Uno de los lugares más fascinantes del mundo: los puentes vivientes de Meghalaya

Los habitantes de la zona han logrado crear un sistema para cruzar de una aldea a otra en condiciones naturales casi imposibles como el monzón.

Son puentes únicos en el mundo situados en una zona infranqueable.
Son puentes únicos en el mundo situados en una zona infranqueable. / Istock / Krishnadev Chattopadhyay

En lo más profundo de la selva de la región de Cherrapunji (en el estado de Meghalaya) se reparten pequeñas aldeas que quedan totalmente desconectadas en el momento en el que aterriza el monzón en la India (entre el 1 de julio y el 15 de octubre). Los torrentes de agua que caen del cielo provocan que se formen ríos y cascadas por los caminos que van de un pueblo a otro, obstáculos insalvables incluso para los oriundos. De hecho, esta región se alzó con el récord mundial de 48 horas de lluvia con 2.493 milímetros registrados entre los días 15 y 16 de junio de 1995. A causa de estos chaparrones, se crean gigantescas cascadas como la de Nohkalikai, la más alta de la India. Como solución, después de muchos años de experimentar, empezaron a utilizar los puentes de raíces vivas.

Caída de las Cascadas de Nohkalikai

Caída de las Cascadas de Nohkalikai

/ Istock / Balaji Srinivasan

La tribu de los khasi fue la que ideó esta forma de ingeniería natural. Los puentes de madera acababan pudriéndose y cayéndose, por lo que se fijaron en los gigantescos árboles de la zona y comenzaron a pensar cómo aprovechar sus fuertes y gruesas raíces. Lograron domarlos, allí donde resultaba imposible alcanzar la otra orilla del río Brahmaputra, y guiaron con mucha paciencia el crecimiento de las raíces, creando puentes de hasta 30 metros de largo. La forma de guiarlas se parece bastante a tejer lana, pero durante mucho más tiempo (unos 20 o 40 años) y con material mucho más grande; siendo conscientes de que comienza a construirlos una generación, pero los acabarán disfrutando las siguientes.

Uno de los puentes vivientes sobre el río Brahmaputra

Uno de los puentes vivientes sobre el río Brahmaputra

/ Istock / ePhotocorp

Convivir con la naturaleza

Los más antiguos y también los más resistentes pueden tener hasta 700 años de antigüedad. El problema llega cuando se intenta aprovechar la savia de estos árboles, pues provoca que los puentes se debiliten y se pone en riesgo la vida de los lugareños. Como la agricultura y la ganadería no funcionan durante todo el año en una zona tan sumamente lluviosa, las aldeas viven en condiciones bastante precarias. Sin embargo, desde que se descubrieron para el resto del mundo -al inicio del siglo XXI-, los aldeanos han podido lucrarse con restaurantes, hostales y tiendas para aquellos que quieren ver esta maravilla natural en primera persona. Gracias a que se conocen más, existen grupos de voluntarios que los conservan y restauran los que están en peor estado.

Voluntarios acondicionando un puente de raíces vivientes

Voluntarios acondicionando un puente de raíces vivientes

/ Istock / D. Talukdar

Al pisarlos se siente una sensación muy alejada a la que puede sentirse cuando se cruza un puente de hormigón o metal y, aunque parezca lo contrario, mucha más resistencia con el paso del tiempo. Es como si la naturaleza te abrazara suavemente y te diera la bienvenida en un lugar en el que parece que los humanos no son bienvenidos. Aunque sea una zona impenetrable, ya hay más de una empresa que organiza visitas, pero siempre respetando el medio y a sus habitantes, que cobran una pequeña cantidad de dinero a los que se hacen fotos en los puentes. Es complicado habitar en una jungla tan virgen, pero aquellos que lo hacen han aprendido a convivir con ella y no dominarla, como sí se ha hecho en muchos otros lugares del mundo.

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