El verano de Robinson: seis islas para soñar ya con las vacaciones

Una particular vuelta al mundo de isla en isla.

Vuelta al mundo por las mejores islas para soñar con el verano.
Vuelta al mundo por las mejores islas para soñar con el verano. / Istock / chasdesign

El nomadismo digital nos permite vivir y trabajar casi desde cualquier lugar del mundo, incluso emulando a Robinson Crusoe en una isla desierta, pero equipada con wifi. A esos viajeros, y a los que simplemente buscan desconectar, dedicamos nuestra particular vuelta al mundo de isla en isla.

Europa: Creta

Hay lugares que se distinguen por los placeres sencillos: una mesa dispuesta con una hogaza de pan como los de antes, un poco de miel, unas aceitunas de Kalamata y un queso fresco Xynomyzithra es un buen ejemplo. O perderse sin rumbo pero sin preocupación por el dédalo de carreteras reviradas que recorren la isla de Creta de parte a parte, emulando al Minotauro que vagaba perdido por los pasillos del palacio de Knossos, para acabar desembocando en la playa de Stavros, donde bailó Zorba el griego, o dejar que la tarde colapse sin ruido con un vaso de retsina en la mano.

Palacio de Knossos.

Palacio de Knossos.

/ Istock

Asia: Sri Lanka

Shiva, Buda, Santo Tomás o Adán, según la fe de quien la contemple, dejó su huella en lo alto de Samanala Kanda, “el monte de las mariposas”, un pico al que ascienden para morir verdaderas nubes de lepidópteros durante la temporada seca. Y es que, si algo define a la antigua Ceilán, es su magia. En un país que de punta a punta no iguala la distancia que media entre Madrid y Castellón, alternan campos de té, fortalezas construidas sobre rocas singulares como Sigiriya, templos que parecen surgidos de El libro de la selva, árboles sagrados, elefantes… Y todo ceñido por un mar de leyenda. 

Tren cruzando el Puente de los Nueve Arcos en Ella.

Tren cruzando el Puente de los Nueve Arcos en Ella.

/ Istock

América: Islas Georgias del Sur

Nadie llega por casualidad a las Georgias del Sur. Se requiere tener una verdadera pasión por los lugares que quedan fuera del mapa, de lo cotidiano. Entre instalaciones balleneras en desuso vagan sus nuevos inquilinos: inmensas colonias de elefantes marinos y pingüinos que, erguidos, parecen mirar más allá del horizonte, en dirección a la Antártida. Del lado sur, la nieve acumulada en los ventisqueros se precipita en la profundidad de los fiordos, no muy lejos de King Edward Point/Punto Coronel Celaya, la base del British Antarctic Survey. Un lugar que invita a reflexionar.

Colonia de pingüinos rey en las islas Georgias del Sur.

Colonia de pingüinos rey en las islas Georgias del Sur.

/ Istock

Oceanía: Polinesia Francesa

Ocupando 117 islas repartidas por una porción del Pacífico Sur que ocupa una extensión parecida a Europa, la Polinesia Francesa es un protectorado al que muchos no dudan con identificar con el paraíso, aunque buena parte de su superficie surgió del rugido salvaje de un volcán infernal. Otras son de origen coralino, pero todas comparten el turquesa de unas aguas que ha fascinado a pintores y escritores durante siglos. Tahití y Bora Bora, las más importantes del Archipiélago de la Sociedad, cuentan con escarpadas montañas que además de enmarcar el paisaje, desafían a los más deportistas.

Cascada Fuipisia en Upolu, isla de Samoa.

Cascada Fuipisia en Upolu, isla de Samoa.

/ Istock

África: Madagascar

Marco Polo mintió como un bellaco cuando dijo que en esta isla había más elefantes que en cualquier otro lugar. Nunca los ha habido, pero en la penumbra de sus bosques habitan cinco familias distintas de lémures, primates que los exploradores franceses confundieron con fantasmas. De población asiática en el este, profundamente africana en el oeste, los ríos Tsiribinha y Manambolo son la frontera de agua que hay que atravesar para ver las catedralicias formaciones cársticas de los Tsingys de Bemaraha de un lado o las infinitas hileras de baobabs de la región de Menabe del otro. 

La famosa Avenida de los Baobabs en la región de Menabe.

La famosa Avenida de los Baobabs en la región de Menabe.

/ Josep María Palau

Panamá: Kuna Yala

Los kuna de las islas de San Blas, en Panamá, ocupan un territorio semiautónomo que consta de 365 cayos, de los cuales solo 10 ofrecen alojamientos sencillos. Aquí no hay grandes resorts, porque el respeto por el medio ambiente de este pueblo prohíbe incluso la práctica del submarinismo con bombonas de oxígeno.

Hacia el Caribe por la cordillera de San Blas.

Hacia el Caribe por la cordillera de San Blas.

/ Josep María Palau

En San Blas se vive sin relojes ni zapatos, decorando los tobillos con finas ristras de cuentas que denominan chaquiras y vistiendo molas, telas bordadas de cuatro capas. Si hay suerte, hasta nos recibirá el saila o cacique de Mandi Yala, remontando el río Mandinga, ya en la costa.

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