Schloss Glopper.
Schloss Glopper. / Michael Nussbaumer

Schloss Glopper: de castillo medieval a hotel de cinco estrellas

Enclavado en lo alto de una colina en tierra de frontera, esta antigua fortaleza medieval deslumbra hoy por sus lujosas estancias y un entorno de belleza cautivadora.

A finales del siglo XIX, antes de convertirse en una de las figuras más representativas del expresionismo alemán, el pintor Emil Nolde trabajaba como profesor en la Escuela de Diseño de Comercio e Industria de St-Gallen, en Suiza. En una de sus escapadas por la región, el artista visitó la localidad austriaca de Hohenems y allí quedó cautivado por la estampa imponente del castillo de Neu-Ems –también conocido como castillo de Glopper–, hasta el punto que acabó inmortalizándolo en uno de sus lienzos, fechado en 1894. En aquellas fechas, la antigua fortaleza estaba parcialmente en ruinas, pero conservaba todo el encanto y la capacidad de fascinación de un enclave cincelado por el paso de los siglos y no pocos avatares históricos. Poco podía imaginar entonces el artista germano-danés que, poco más de un siglo más tarde, aquella antiquísima fortaleza medieval acabaría convirtiéndose en un lujoso y exclusivo hotel visitado por huéspedes procedentes de todo el mundo.

Schloss Glopper.

Schloss Glopper.

/ Michael Nussbaumer

Situada en la localidad de Hohenems, en el extremo más occidental del estado de Vorarlberg, justo en la frontera con Suiza, Liechtenstein y Alemania, y a un paso del bello lago Constanza, los orígenes de la antigua fortaleza se remontan a 1343, cuando el emperador Luis el Bávaro concedió permiso a Ulrich von Ems para levantar un castillo en lo alto de una colina que permitía vigilar toda la región, un enclave estratégico en el que el noble medieval se refugió con su familia en aquellos tiempos oscuros y peligrosos.

Con el paso de las centurias la fortaleza fue cambiando de manos y vivió múltiples modificaciones y ampliaciones –perteneció, entre otras muchas figuras de la aristocracia y la nobleza, a la emperatriz María Teresa–, y, ya a comienzos del siglo XX, fue la residencia del cardenal Achille Damiano Ambrogio Ratti, que años más tarde se convertiría en el papa Pío XI. Entre sus muros, el futuro pontífice escribió una biografía de san Carlos Borromeo y su hermana Hortensia, madre de uno de los propietarios del castillo y constructor de una capilla ubicada en la torre de la construcción.

Ya en la segunda mitad del siglo XX, el castillo de Glopper pasó a manos del conde Francisco José, quien, junto a su esposa Priscilla, la condesa de Schönborn-Wiesentheid, convirtió parte del recinto en dos apartamentos en alquiler. Décadas más tarde, en 2016, el actual propietario del castillo, el conde Franz Clemens, decidió restaurar la fortaleza y, tras más de un año de reformas, el complejo abrió de nuevo sus puertas convertido en un Luxury Secret Escape de cinco estrellas, un lujoso establecimiento hotelero que hoy recibe a visitantes de todo el globo.

Vista de los Alpes austriacos.

Vista de los Alpes austriacos.

/ Istock / Kemter/iStock

Entre sus confortables y exclusivas estancias cuenta con dos exclusivas suites (Emser y Jäger) de 120 y 75 metros cuadrados respectivamente, provistas de cocina, salón, dormitorios independientes e incluso servicio opcional de cocinero y chófer en exclusiva. Además, el hotel cuenta también con una agradable terraza para disfrutar de una agradable comida al aire libre, así como de una sala de ocio (el Grand Salon) provista de billar, centro de entretenimiento y servicio de catering.



Hoy el castillo de Glopper es uno de esos establecimientos que, gracias a su atractivo, historia y encanto singular, justifican un viaje por sí mismos, pero, además, sus alrededores ofrecen una variada oferta de experiencias que complementan a la perfección una escapada a este bello rincón austriaco vigilado por el vistoso fortín. Además de contar con unas vistas espectaculares de la región –el valle del Rin, el lago de Constanza y los imponentes Alpes de Vorarlberg se divisan desde el enclave–, la zona próxima al castillo permite disfrutar de encantadoras rutas de senderismo, recorrer circuitos de ciclismo alpino o practicar deportes de invierno como el esquí de travesía, rutas por glaciares o pintorescos paseos en trineo. Sin duda, el complemento perfecto para una estancia exclusiva en un entorno con un fascinante pasado y parajes naturales sobrados de encanto.

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