El monasterio del pene de Bután: un destino sagrado que desafía la seriedad
En el exuberante valle de Punakha, en el corazón de Bután, se encuentra un lugar sagrado y único que atrae a visitantes de todo el mundo: Chimi Lhakhang, también conocido como el templo del pene. Descubre este monasterio donde la espiritualidad y la fertilidad se unen con una sonrisa.
El reino de Bután, situado en el borde oriental del Himalaya, es reconocido en todo el mundo por su cantidad de monasterios y fortalezas. No se conoce con exactitud el número de templos que existen, pero sí se calcula que hay en torno a unos 4000, que van desde pequeños santuarios hasta grandes dzongs, que albergan edificios defensivos y monasterios en un mismo recinto. Y, de entre todos ellos, hoy nos detenemos en el monasterio de Chimi Lhakhang, uno de los más visitados dedicado a la fertilidad y a la protección. Eso sí, lo más característico de este lugar es la representación de estos atributos por medio de falos que decoran tanto el templo como sus alrededores.
Ya cantaba Leonardo Dantés aquello de Tiene nombres mil… el miembro viril. Y, además de infinidad de nombres, hay muchas y muy variadas maneras de representar un pene. Pues bien, en el templo de Chimi Lhakhang podemos encontrar una amplia variedad de estilos que nos demuestran que aquello de pintar un falo en una pared no debe ser considerado en Bután como vandalismo, sino más bien como un acto sagrado y de culto.
Los orígenes del templo del pene
Chimi Lhakhang fue construido en el siglo XV en honor a Drukpa Kunley, un monje budista, también conocido como Divino Loco. Este maestro espiritual fue famoso por su particular estilo de enseñanza a través del humor y la sexualidad. Y parece que fue uno de los primeros budas en representar la protección y fertilidad en Bután con forma de falo. Las leyendas cuentan, por ejemplo, cómo este monje usaba su energía sexual para subyugar demonios y liberar a las personas de sus inhibiciones.
El Ritual de Bendición
Uno de los aspectos más curiosos de la visita a Chimi Lhakhang es el ritual de bendición llevado a cabo por los lamas del monasterio. Tal y como hemos mencionado, el templo está dedicado tanto a la protección del hogar como de la fertilidad. Y son precisamente las parejas que no pueden tener hijos las que acuden al templo en busca de una bendición especial. Durante la ceremonia, se toca la cabeza de la pareja con un pene de madera y se recitan diversas oraciones para concederles la bendición de la fertilidad. Se cree que este acto bendice a las parejas con la posibilidad de concebir y tener hijos sanos. Y, una vez que esto sucede, las parejas vuelven con sus retoños para buscar más bendiciones y darle un nombre. Se cuenta que los nombres de todos los niños están escritos en un pergamino de bambú que se sitúa en un altar.
Chimi Lhakhang está decorado con numerosas pinturas y representaciones de falos en las paredes exteriores. Estos símbolos se consideran amuletos de buena suerte y protección contra el mal. Además de su significado relacionado con la fertilidad, se cree que representan la prosperidad, la vitalidad y la energía positiva. Y, como no podía ser de otra manera, el negocio de estos souvenirs se ha vuelto muy próspero. No hay explorador que se acerque a este recóndito templo de Bután y se vaya sin algún recuerdo con forma de falo como símbolo de bendición y buena fortuna.
Cómo llegar al templo del pene
El camino hacia Chimi Lhakhang transcurre entre campos de arroz y pintorescos senderos rurales. A medida que el viajero se acerca al monasterio, el paisaje se vuelve más impresionante, con las montañas y la exuberante vegetación como telón de fondo. La caminata ya constituye en sí misma una experiencia inigualable, llena de serenidad y tranquilidad.
Una vez dentro del monasterio se puede descubrir su arquitectura. El templo conjuga elementos budistas y locales, con colores vibrantes y detalles intrincados. Podrás admirar los murales que representan la vida de Drukpa Kunley y su legado, así como estatuas y diferentes objetos decorativos.
También en las inmediaciones hay un pequeño monasterio anexo al templo, donde se forman pequeños monjes budistas. Ver cómo se preparan o cómo disfrutan del poco tiempo libre del que disponen es muy enriquecedor para el visitante.
Explorando los alrededores
Este templo del pene no es solo un destino turístico, sino también un lugar de culto y encuentro para la comunidad local. Los habitantes de los pueblos de los alrededores visitan regularmente Chimi Lhakhang tanto como para rezar como para recibir diferentes bendiciones. Descubrir la devoción y espiritualidad del pueblo butanés constituye, también, un espectáculo indescriptible.
En definitiva, más allá de las risas y la diversión que puede provocar en el viajero ver un pueblo repleto de pinturas de penes en sus fachadas, este enclave y este monasterio único en su tipo, ofrecen una profunda visión de las creencias religiosas y las tradiciones culturales de Bután.
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