Road trip por la Lombardía: desde Milán a la espectacular tierra de los lagos
Visitar la majestuosa catedral de Milán, recorrer los lagos más famosos de Italia y adentrarse en encantadores pueblos repletos de arte son solo algunas de las excusas para aventurarse en este inolvidable viaje por carretera.
Más allá de la capital de Lombardía, Milán, y de sus mundialmente conocidos Lago di Garda y Lago di Como, esta diversa región italiana guarda grandes tesoros que merece descubrir en un apacible viaje por carretera. Ubicada al norte del país, cuenta con fabulosas joyas arquitectónicas como Bérgamo o Cremona, envueltas en una naturaleza que multiplica por mil sus encantos. Partiamo!
Además de ser la capital de la región, Milán también es la ciudad más poblada y el epicentro de la moda y la cultura italiana. En ella aterrizamos para comenzar a adentrarnos en el patrimonio de Lombardía, con visitas al Duomo y a la Galería Vittorio Emanuele II, un centro comercial compuesto por elegantes tiendas y cafeterías. El castillo Sforza, el Parque Sempione y Navigli -el barrio de los canales- continuarán descubriéndonos las entrañas de esta magnífica ciudad en la que la innovación está presente en cada uno de sus rincones. Aunque para conocer la Milán más moderna, habrá que acercarse al distrito del Portello. Los amantes del arte urbano deben acercarse al barrio de Ortica, repleto de murales que representan impresionantes obras de temática histórica o religiosa.
Recorriendo Lombardía
Subimos al coche para iniciar un inolvidable road trip entre montañas, lagos y ciudades artísticas.
Lombardía es denominada “la región de los lagos” por la gran cantidad de ellos que bañan sus paisajes. Desde los más famosos, Iseo o Lago di Garda, hasta los menos conocidos. Entre estos últimos, no debemos perdernos el Lago Idro, una perla azul al cobijo de bosques y montañas. Los lagos de Briante, situados en la alta Brianza, entre Como y Lecco, son, igualmente, de origen glaciar y también nos sorprenderán en esta ruta.
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A pie de las montañas Resegone y a orillas del lago Como se ubica Lecco, un destino maravilloso para los amantes de la naturaleza y del senderismo. Entre treking y treking, conviene pasear por sus calles, donde se levantan edificios señoriales como el Palazzo delle Paure o la Basílica de San Nicolás.
Monza es famosa por su circuito de Fórmula 1, sin embargo, como toda ciudad italiana, cuenta con una espectacular catedral y visitas imprescindibles marcadas por la Capilla de la Reina Teodolinda y el Palacio Real, construido en el siglo VIII como residencia privada de los Habsburgo, con 28 habitaciones y jardines reales.
Los impresionantes Alpes Orobie, también conocidos como los Alpes de Bérgamo, nos acercan a la siguiente parada de nuestro viaje. Bérgamo está dividida entre la Ciudad Alya y la Ciudad Baja. Ascendiendo a la primera, nos rodearemos de bonitas plazas e iglesias.
Enclavada en el corazón de los Alpes italianos, Sondrio es conocida por sus viñedos, por lo que será el mejor descanso para catar sus reconocidos vinos.
A aproximadamente 140 kilómetros, el Templo Capitolino y el Foro de Brescia trasladan a la opulenta época romana de esta magnífica ciudad, aunque para ahondar en la historia de la región, habrá que dirigirse al Museo de Santa Giulia.
Los amantes del arte renacentista deben considerar hacer noche en Mantova, cuyo casco antiguo está considerado como Patrimonio de la Humanidad. Esta localidad acogió a la noble familia Gonzaga y su poderoso legado se ve hoy reflejado en el Palacio Te y el Palacio Ducal. Si se te abre el apetito, no dudes en degustar platos típicos, como los tertelli de calabaza, en alguna de las tabernas familiares que se reparten por sus antiguas calles.
Una hora de trayecto nos dejará en Cremona, la última parada de la ruta. “La ciudad de los violines” es popular por su tradición luthier. La céntrica Plaza del Comune es el punto de partida idóneo para visitar la catedral, el museo del violín y el Torrazzo, el campanario más alto de Italia.