7 paradas imprescindibles en Toledo: del Alcázar a San Juan de los Reyes

“Construida sobre una empinada roca bordeada por el río Tajo, Toledo resalta contra un cielo tormentoso y evoca una de las visiones de El Greco, o arde bajo un sol canicular que golpea sus colinas desnudas en el campo circundante.” Así comenzaba el Icomos, Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, su informe para incluir a Toledo en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Una imagen plástica y cabal de la ciudad que acabaría haciendo gala de la coexistencia de musulmanes, judíos y cristianos, que empezó albergando un palacio romano y acabó siendo capital imperial con Carlos V. Su Escuela de Traductores la convirtió en el centro intelectual europeo en torno al siglo XII y El Greco, en centro artístico entre los siglos XVI y XVII. 

Actualmente sede del Museo del Ejército y de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, en su ubicación es donde se encontraba el palacio romano del siglo III. Su patio es la pieza más monumental del conjunto, reconstruido tras su parcial destrucción durante la Guerra Civil. 

Monumento Nacional desde 1921, y situado a los pies del castillo de San Servando y junto a la Puerta de Alcántara, el puente es de origen romano, pero fue sometido a reconstrucciones en los siglos X, XIII… y hasta en el XVIII, cuando su torreón oriental fue reemplazado por un arco barroco. 

Empezó a construirse en 1226 sobre los cimientos de la catedral visigoda del siglo VI, que fue utilizada como mezquita. Hoy el visitante puede curiosear en todos sus rincones gracias a una experiencia nocturna de luz, sonido y videomapping llamada Lumina como inicio de las conmemoraciones por el octavo centenario del templo. 

De origen musulmán, también fue reconstruida bajo los reinados de Carlos V y Felipe II. Está formada por dos cuerpos, entre los que se intercala una plaza de armas. Su arco lo corona el escudo imperial de la ciudad. 

Tras una reparación, esta estatua de Cervantes creada por Óscar Alvariño regresó el año pasado a situarse bajo el Arco de la Sangre. Este arco, que estaba integrado en una muralla interior árabe que rodeaba Toledo y que aguantó los envites de la Guerra Civil, es una de las entradas y salidas a la famosa plaza de Zocodover. 

El que iba a ser el mausoleo de los Reyes Católicos es una de las muestras más valiosas del estilo gótico isabelino. Ideado por el arquitecto Juan Guas, su bello claustro se construyó ya tras su muerte. 

Ejemplo de la arquitectura hispano-musulmana y mudéjar es esta mezquita del siglo X, de época califal, que acabó siendo transformada en iglesia. Sus 12 arcos de herradura entrelazados son uno de los tesoros de este monumento, el más antiguo en pie de la ciudad.