Descubre las nuevas oficinas de Nueva York de las que todo el mundo habla

La antigua Domino Sugar Factory se convierte en un vanguardista edificio de oficinas que suma más alicientes al flamante barrio de Williamsburg. 

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default / Max Touhey

Nueva York está en constante transformación y la antigua refinería Domino Sugar Factory es un claro ejemplo de ello. Su metamorfosis pone el foco en el frente marítimo del norte de Brooklyn, en Williamsburg, que en los últimos tiempos se ha convertido en uno de los grandes atractivos de la ciudad. El imponente Domino Sugar Factory se alza hoy con más brillo que nunca gracias al gran cartel lumínico que preside su fachada de ladrillo y a las imponentes oficinas que el estudio Practice for Architecture and Urbanism (PAU) ha proyectado en su interior. Convertido en nuevo centro neurálgico de la zona, el nuevo inmueble bautizado como The Refinery at Domino, de 42.700 metros cuadrados, logra aunar el encanto histórico del emblemático edificio con las ventajas de una nueva construcción. Y lo hace rodeado de un ambiente local y alternativo, rico en street art, restaurantes y cafeterías de moda y unas impresionantes vistas del skyline de Manhattan.

El nuevo Refinery at Domino se alza ante el frente marítimo de Williamsburg.

El nuevo Refinery at Domino se alza ante el frente marítimo de Williamsburg

/ Max Touhey

Esqueleto de cristal con piel de ladrillo

La Domino Sugar Factory fue construida en 1884 y, durante su época de esplendor, llegó a emplear a 4.500 trabajadores. Con los años, los edulcorantes ganaron terreno al azúcar hasta que en 2004 cerró definitivamente. En 2007 la ciudad de Nueva York la declaró monumento histórico y desde entonces su imponente chimenea y fachada de ladrillo visto lucen como un solemne recuerdo del poderío industrial de antaño.

Desde este otoño, además, la emblemática refinería de azúcar se ha transformado en un espacio de oficinas de diseño vanguardista para la que el estudio PAU ha anidado un edificio completamente nuevo en la estructura existente. En lugar de intentar rediseñar el viejo exterior y colocar nuevos cristales en las aberturas desalineadas, los arquitectos Vishaan Chakrabarti y y Ruchika Modi, junto a su equipo del estudio PAU, desmontaron las entrañas de la fábrica y construyeron un nuevo edificio de cristal transparente, situado a 3,5 metros dentro de la envolvente de ladrillo.

La combinación de ladrillo y cristal caracteriza a este edificio icono del Williamsburg postindustrial.

La combinación de ladrillo y cristal caracteriza a este edificio icono del Williamsburg postindustrial.

/ Max Touhey

La nueva estructura, valorada en 150 millones de dólares, se construyó sobre sus propios cimientos reforzando la antigua envoltura de ladrillo con torres de vigas de acero. Hoy, el nuevo edificio sostiene al antiguo extendiendo sus vigas horizontales a través de la brecha entre lo existente y lo nuevo.

El conjunto de ventanas históricas deja ver amplias vistas del puente de Williamsburg, el East River y el Midtown, además de los edificios del propio barrio. A su vez, la nueva construcción se eleva hasta siete niveles por encima de la de cornisa escalonada de la refinería para formar una cubierta acristalada con bóveda de cañón que regala panorámicas espectaculares de la ciudad de Nueva York.

La bóveda de cañón acristalada rinde homenaje al estilo Round Arch americano.

La bóveda de cañón acristalada rinde homenaje al estilo Round Arch americano

/ Max Touhey

Reutilización adaptativa y diseño biofílico

Con la voluntad de conservar su carácter histórico y dotarle de mayor sostenibilidad, la antigua Domino Sugar Factory responde a la corriente de reutilización adaptativa, que devuelve el uso productivo a estructuras antiguas proporcionando nuevas funciones que se adaptan a las necesidades y demandas actuales. Con ello, se logra preservar el patrimonio histórico de la antigua refinería a la vez que se revitaliza un área en constante transformación y desarrollo como es el frente marítimo de Williamsburg.

El espacio entre ambas estructuras se ha destinado a jardín vertical

El espacio entre ambas estructuras se ha destinado a jardín vertical

/ Max Touhey

El perímetro luminoso y ventilado que se forma entre la construcción antigua y la nueva proporciona un espacio ajardinado y singular, a la vez que mejora la penetración de la luz natural en el núcleo. Con la voluntad de recuperar los vínculos entre la naturaleza y las personas, propio del denominado diseño biofílico, el arquitecto paisajista James Corner de Field Operations ha proyectado un jardín con esbeltos eucaliptos americanos y robles autóctonos, junto con pequeños arbustos y enredaderas colgantes. De este modo, el trabajo arquitectónico y paisajístico ahonda en fomentar un entorno de trabajo productivo, saludable y en contacto con la naturaleza que lo rodea.

Interior de las oficinas proyectadas por el estudio de arquitectos PAU

Interior de las oficinas proyectadas por el estudio de arquitectos PAU

/ Max Touhey

A su vez, en la planta baja, las ventanas se han transformado en puertas de acceso que permiten a los transeúntes atravesar la refinería desde la avenida Kent hacia Domino Park, el parque de moda de Williamsburg que, entre otros alicientes, regala unas excelentes vistas del emblemático horizonte neoyorquino. Diseñado por Field Operations, responsables del High Line Park y Greenpoint Landing, el lugar se ha convertido en un espacio de gran atractivo y vitalidad. Aquí, la huella industrial deja verse con piezas y materiales de la antigua fábrica reconvertidos para su uso en el parque, desde sillas y bancos construidos con madera recuperada a silos empleados en la zona de juego infantil del parque.

The Refinery at Domino combina el encanto histórico con las vanguardia

The Refinery at Domino combina el encanto histórico con las vanguardia

/ Max Touhey

La recalificación en las últimas décadas de la costa de Brooklyn ha contribuido a transformar y reurbanizar un enclave privilegiado donde se integra este novedoso centro tecnológico y creativo, que establece un diálogo contemporáneo con la historia y cuya icónica chimenea le cede parte del protagonismo a la nueva cúpula de cristal abovedada, provista del mejor telón de fondo de la ciudad. 

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