Bienvenidos a Santa Cruz del Islote, la isla más poblada del mundo

En Santa Cruz del Islote todo el mundo se conoce y forma una gran familia; de hecho, hay tan solo seis apellidos en la isla y algo más de un centenar de viviendas que acogen a sus habitantes. Según el censo realizado en 2020, viven en torno a las 780 personas, aunque la realidad es que resulta difícil contrastar el dato, ya que oscila entre las 400 y las más de 1.200. Sea como fuere, bienvenidos a la isla más poblada del mundo.

Con un tamaño similar al de un campo de fútbol, en esta isla artificial la convivencia es básica, ya que tan solo hay cuatro calles principales en las que los vecinos se encuentran continuamente a lo largo del día. Pero antes de descubrir cómo es la vida en Santa Cruz del Islote, debemos remontarnos a sus orígenes. ¿Quieres descubrirlos?

Una isla artificial

A unas dos horas en barco desde Cartagena de Indias descubrimos este islote artificial formado por coral, escombros y piedras allá por 1870. Y lo que fue un primer asentamiento para los pescadores que hacían noche cuando estaban faenando, se acabó convirtiendo con el paso de los años en el hogar de diversas familias. Actualmente hay tan solo seis apellidos en la isla, por lo que la mayoría de habitantes tienen vínculos familiares.

Una de las cosas que más llama la atención en Santa Cruz del Islote es la gran cantidad de población infantil, más de la mitad según las estadísticas. También choca no encontrar coches y sí infinidad de barcas amarradas a los rudimentarios embarcaderos que hay en muchas de las casas.

¿Cómo es la vida en la isla más poblada del mundo?

Con unas dimensiones de 0,01 kilómetros cuadrados de superficie, la vida en Santa Cruz del Islote podría discurrir como en cualquier otra parte del mundo. Cuentan con algunos comercios, un pequeño puesto de salud e incluso un centro escolar. También tienen internet (con una señal débil, pero que les permite mantenerse conectados con el resto del mundo) y energía las 24 horas del día gracias a las placas solares donadas por Japón.

Lo que no tienen en Santa Cruz del Islote son cuerpos de seguridad ni policía local. Tampoco hay cementerio y, cuando hay que enterrar a un difunto, deben trasladarlo a alguna de las islas del archipiélago de San Bernardo que sí cuentan con un camposanto.

Los lugareños subsisten gracias a la pesca y, poco a poco, también gracias a un turismo deseoso de conocer otras formas de vida. Además, los amantes del buceo tienen en Santa Cruz del Islote su paraíso soñado, ya que es posible nadar entre tiburones, tortugas, manta rayas y otros peces de mil colores diferentes.

También llama la atención la cantidad de animales que viven en el islote, sobre todo, perros y gallos de pelea. Y es que resulta habitual que los jóvenes de la isla disfruten de peleas de gallos, así como de interminables partidas de dominó o bailes hasta altas horas de la madrugada.

En definitiva, Santa Cruz del Islote es una especie de paraíso perdido en el que, a pesar de las reducidas dimensiones, todos los lugareños viven en un marco incomparable rodeados por las aguas del mar Caribe y en perfecta armonía.