Escapada a Malta: la guardiana de la cultura del Mediterráneo

Enclavada en el corazón del Mare Nostrum, Malta es conocida sobre todo por ser un destino de playa. Pero este archipiélago, además, custodia un vasto patrimonio arquitectónico y cultural que este año se ha puesto en valor con la primera Bienal de Arte, evento que fusiona edificios históricos con arte contemporáneo.

Fuerte de San Ángel en Birgu desde La Valeta.
Fuerte de San Ángel en Birgu desde La Valeta. / Cristina Candel

Muchos visitan Malta con la errada idea preconcebida de ser sólo un lugar para tomar el sol, disfrutar de sus calas y aprender inglés. Pero si se ahonda un poco en este destino, la sorpresa es mayúscula porque este archipiélago del Mediterráneo formado por las islas de Malta, Gozo y Comino salvaguarda un legado cultural incuestionable. 

Calle de Birgu.

Calle de Birgu.

/ Cristina Candel

Su patrimonio milenario de más de 7.000 años de historia va desde antiquísimos templos megalíticos como los de Ggantija en Gozo, que datan del 3600 a. C. y son las construcciones en pie más antiguas del mundo —más vetustas incluso que las pirámides de Guiza—, hasta edificaciones contemporáneas como la Puerta de la Valeta, que proyectó la pasada década el italiano Renzo Piano. El arquitecto genovés modernizó la entrada a la capital de Malta con un nuevo Parlamento, un teatro al aire libre y un paseo peatonal desde la vecina Floriana que nos recuerda a la majestuosidad de un templo egipcio.

La primera urbe moderna de Europa

Y es que La Valeta siempre ha sido un ejemplo de modernidad. Cabe recordar que fue una de las primeras ciudades que se proyectó sobre plano y unas de las más innovadoras del siglo XVI. La Orden de los Caballeros de Malta, que se instaló en el archipiélago en el año 1530 gracias al rey Carlos I de España que les alquiló simbólicamente el territorio a cambio de un halcón maltés al año y una misa el Día de Todos los Santos, fue la impulsora de su construcción.

La edificaron en una ubicación estratégica (no en vano es una ciudad construida “por caballeros para caballeros”) frente a las llamadas Tres Ciudades (Isla, Bormla y Birgu), que años antes fueron arrasadas por los otomanos durante el Gran Sitio de 1565. Por su arrojo en la contienda fueron rebautizadas como Senglea (Isla), Cospicua (Bormla) y Vittoriosa (Birgu).

La Valeta se construyó en un tiempo récord, en cinco años, y en ella trabajaron 8.000 hombres bajo las órdenes del arquitecto militar Francesco Laparelli. Se planificó con alcantarillado, reservas de agua y túneles que conectaban edificios administrativos. No sólo era la urbe más moderna para su época, sino también la más pulcra, ya que entonces los esclavos otomanos se hacían cargo de la limpieza de las alcantarillas.

Interior de una casa en Birgu.

Interior de una casa en Birgu.

/ Cristina Candel

En la actualidad La Valeta es una capital activa a la que acuden a diario más de 30.000 personas para trabajar y que se vertebra a través de sus dos calles principales, la de los Mercaderes y la de la República, donde están la mayoría de negocios y por donde pasean también sus visitantes en busca de una terraza donde comer, cenar o tomar un refrigerio, y conocer algunos de sus emblemas arquitectónicos.  

Nos adentramos en la concatedral de San Juan, que destaca por su excelsa arquitectura y escultura barroca y por contener algunas obras de los tenebristas Mattia Preti y Caravaggio, pintor que se instaló en Malta cuando se evadió de las autoridades romanas que le habían condenado a muerte. Este edificio luce dos de las obras maestras del artista milanés: La decapitación de San Juan Bautista y San Jerónimo escribiendo.

El atardecer en La Valeta es un verdadero lujo desde los Jardines de Upper Barrakka, ubicados sobre los bastiones de St. Peter y St. Paul, que fueron creados como lugar de reposo para los guerreros. Desde aquí se tiene una vista impagable del puerto y de las Tres Ciudades, donde vamos a ver cómo la historia y el arte se entremezclan por sus calles.

