La mejor playa del mundo es española: preciosa, pero repleta de cangrejos

Esta playa, venerada como una de las más bonitas del mundo, es un tesoro que todo el mundo debería visitar una vez en la vida.

Uno de los grandes paraísos de España.
Uno de los grandes paraísos de España. / Istock / arousa

La idílica playa de Rodas, ubicada en las Islas Cíes de Galicia, ha sido venerada como una de las mejores playas del mundo. Medios internacionales tan importantes como 'The Guardian' le otorgaron este reconocimiento por su arena blanca y fina, sus aguas cristalinas y el entorno natural protegido en el que se emplaza. Sin embargo, este paraíso ha experimentado recientemente un fenómeno curioso que ha llamado la atención de todos los viajeros que se han acercado hasta ella: hay una invasión masiva de cangrejos pelágicos. 

Las Islas Cíes tienen unas de las playas más bonitas de España, y del mundo.

Las Islas Cíes tienen unas de las playas más bonitas de España, y del mundo.

/ Istock / LuisPortugal

Estos peculiares cangrejos, que normalmente habitan en aguas profundas, han aparecido en grandes cantidades en la playa, creando una escena inusual pero tremendamente única. Los expertos señalan que este comportamiento puede estar relacionado con cambios en las condiciones climáticas y las corrientes marinas. ¿La razón? Que las aguas más cálidas podrían estar desplazando a estos crustáceos hacia zonas menos usuales a las que se acostumbra, como es el ejemplo de las costas gallegas.

Playa do Bolos, en las Islas Cíes.

Playa do Bolos, en las Islas Cíes.

/ Istock / GAPS

No solo en la playa de Rodas

El fenómeno no se limita únicamente a la playa de Rodas. Otras playas de Galicia, como Praia América, Samil y Camposancos, también se han visto repletas de cangrejos pelágicos en sus lindes. Un aumento repentino de la población de estos coquetos animales que ha causado diferentes posturas al respecto: algunos opinan que es un espectáculo natural único, pero los científicos y expertos afirman que estos podrían estar afectando a la biodiversidad local y a la experiencia de los viajeros que se acercan a sus costas, haciendo se sus aguas un lugar más hostil para el baño.

La Playa de Rodas, Islas Cíes.

La Playa de Rodas, Islas Cíes.

/ Istock / LUNAMARINA

Aunque también es cierto que el avistamiento de estos cangrejos, para muchos turistas, se ha convertido en un nuevo atractivo: el de tener la oportunidad de ver de cerca a grandes colonias de estas criaturas marinas. Por otra parte, los expertos en vida marina siguen monitoreando de cerca la situación para asegurarse de que esto no suponga un efecto adverso en el ecosistema de la tran preciada y frágil costa gallega y, en especial, la de las Islas Cíes.

Las Islas Cíes: un paraíso gallego

A pesar de esta invasión, las Islas Cíes continúan siendo un destino único en España (y en el mundo). Estas vírgenes islas ubicadas en plena ría forman parte del Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas, un lugar conocido y venerado por su rica biodiversidad, por sus rutas de senderismo con algunos de los miradores más espectaculares de España y por todo lo que ofrece un chapuzón en sus costas, en la que es muy popular las jornadas de esnórkel en las que maravillarse con sus fondos.

Este parque, además, mantiene un estricto control en el número de visitantes que pueden visitarlo cada verano en temporada alta, con el fin de preservar el delicado equilibrio ecológico de las islas. Y es que estas islas, y podrá afirmarlo cualquier viajero que se precie, son unas de las más bonitas que van a poder presenciar tus ojos: pero ojo, es importante poner de manifiesto la conservación y la adaptación de estas mismas con los drásticos cambios medioambientales.

Aún con cangrejos, o sin ellos, la playa de Rodas sigue siendo una joyita que, creemos, todos los viajeros deberían visitar una vez en la vida. Y si son necesarios unos centenares de cangrejos para darse cuenta de que tenemos que cambiar las cosas para poder seguir disfrutando de los paraísos terrestres de nuestro país, pues mejor que mejor.

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