Viajes y letras: tres libros para tres destinos (V)

"Vivir sin leer es peligroso, porque obliga a conformarse con la vida". Michael Houellebecq.

Un lugar para esconderse
Un lugar para esconderse / Istock / Alfons Morales

Igual que hay temporadas en las que uno deja de leer como si se hubiera olvidado de que sabe hacerlo, como si ya no supiera sentarse en el sofá, prender una luz, abrir un libro y seguir con la mirada las letras, una a una, como si esos códigos vetustos hubieran perdido el sentido, pues igual, exactamente igual, hay temporadas en las que uno padece el arrebato de clavarse en el sofá y encender una luz y abrir un libro y tragonear páginas y capítulos. Y volver a la biblioteca y asaltar librerías y no querer ser invitado a fiestas ni eventos ni planes: ahora solo quiero leer, hasta que me olvide, cualquier tarde, de cómo hacerlo.

Para preferir el libro a los guateques, hay que acertar en las lecturas. Aquí dos obsesiones, dos autores (y tres libros), que merecerían que dijésemos que no a una invitación a la cena de los premios Óscar (por qué carajos se llaman así) o al concierto de año nuevo en Viena o a un palco en la final de la Champions League.

Yoga, Emmanuel Carrère

Yoga, Emmanuel Carrère

/ Anagrama Editorial

Yoga, de Emmanuel Carrère

Un retiro de Vipassana, el atentado de Charlie Hebdo, los refugiados en la isla de Lesbos, un hospital psiquiátrico, un hilo que teje y desteje Carrère a través de sí mismo, de lo que vive. Carrère aborda los bordes de lo que somos y habla de su depresión, de la oscuridad que envuelve la última sombra del malestar humano, de los dolores desconocidos y difíciles de nombrar, y lo hace con astucia: lo hace y parece que no lo hace. Es tanto el talento y el trabajo, que la escritura de Carrère parece dictada por la deidad de las letras, parece que no esté escrita: nada se interpone.

V13, de Emmanuel Carrère

Todo lo anterior, casi, sirve para este libro. Pero aquí hay más, hay un trabajo periodístico que no cabe en ningún periódico: un año yendo a los tribunales donde se juzga a los terroristas de los atentados de 2015 en París. Un trabajo minucioso, total. Una crónica judicial que mira de cerca la justicia, y sus complejidades. Que rebusca, de nuevo, en la condición humana. Y que engancha más que cualquier serie que puedas encontrar en la televisión.

Carrère rebusca, de nuevo, en la condición humana

Carrère rebusca, de nuevo, en la condición humana

/ Anagrama Editorial

Charlas con mi hemisferio derecho, de Hernán Casciari

Casciari es capaz de hacer interesante el vuelo de una mosca. Es el rey de las anécdotas. El rey de la narración. Nunca empieza una historia diciendo “Era 12 de marzo, una tarde fría en…”. Empieza diciendo: “¿saben lo que me pasó cuando venía hacía acá?”, y ya te ha enganchado, con su tonada argentina y su verbo bien entrenado. A Casciari se le puede leer, se le debe leer, una lectura fácil y divertida.

Charlas con mi hemisferio derecho, libro de Hernán Casciari

Charlas con mi hemisferio derecho, libro de Hernán Casciari

/ Hernán Casciari

Él mismo dice que escribe para que le lea todo el mundo, no quiere frases subordinadas ni complejidades. Pero lo que es impepinable es escucharle: Casciari cuenta cuentos y tú escuchas, atento, te emocionas, lloras, ríes, no hay más.

Síguele la pista

  • Lo último