Tres ciudades del siglo XXI

Son las cuatro de la tarde de un jueves y gracias al buen hacer de nuestra guía Mayca de Antonio nos recibe en su despacho el carismático político John Boxall, alcalde de Birgu desde hace 28 años. Boxall ejerce este cargo por vocación, ya que no percibe ningún sueldo del Ayuntamiento, y no es raro verle subido a una farola cambiando una bombilla o encaramado a una pared para colocar en su sitio una guirnalda de Navidad. 

Puerta de Provence en Birgu.

Puerta de Provence en Birgu.

/ Cristina Candel

Es amigo personal del músico y artista español José María Cano, excomponente de Mecano, que tiene casa en esta localidad de Malta, en un antiguo almacén que perteneció a los Caballeros de Malta. Boxall nos enseña orgulloso el gran cuadro que José María Cano donó al Ayuntamiento de “su ciudad”, a la que ha dado un lavado de cara convirtiéndola en uno de los mejores lugares para vivir de todo el país.

Y es que Birgu conserva toda su riqueza arquitectónica pese a que fue duramente castigada con los bombardeos de los países del Eje durante la Segunda Guerra Mundial. Por este motivo, el rey Jorge VI de Inglaterra concedió a los malteses la cruz de San Jorge, que todavía hoy lucen en su bandera.

Nada más atravesar el Couvre Porte, el complejo sistema de puertas por las que se podía acceder a Vittoriosa, nos encontramos con algunas de las construcciones más importantes de la villa como el Palacio del Inquisidor, una institución que llegó a Malta en el año 1574, la iglesia de los Dominicos o el templo barroco de San Lorenzo.

Fuegos artificiales sobre  St. John’s Bastion, La Valeta.

Fuegos artificiales sobre St. John’s Bastion, La Valeta.

/ Cristina Candel

La cultura también está muy presente en Isla (Senglea) donde, sorprendentemente, ha cuajado el Malta Flamenco Festival, impulsado por el guitarrista gaditano Alejandro de Chacón. Este evento, que se ha celebrado en dos ocasiones en los Jardines Gardjola, tiene prevista una tercera edición en junio de 2025. No hay que irse de esta pequeña ciudad sin conocer Forti San Mikel, una fortificación del siglo XVI, desde donde se tienen unas de las vistas más icónicas de La Valeta y de Birgu.

Por último, Bormla, la más extensa de las Tres Ciudades, cuenta con una de las iglesias más impresionantes de Malta, la de la Inmaculada Concepción, que sobrevivió milagrosamente a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, y con la Puerta de Santa Helena, el imponente acceso fortificado de la ciudad. Hasta allí nos llevó el gomero Daniel Colunga, de Rolling Geeks, una empresa de coches eléctricos que hace recorridos con o sin conductor por la Cottonera, nombre con el que también se conocen a las Tres Ciudades. Colunga, que se afincó en Malta tras pasar unos meses en Dinamarca, se dedica a mostrar a los visitantes los encantos de las Tres Ciudades de manera simpática y sostenible.

De Marsaxlokk a la afortunada Mosta Dome

A poco más de 20 minutos en coche de la Cottonera llegamos a Marsaxlokk, un núcleo marinero con un puerto con aguas cristalinas que ya conocen demasiados turistas. Aquí es habitual ver a los pescadores que venden su mercancía en el mercado que se instala en el mismo paseo marítimo. En este puerto están atracados los luzzus, típicas embarcaciones de colores vivos que tienen pintados a cada lado de la proa el ojo de Osiris, una costumbre que los malteses heredaron de los fenicios para alejar a los malos espíritus.

Palazzo Huesca.

Palazzo Huesca.

/ Cristina Candel

Marsaxlokk es un buen lugar para darnos un buen homenaje gastronómico a base de algunos de los platos más tradicionales de la cocina maltesa y tomar fuerzas para realizar una de las actividades de turismo activo que más éxito tiene entre los malteses y los turistas: el senderismo. Malta, Gozo y Comino ofrecen una gran variedad de rutas para los aficionados a las caminatas, ya sea entre acantilados con vistas al Mediterráneo o recorridos por el interior repletos de historias.

Nuestro punto de encuentro con el guía es en Ghar Lapsi, una pequeña bahía que cuenta con una recoleta cala para darse un chapuzón. La idea no es refrescarse en sus aguas, aunque apetece, sino dar un paseo por la naturaleza con el turinés Massimiliano Scarabosio, un monitor de deportes extremos de 33 años. Scarabosio nos lleva por un itinerario de dos horas (relativamente sencillo para piernas entrenadas) que bordea la abrupta y a su vez bella costa maltesa hasta llegar a Mnajdra, un templo megalítico de piedra caliza que data del 3000 antes de Cristo. Desde Mnajdra y ya sin nuestro joven cicerone nos dirigimos a Hagar Qim, excavado por primera vez en el año 1839. La Unesco reconoció los templos megalíticos de Malta como Patrimonio de la Humanidad en 1992.

