Un paseo bajo los buitres en las Hoces del Río Riaza

Este Parque Natural de la provincia de Segovia esconde muchas sorpresas

Hoces del río Riaza, Segovia

Hoces del río Riaza

/ Julen Arabaolaza

Es a la impetuosa corriente del Riaza, afluente del Duero, a la que debemos este majestuoso escenario que se extiende por el norte de la provincia de Segovia, muy cerca del límite con Burgos. Un Parque Natural de 5.185 hectáreas, vertebrado por este río que tajó a su paso un descomunal cañón (150 metros de profundidad y entre 200 y 300 metros de anchura) sobre la roca caliza.

El resultado es un hermoso paisaje de hoces y cortados, de riberas escarpadas, de agua que no sólo mana del curso fluvial sino también del embalse de Linares del Arroyo. Un entorno que además acoge pequeños pueblos que aún conservan su esencia tradicional: Madreruelo, Valdevacas y Montejo de la Vega de la Serrezuela.

El rey de las hoces

Pero más que su exuberante vegetación, la misma que durante el verano conforma un cordón verde que contrasta con los campos esteparios de los alrededores, más que sus hileras de chopos, sauces y fresnos perfumados por la menta, los tomillos y los espliegos, el gran protagonista de este parque es el buitre leonado, del que existe una de las mayores colonias de la península.

Hoces del río Riaza, Segovia

Buitres en las hoces del rio Riaza

/ rowanwindwhistler

La verticalidad de las paredes y la naturaleza de la roca, con multitud de repisas y oquedales de los más variados tamaños, ofrecen refugio a alrededor de 600 parejas de buitres con más de dos metros y medio de envergadura, siete kilos de peso y casi 30 años de vida.

Hoces del río Riaza, Segovia

Buitres en las hoces del río Riaza

/ Luis Sanguino Arias / ISTOCK

Buitres a los que no solo se pueden ver sobrevolando los rojizos paredones sino que también a través de la cámara instalada en uno de sus nidos, que permite asistir en tiempo real a lo que ocurre en este lugar: la mamá alimentando a sus polluelos, los primeros intentos de vuelo, los cambios en el plumaje…

¿Sabías que en Segovia hay pueblos amarillos, rojos y negros?
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Casa del Parque

Es al Centro de Interpretación (lo que en Castilla y León se llama Casa del Parque) de Montejo de la Vega de la Serrezuela al que hay que acudir para recabar toda la información sobre este parque natural. Sobre los buitres, por supuesto, pero también sobre el resto de las especies, como el halcón peregrino, el águila real y el búho.

Hoces del río Riaza, Segovia

Hoces del río Riaza

/ Roberto Fernandez Garcia / ISTOCK

Aquí se pueden conocer sus siete sendas señalizadas, cuatro de ellas con cortados y el resto por zonas de páramos. La más corta tiene 2,2 kilómetros ida y vuelta. La más larga, la del Cañón principal, asciende a 21 kilómetros en total. Eso sí, de enero a julio, en la época de cría de las aves, se limita el tamaño de los grupos y el número de personas al día. Y además, se requiere de autorización.

Hoces del río Riaza, Segovia

Hoces del río Riaza

/ Alberto Carrera / ISTOCK

Los vinos de la Ribera del Duero

Las Hoces del Río Riaza, que ofrece rincones tan singulares como la zona deEl Casuar, donde yacen las ruinas de un convento románico, es también parte integrante de la D. O. Ribera del Duero, lo que lo convierte en uno de los grandes reclamos naturales de esta Ruta del Vino.

Hoces del río Riaza, Segovia

Ruinas del convento románico en El Casuar

/ Juan-Enrique / ISTOCK

Por eso una excursión por estos parajes no puede estar completa sin degustar unos ricos tintos en algunas de sus emblemáticas bodegas, bien en una de las grandes como Emilio Moro o Pradorey o bien en otras más modestas, pero no menos interesantes, como Neo o Ribiértete.

Como tampoco puede ser completa la visita si no se tiene la suerte de comer en el restaurante La Serrezuela, en Montejo de la Vega de la Serrezuela. Una auténtica delicia de platos con productos de temporada, donde no faltan las verduras de la propia huerta y por supuesto el lechazo, con corderos seleccionados entre los rebaños de la ribera.

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