La iglesia más antigua del mundo: una joya que debes visitar en Roma

La historia del cristianismo y sus templos sagrados se remonta a miles de años atrás y desde entonces las iglesias y ermitas han aumentado notablemente para ofrecer a los feligreses un lugar de culto en el que encontrarse con su dios. Prácticamente, vayas donde vayas podrás encontrar una iglesia con cientos de años decorada con frescos, altares e imágenes cristianas. 

Pero no hay dos iguales en el mundo, cada una tiene sus características concretas que la diferencian del resto y que hacen que sean auténticas maravillas de la arquitectura. Con grandes fachadas llenas de tallados y esculturas y con un interior con frescos que no parecen creados por el ser humano, las iglesias son monumentos históricos que hay que visitar independientemente de tus creencias religiosas. 

Si nos ponemos a pensar cuál fue la primera iglesia del mundo tendremos que remontarnos a muchos años atrás, pero si hay algo que está claro es que será un lugar muy especial que todo el mundo debería recorrer al menos una vez en la vida y que por supuesto, está en Roma. 

Un tesoro religioso oculto en Roma

Pasear por Roma es una auténtica maravilla y más si lo haces descubriendo algunos de sus enclaves más famosos como el Coliseo o la Fontana di Trevi, o degustando sus deliciosos platos tradicionales italianos. Pero hay un lugar histórico que muy pocos conocen y que mucha gente pasa por delante casi inmutarse. Nos referimos a la iglesia más antigua de Roma y del mundo. 

Una de las puertas que daban acceso a la muralla de la antigua Roma es la encargada, casi sin saberlo, de custodiar un imponente edificio religioso que marcaría un antes y un después en la historia de nuestro planeta. Allí, en medio de una plaza en la que se celebran conciertos y actos culturales, se levanta la Archibasílica del Salvador y de los santos Juan Bautista y Juan Evangelista, o como todo el mundo la conoce, la Basílica de San Juan de Letrán. 

Entre los muros de esta iglesia han pasado cientos de años y cientos de historias, pero en la actualidad sirve de sede episcopal del Papa y muy pocas personas la visitan en su viaje a Roma. Su historia se remonta nada más y nada menos al siglo IV en la propiedad de los Laterani conocida como Horti Laterani. Con el paso del tiempo y de los emperadores, el terreno fue cambiando de nombres y de manos, pero siempre mantuvo su esencia. 

Con la llegada del emperador Constantino se permitió la libertad de culto y fue en ese momento cuando iniciaron las obras de construcción del templo. Después de una árdua batalla que tuvo lugar en la zona, comenzó la construcción de la iglesia para agradecer y reconocer el papel de Cristo. Sin embargo no fue hasta el año 324 cuando el papa Silvestre I la dió por consagrada y comenzó su actividad. 

La iglesia más antigua del mundo

La historia y la época de la que data su construcción la convirtieron en la primera iglesia del mundo, más antigua incluso que la que muchos piensan que es la más longeva, la Basílica de San Pedro. El paso del tiempo y de algunos fenómenos naturales como terremotos han obligado a la Basílica de San Juan de Letrán a someterse a varias reformas y reconstrucciones, pero siempre manteniendo la idea original y cuidando con detalle el interior de la misma. 

Aunque muchos dudan de si realmente esta es la iglesia más antigua del mundo y buscan la realidad en templos más antiguos y remotos, lo cierto es que los datos demuestran que la Basílica de San Juan de Letrán es la primera construída con fines religiosos y los expertos aseguran que históricamente no existe ninguna previa. Lo que nadie duda en ningún momento es la belleza y la magnitud del interior y exterior de la iglesia.

Ahora que ya sabes cuál es la iglesia con más años de antigüedad del planeta en el que habitamos, y que se encuentra en Roma, no olvides visitarla y descubrir las maravillosas esculturas de su fachada y los impresionantes frescos e imágenes religiosas que decoran las paredes del interior del edificio. Sin duda es toda una maravilla de la arquitectura que todo el mundo debería visitar independientemente de sus creencias siempre que viaje a Roma.