4 lugares increíbles del mundo en los que jamás podrás estar

Aunque cada vez seamos capaces de viajar más lejos y más rápido, tenemos que asumir que hay lugares que jamás podremos conocer. Y no nos referimos a una falta de tiempo o de dinero, sino a lugares que está prohibido visitar. Hay 4 lugares en el mundo que son totalmente increíbles y asombrosos pero tienen un gran defecto, son lugares cerrados al público que no admiten un solo visitante. Ya sea por cuestiones de seguridad, asuntos legales o motivos científicos, la realidad es que existen 4 lugares increíbles del mundo en los que jamás podrás estar.

El primero de ellos es Uluru (Australia), donde se encuentra uno de los monolitos más grandes del planeta, conocido en la cultura popular como el ombligo del mundo por su peculiar forma. En el pasado sí se podía visitar, y de hecho sus vistas eran espectaculares. Sin embargo, Uluru es un sitio sagrado para los aborígenes indígenas anangu, quienes custodian la roca y estuvieron durante décadas tratando de evitar que los visitantes subieran a ella, con el deterioro que eso conlleva. Y lo consiguieron. En el año 2017, la junta del Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta prohibió su acceso a todo el mundo, en señal de respeto hacia los anagu. A los visitantes les dejó un tanto decepcionados, pero ahora este monolito se podrá conservar para la posteridad.

Un caso similar encontramos en el suroeste de Francia. Hablamos de Lascaux, en la zona de Montignac. Se trata de una cueva que contiene las obras de arte prehistórico mejor conservadas del mundo. Con cerca de 600 pinturas y más de 1000 grabados, se decidió cerrar al público en 1963 por la aparición de moho en las paredes de la cueva. La afluencia constante de visitantes rompió el hermetismo que las mantenía en perfecto estado, motivo por el que se decidió cerrar el acceso al público. Por suerte, se creó una réplica exacta de la cueva.

Pero en esta lista no solo hay lugares concretos, también hay islas cuyo acceso está totalmente prohibido, como la Ilha da Queimada Grande (Brasil). Es una pequeña isla rocosa, sin playas y de difícil acceso que está a unos 35 kilómetros de la costa de Sao Paulo. El hecho de que su acceso esté denegado a los humanos no es un capricho, pues se trata de una isla habitada por serpientes. Según las estimaciones de los científicos, podrían haber cuatro o cinco serpientes por metro cuadrado. Sin embargo, no pueden saberlo con exactitud porque ni siquiera ellos se han atrevido a poner un pie en la isla.

Y por último, os presentamos un lugar que se conoce popularmente como la bóveda del fin del mundo. Se trata de una estructura construida en la isla de Spitsbergen (Noruega), aproximadamente a 1.300 kilómetros del Polo Norte. Su objetivo es ser un depósito de semillas por si el cambio climático o una catástrofe natural provocase la extinción de determinadas plantas o cultivos que se consideran esenciales.

Las medidas de seguridad y protección de esta infraestructura son tan altas que las semillas que alberga en su interior se podrían conservar durante miles de años.