El efecto mariposa ha llegado: descubre el valle de Petaloudes y prepárate para la magia

Tú también sentirás la atracción del liquidámbar…

Valle de Petaloudes, Rodas

Valle de Petaloudes

/ naumenkophotographer

"Petaloúda" significa mariposa en griego, y en la isla de Rodas, la más grande del archipiélago heleno de El Dodecaneso, existe un lugar mágico llamado el "valle de Petaloudes" donde la naturaleza adquiere tintes de cuento.

Allí, un bosque de liquidámbar orientalis cuyos árboles producen una resina aromática, atrae a miles de mariposas cada año creando un espectáculo sin igual. Acompáñanos para descubrir sus secretos y enorme belleza.

Un reducto de fantasía en la histórica isla de Rodas

La isla de Rodas nos trae a la mente la imagen del coloso que constituyó una de las siete maravillas de la Antigüedad, pero esta gran porción de tierra sobre el mar Egeo cuenta entre sus fronteras con lugares insospechados y fascinantes.

Valle de Petaloudes, Rodas

Valle de Petaloudes

/ Lubos Kovalik / ISTOCK

Tal es el caso de un rincón frente a la costa occidental de la isla, situado a menos de treinta kilómetros de distancia de la ciudad de Rodas. Allí, a unos cuantos kilómetros hacia el interior desde la idílica población de casas blancas encaladas de Theologos, se va abriendo un valle encajado en terreno accidentado en el que domina un bosque de liquidámbar orientalis. Un árbol de hojas parecidas a las de los arces que es el protagonista de un reducto natural de importante valor, en el que la abundancia de agua y el especial ambiente que nos encontramos crean una atmósfera mágica en la que suceden fenómenos de cuento.

Riachuelos, pozas, caídas de agua y una tupida vegetación se dan en este conjunto de apenas sesenta hectáreas, donde a lo largo de una distancia de algo más de un kilómetro podemos penetrar a través de un mundo de cuento mediante senderos y pasarelas de madera que hacen sencillo el acceso.

Valle de Petaloudes, Rodas

Valle de Petaloudes

/ naumenkophotographer / ISTOCK

Pronto percibimos un olor característico entre el frescor de la vegetación. Es el aroma que desprenden los árboles de liquidámbar gracias a una sustancia resinosa que parece ser la causa de atracción de miles y miles de mariposas Jersey Tiger (Euplagia quadripunctaria), que se congregan en este punto durante el verano.

Estas mariposas nocturnas, al llegar el término de la temporada de lluvias al final de la primavera, buscan el refugio de los troncos de los árboles mientras esperan el momento de la reproducción ya entrada la estación estival, dando paso a una nueva generación. El espectáculo resultante es mágico, y más en un área protegida como esta que representa el único bosque de esta especie que crece de manera natural en toda Europa – los principales bosques se encuentran en Turquía -.

Valle de Petaloudes, Rodas

Valle de Petaloudes

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El valle de Petaloudes, conocido popularmente como "el valle de las mariposas", es sin lugar a dudas un tesoro de la isla de Rodas que nos sumerge en un mundo natural encantado en esta época del año, acabando además el recorrido en el monasterio de Kalopetra, construido en el siglo XVIII.

La ciudad de Rodas

La ciudad de Rodas es el punto obligado de llegada a la isla para visitar el valle de las mariposas. Una población que se ubica en el extremo norte de este territorio de setenta y siete kilómetros de largo y 37 de ancho.

Ciudad de Rodas

Ciudad de Rodas

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Habitada desde tiempos inmemoriales, aún posee numerosos restos de la época clásica, aunque su mayor patrimonio viene de la mano de su conjunto medieval, declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1998.

Palacio del Gran Maestre, Rodas

Palacio del Gran Maestre

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Sus puertas monumentales, sus murallas, el puerto antiguo, el bello Hospital de los Caballeros - con su magnífico museo arqueológico -, el Palacio del Gran Maestre y otros muchos edificios de esta índole que podemos encontrar en sus calles, hacen de Rodas una parada obligada. Punto aparte es la gran mezcla de estilos y culturas que se conjugan entre estos muros, encontrando desde iglesias a sinagogas pasando por mezquitas. Todo un reclamo para recorrer sin prisa su ciudadela y empaparse de una buena parte de la historia que alberga la isla.

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