De trabucos y contrabandistas, 6 pagos de la Serranía de Ronda

Bosques de castaños, pinsapos, valles, riscos, tradición, leyendas... se esconden en la Serranía de Ronda. Unas tierras de contrabandistas, bandoleros y bandidos justicieros, pero también de escritores y viajeros aventureros. La serranía de Ronda enamora por su exuberancia y su belleza además de por sus leyendas.

Serranía de Ronda
Serranía de Ronda / Jurgen Feuerer

Las imágenes rondeñas están cuajadas de estampas de bandidos justicieros que conocían el terreno mejor que los cartógrafos. La hostil y compleja orografía de la serranía de Ronda ha propiciado todo tipo de leyendas que han llegado hasta hoy por una eficaz tradición oral. Decir Ronda es hablar de trabucos y contrabandistas, de modernos Robín Hood como el Tempranillo, de justicieros de vena social como el célebre Pasos Largos, y de personajes raciales como Flores Arocha. Su intensa vida de leyenda les ha dado un espacio en el Museo del Bandolero, donde los mitos también contribuyen a la historia. La Serranía de Ronda es un atractivo y heterogéneo rincón montañoso que, lleno de encanto y magia, se extiende al suroeste de la provincia de Málaga.

En el pasado encandiló a naturalistas, a aventureros, a poetas, a artistas y a escritores de vena romántica. Hoy debería ser un hito para los viajeros con tiempo, los que quieren descubrir otras andalucías. La Serranía de Ronda está cuajada de historias y leyendas de montaña, que fueron protagonizadas por bandoleros, toreros y contrabandistas. Son historias que surgen en una ruta que arranca en la monumental Ronda y que recorre los dos espectaculares valles de la serranía, el del río Genal y el del Guadiaro. Es la Ronda de dinastías como las de los Romero y los Ordoñez, de corrida goyesca y de literatos. Es la tierra que enamoró a James Joyce, a Jorge Luis Borges, a Rainer María Rilke, e incluso a Orson Welles, cuyas cenizas descansan en campo rondeño.

Esta serranía también cuenta con un parque natural muy ligado a la zona, la Sierra de Las Nieves. Afiladas aristas, rocas grisáceas, simas profundas y barrancos de vértigo, transcurren entre vegetación mediterránea y exuberantes paisajes alpinos. Aquí crece el pinsapo, un raro abeto que solo existe en las vecinas sierra Bermeja y Grazalema y en la ciudad marroquí de Chauen. Esta zona de trabucos y contrabandista, también es el edén para los espeleólogos, porque en Las Nieves está la tercera sima del mundo en profundidad, la sima GEMS.

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