Restaurante en La Valeta.

Restaurante en La Valeta.

/ Cristina Candel

Atardece y nos espera Mdina, la primera capital de Malta, también llamada la ciudad del silencio porque, cuando cae la noche, no se oye ni un alma. En el año 1693 fue asolada parcialmente por un terremoto y, por este motivo, gran parte de los edificios que se conservan hoy son barrocos.

Al contrario que Mdina, la que sí tuvo la fortuna de su lado fue la Rotonda de Mosta, una iglesia neoclásica inspirada en el Panteón de Roma que cuenta con una de las cúpulas más grandes de Europa. Una bomba de la aviación nazi cayó en el templo durante una misa con la suerte de que no explotó. Hoy día se conserva una réplica del proyectil dentro de la sacristía.

El encanto de la doble insularidad

Gozo, la segunda isla del archipiélago maltés, nos recibe ventosa pero con un sol resplandeciente. Es diferente a Malta, su hermana mayor, ya que es mucho más tranquila, recoleta y rural. Es un destino, como todas las islas pequeñas que dependen de una de mayor tamaño, para saborearlo doucement (suavemente), como dicen los franceses.

Bares en Triq San Gwann en La Valeta.

Bares en Triq San Gwann en La Valeta.

/ Cristina Candel

Nos dirigimos hacia uno de sus enclaves imprescindibles, Dwejra Bay, donde está el Mar Interior, una piscina natural conectada por un túnel con mar abierto, y la Roca del Champiñón, un monolito de piedra caliza de 60 metros de altura. A media hora en coche se encuentra Wied il-Mielah, un arco natural considerado el heredero de la Ventana Azul, que en el año 2017 colapsó por la erosión del mar.

Justo en el centro de la isla se alza la capital, Victoria, que destaca por su Ciudadela, sus bastiones y por su curiosa catedral que no tiene cúpula. Más al norte están las salinas de Qbajjar, de origen romano, y L-Ghar tal Mixta, una cueva totalmente instagrameable desde donde se tiene una vista espectacular de Ramla Bay, una de las pocas playas de arena dorada que hay en el archipiélago maltés. 

Arco natural de Wied il-Mielah, en el noroeste de Gozo.

Arco natural de Wied il-Mielah, en el noroeste de Gozo.

/ Cristina Candel

Un último apunte cultural que atrae a historiadores y amantes de la mitología griega a la isla de Gozo está vinculado con la Odisea de Homero. Y es que justo frente a L-Ghar tal Mixta está la Cueva de Calipso, que recibe el nombre de la ninfa que, según este poema épico, retuvo a Ulises como “prisionero de amor”. Tras siete años de cautiverio en Gozo, este personaje legendario emprendió su viaje de vuelta a Ítaca, su patria. 

El acontecimiento cultural del 2024 

La Bienal de Arte que se celebra en Malta hasta el 31 de mayo de 2024 es el evento cultural del año, donde se reúnen 80 artistas (24 de ellos locales) de 23 países. La iniciativa la lidera Heritage Malta, el organismo nacional encargado de salvaguardar el valioso patrimonio cultural maltés, junto con el Museo Nacional de Arte MUŻA, el Arts Council Malta y el respaldo del Ministerio de asuntos exteriores europeo y de Comercio así como del Turismo de Malta (MTA).

En este sentido, algunos edificios históricos tanto de Malta como de Gozo como palacios, iglesias y yacimientos arqueológicos se han convertido en lienzos para varios creadores, fusionando así el patrimonio nacional con el arte contemporáneo. Entre los elegidos destaca el Palacio del Gran Maestre de La Valletta, del año 1571, que ha influido significativamente en la historia del país.

El Mediterráneo es el leitmotiv de esta primera Bienal de Arte. Otros temas del certamen son el matri-archivo, que investiga el papel de la mujer dentro de la región, el poscolonialismo y la piratería, que dejó un legado complejo en el país.

Las dos obras más destacadas de la Bienal de Arte serán galardonadas con trofeos en forma de halcón maltés.

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