El Tíbet de Portugal: terrazas verdes y espiritualidad lusa

El viajero que quiera contemplar unos parajes similares a los del Tíbet ya no debe viajar hasta el ‘techo del mundo’; basta acercarse hasta nuestro país vecino, para descubrir una pequeña aldea que destaca por su magnífico paisaje verde en terrazas.

¿El Tíbet? No, una pequeña aldea portuguesa.
¿El Tíbet? No, una pequeña aldea portuguesa. / Istock / homydesign

Para llegar hasta el Tíbet, el viajero que salga desde España debe recorrer unos 8.296 kilómetros, un largo camino para descubrir la cuna de la espiritualidad. Ahora bien, si se quiere disfrutar de paisajes tan parecidos a los que se pueden contemplar en la cordillera del Himalaya, pero sin salir de la Península Ibérica, es posible hacerlo en una pequeña aldea al norte de Portugal. ¡Y a menos de 600 kilómetros de Madrid!

En el Tíbet, el viajero descubre impresionantes paisajes verdes, lagos sagrados a 5.000 metros de altura, montañas que acarician el cielo, como el mítico Everest, o monasterios y palacios que son una buena representación de su religión, cultura y patrimonio.

Mirador de las Terrazas, Sistelo.

Mirador de las Terrazas, Sistelo.

/ Istock / AnaMOMarques

Ponemos ahora rumbo al norte de Portugal para descubrir Sistelo, un pequeño pueblo de menos de 300 habitantes situado en el municipio de Arcos de Valdevez que, desde hace décadas, recibe el sobrenombre del Tíbet portugués.

Sistelo, una belleza reconocida

Sistelo se encuentra situado en el único Parque Nacional de Portugal, el Peneda-Gerês. Y allí, junto al nacimiento de uno de sus numerosos ríos, descubrimos un magnífico paisaje teñido de verde y compuesto por terrazas en diferentes niveles que nos trasladan directamente al Tíbet.

Espigueiros (secaderos de maiz) en Sistelo, Portugal.

Espigueiros (secaderos de maiz) en Sistelo, Portugal.

/ Istock / estivillml

Pese a ser todavía algo desconocido para el viajero internacional, Sistelo ya goza de amplio reconocimiento, ya que hace algo más de un lustro fue proclamado monumento nacional. Y, ojo, ya que es la primera vez que un pueblo portugués recibe la clasificación de patrimonio cultural y natural en su conjunto. También ha sido uno de los pueblos ganadores del concurso Maravillas de Portugal, que viene a ser como los Pueblos más bonitos de España, que cada año, incorporan nuevas poblaciones a su larga lista.

Llega el momento de poner un pie en este pequeño pueblo dedicado a la agricultura y ganadería. Paseando por sus calles descubrimos, a primera vista, suelos de piedra desgastados debido al paso de carretas a lo largo de los siglos. También encontramos sus típicas casas podemos encontrar sus típicas casas, así como numerosas construcciones como molinos o lavaderos.

Iglesia de Cristo, en la aldea de Sistelo, al norte de Portugal.

Iglesia de Cristo, en la aldea de Sistelo, al norte de Portugal.

/ Istock / AnaMOMarques

Los hórreos, que aquí se llaman espigueiros, también forman parte del paisaje de Sistelo y nos recuerdan la cercanía a Galicia, que cuenta con más de 30.000 hórreos diseminados por toda su geografía. Aquí se utilizan, fundamentalmente, para secar cereales como el trigo y cada casa cuenta con espigueiro propio.

Continuamos nuestro recorrido por el pequeño Tíbet portugués para descubrir su castillo, que, en realidad, cumplió más la función de palacio. El vizconde de Sistelo, Manuel António Gonçalves Roque, mandó construir esta particular morada en donde poder pasar sus días tras volver de Brasil, donde trabajó como director del Banco de Crédito Real.

Puente de piedra en Sistelo, Portugal.

Puente de piedra en Sistelo, Portugal.

/ Istock / francisco crusat

El castillo, construido a finales del siglo XIX, tiene una planta rectangular, con dos torres en forma de almenas y aire renacentista. Actualmente, en su interior se puede visitar el Centro de Interpretación del Paisaje Cultural, una especie de oficina de turismo que promociona todas las actividades de ocio y sitios de interés de la zona.

El viajero que llega a Sistelo tampoco puede dejar de ver su iglesia parroquial y su cementerio (que nada tiene que envidiar a algunos de los más bonitos de Europa), en cuyo interior descubrimos el sepulcro neoclásico donde está enterrado el primer vizconde del pueblo. También son imprescindibles sus múltiples miradores (desde los que descubrir la espectacularidad de las verdes terrazas), varios lavaderos de piedra e, incluso, un puente romano sobre el río Vez.

Descubrir el Tíbet portugués es una delicia para los sentidos que debe culminar con una magnífica ruta senderista conocida como 'Trilho das Brandas de Sistelo', que a lo largo de sus 9 kilómetros nos muestra uno de los senderos más bonitos de Portugal.

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