Lago Inle: atardecer silencioso en el corazón de Myanmar

Pescadores que se convierten en equilibristas, mujeres que secan algodón de mil colores y mercados flotantes se dan cita en un lago que aglutina toda la esencia de Myanmar.

Descubre la esencia de Myanmar en el lago Inle, un paraíso que parece sacado de un cuento Disney.
Descubre la esencia de Myanmar en el lago Inle, un paraíso que parece sacado de un cuento Disney. / Istock / R.M. Nunes

Con un tamaño similar al de 12 campos de fútbol, el lago Inle aparece ante nuestros ojos como un auténtico mar de agua dulce en el que contemplar gran parte de la esencia de Myanmar. Pescadores que practican sus particulares danzas con el fin de atraer un buen suculento plato de pescado que llevarse a la boca, mercados flotantes en los que el mangostán, la fruta del dragón o el durian muestran una rica paleta de colores, o artesanas que navegan lago adentro para secar telas de algodón son solo una muestra de lo que nos regala el segundo lago más grande del país de las 3.000 pagodas.

El Lago Inle es uno de los más bonitos del mundo.

El Lago Inle es uno de los más bonitos del mundo.

/ Istock / wnjay_wootthisak

A una altura sobre el nivel del mar que sobrepasa los 880 metros, el lago Inle es una de las paradas imprescindibles de cualquier viajero que se acerque hasta la antigua Birmania. Y es que más allá de los Templos de Bagan, la Pagoda Kyaiktiyo encaramada a una abismal roca dorada, el monte Popa, las Gargantas de Hsipaw o el mítico camino a Mandalay, el lago Inle se convierte en un crisol de culturas en el que se dan cita más de 150 etnias diferentes.

Los pescadores danzan como si fueran flamencos sobre las aguas del lago Inle.

Los pescadores danzan como si fueran flamencos sobre las aguas del lago Inle.

/ Istock / Ugurhan Betin

Recorriendo Myanmar

Antes de adentrarnos en el lago Inle conviene recordar, por si queda algún explorador rezagado, que Birmania no comenzó a abrirse al turismo de manera significativa hasta principios del siglo XXI, ya que hasta 2011 el país estuvo bajo un gobierno militar que mantuvo un importante aislamiento internacional.

También resulta interesante saber que, a pesar de que Myanmar ha sufrido a lo largo de su historia una profunda colonización, es un pueblo hospitalario que no mira con recelo al viajero occidental. Es más, se muestra como un pueblo dispuesto a acoger al forastero con los brazos abiertos.

Vistoso espectáculo de secado de telas de algodón en el lago Inle, Myanmar.

Vistoso espectáculo de secado de telas de algodón en el lago Inle, Myanmar.

/ Istock / Preeyaporn Kaewsaard

Inle, el lago de las aldeas flotantes

Con un clima tropical caluroso, el lago Inle cuenta con unas temperaturas que oscilan entre los 20 y los 30 grados y unas lluvias torrenciales en la temporada del monzón, que abarca desde junio hasta septiembre. Precisamente, por ello, la mejor época para descubrir este tesoro en el corazón de Birmania es la primavera y, más concretamente, el mes de mayo; justo cuando tendrá lugar la próxima Expedición VIAJAR al país asiático.

Inle mide algo más de 10 kilómetros de longitud, una distancia que, a priori, no parece muy grande. Ahora bien, son tantos los pantanos y canales en los que se ramifica que, con una mirada más global, se puede decir que abarca más de 100 kilómetros. Y es en sus aguas poco profundas (que solo alcanzan los 4 metros en época de monzón) dónde reside un espectáculo único que tocará el alma del viajero para siempre.

En Inle encontramos aldeas flotantes que se salvan del agua gracias a los palafitos, pero es en su ribera donde se concentran más de un centenar de pequeños pueblitos habitados, principalmente, por la etnia Intha o también conocida como ‘los hijos del lago’. El más grande es Nyaungshwe, que se comunica con el lago gracias a un canal de varios kilómetros y es en el que se suelen alojar la mayor parte de los viajeros que quieren visitar el lago. Allí se encuentran hoteles de diversas categorías, agencias en las que contratar excursiones por Inle así como una gran cantidad de restaurantes que muestran lo mejor de la cocina birmana.

Entre las múltiples caras que ofrece en ñlago Inle encontramos este bello mercado flotante.

Entre las múltiples caras que ofrece en ñlago Inle encontramos este bello mercado flotante.

/ Istock / wichianduangsri

Inle: el lago de las mil caras

Si hay una imagen típica que permita identificar el lago Inle es la de sus pescadores practicando sus particulares danzas sobre las barcas de remo de pie. Estas barcas son únicas en su diseño y técnica de remo, y son manejadas por los pescadores locales, que reman de pie en la popa de la embarcación utilizando una sola pierna para remar mientras equilibran la otra en la proa. Esta técnica es crucial a la hora de poder maniobrar en las aguas poco profundas del lago y mantener una visión clara de las redes y trampas de pesca.

Otro espectáculo único que también se puede presenciar en Inle tiene lugar cuando cae el sol, ya que la pesca nocturna convierte el sereno lago en un oscuro manto que queda mágicamente iluminado por decenas de redes y trampas flotantes. Y es que, gracias a la iluminación, los peces acuden hasta las redes y los pescadores utilizan sus habilidades para capturarlos.

Pesca nocturna convertida en un espectáculo de farolillos flotantes en el lago Inle.

Pesca nocturna convertida en un espectáculo de farolillos flotantes en el lago Inle.

/ Istock / wichianduangsri

Otra atracción única en el lago es descubrir alguno de sus mercados flotantes. Muchos de ellos van cambiando de ubicación cada día y hay quien dice que han perdido su esencia, convirtiéndose en tiendas de souvenirs sobre el agua. Lo mismo pasa con Ywama, un laberíntico pueblo en el que destacan sus casas de madera de teca sostenidas sobre pilares, ya que fue una de las primeras aldeas abiertas al turismo.

Imposible no pararse también a fotografiar a las mujeres que se acercan con sus embarcaciones hasta los secaderos de telas de algodón que tienen instalados en el lago y que muestran un perfecto arco iris sobre el agua. Y, por último, descubrimos Nga Phe Kyaung o el Monasterio del gato saltarín, un templo en el que los monjes tienen amaestrados a los gatos para saltar por unos aros que sostienen con sus manos. Un espectáculo único que viene a completar el paisaje de un lago que aglutina toda la esencia de Myanmar. 

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