4 ciudades europeas que esconden mucho más de lo que te imaginas

Italia y Austria son dos países vecinos con más en común de lo que parece. Países muy ricos en cultura, con impresionantes legados históricos y con aportaciones claves a la gastronomía mundial. Es difícil conocerlas a fondo en un solo viaje, pero te proponemos una ruta para quedarte con las ganas de volver a estos preciosos países europeos.

La antigua capital del imperio austrohúngaro encierra grandes tesoros entre los que destacan sus palacios: Hofburg con un museo dedicado a la carismática emperatriz Sisi, Belvedere y sus hermosos jardines o Schönbrunn, residencia de veraneo de la familia real austriaca. Un paseo por la avenida de Ringstraße nos mostrará algunos de los reseñables edificios que colman la urbe. En el Barrio de los Museos, uno de los espacios culturales más amplios del mundo, podremos experimentar todas las manifestaciones artísticas de Viena. ¿Qué tal si a continuación probamos la tarta más famosa del país? En el Café Sacher encontraremos nuestro lugar.

Atravesando asombrosos paisajes alpinos, saltamos a la vecina Italia para recorrer Venecia. Los casi cuatro kilómetros del Gran Canal dividen Venecia en dos conectándola por medio de puentes tan bellos como el de Rialto, el más antiguo. Las laberínticas calles invadidas por canales nos guiarán por barrios como el de San Polo, Santa Croce o Cannaregio.

Aunque si hay una zona en la que palpar la efervescencia de Venecia esa es la Plaza de San Marcos y sus alrededores. En ella se encuentra el Palacio Ducal unido con la prisión de la Inquisición por el Puente de los Suspiros. A bordo de una góndola admiraremos de la mejor forma posible esta romántica ciudad compuesta por 118 islas.

Más abrumadora aún es Florencia, a unos 270 kilómetros de Roma. Puerta de entrada a la preciosa región de la Toscana y cuna del Renacimiento, en ella el arte rebosa haciendo imposible evitar el síndrome de Stendhal, algo que comprobaremos nada más situarnos ante la Catedral de Santa María dei Fiori, coronada por la cúpula de Brunelleschi.

Frente a ella se encuentra el Baptisterio con las puertas de Ghiberti. Para no perderse grandes colecciones de arte, hay que dirigirse al Palacio Pitti, la Galería de los Uffizi y la Galería de la Academia, donde se expone el perfecto David de Miguel Ángel. El Ponte Vecchio cruza el río Arno guiando hacia los cautivadores atardeceres de la Plaza Michelangelo.

Llegamos a la capital de Italia, donde no pararemos de sorprendernos con sus formidables monumentos e innumerables vestigios del imperio romano, como el arco de Constantino, las ruinas del foro, el Circo Máximo, el Panteón de Agripa con su gigantesca cúpula o el archiconocido Coliseo, edificado en el año 70 con capacidad para 55.000 personas. La Roma barroca, moldeada por plazas, palacios y fuentes tan populares como la Fontana di Trevi, nos llevará también hasta las escalinatas de la Plaza de España o las callejuelas del barrio del Trastévere.

Dentro de Roma, el microestado Ciudad del Vaticano, en el que tiene su residencia el Papa, nos deja más visitas en la Basílica de San Pedro y en los Museos del Vaticano, con los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina como obra culmen. Tantos encantos y tan apabullantes que no es de extrañar que sea conocida como la Ciudad Eterna.

Un recorrido por las maravillas de estas cuatro ciudades y poder ver las maravillas de atravesar Italia de norte a sur, una experiencia única que solo puedes vivir con Club VIAJAR.