Atlántico. No hay en Benijo ni tiendas, ni duchas, ni turistas. Tan solo algún viajero que llega a este paraíso en busca de paz y tranquilidad en un entorno virgen.
La arena negra de esta pequeña playa de unos 300 metros y el paisaje salpicado de rocas volcánicas convierten la zona en un paisaje único. Debe saber el explorador que hay algunos tramos nudistas y la opción más recomendable si se quiere pasar el día es llevarse la propia comida a la playa; una buena opción si se quiere aguantar hasta el ocaso, que nos permitirá gozar de las últimas luces del día cayendo sobre las rocas de Benijo.
Cómo llegar a la Playa Benijo
La única forma de llegar a la playa Benijo es en coche a través de la carretera 134. Una vez que se llega hasta el restaurante El Mirador hay que aparcar el coche y prepararse para una ruta de unos 15 minutos de duración y un camino repleto de escalones. Un esfuerzo que se verá recompensado cuando se pise la desértica playa de arena negra.
Es importante que el bañista no se deje llevar por la espectacularidad de la playa de Benijo, ya que sus aguas pueden llegar a ser peligrosas. La marea condiciona la forma de este paraíso; en pleamar, apenas hay arena donde poner la toalla, mientras que, en bajamar, el arenal recobra toda su extensión y la playa se convierte en una imagen de postal.
En definitiva, si tienes la suerte de pasar unos días en Tenerife este mes de julio, es interesante que te acerques a las inmediaciones del pueblo de Taganana y allí, entre el Roque Benijo y el Roque La Rapadura, vas a poder disfrutar de una playa solitaria en la que contemplar unos atardeceres de infarto.
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