Road trip por la Italia secreta: todos los encantos de Emilia-Romaña
Desde las castillos y fortalezas de Imola o Módena, envueltos en los montes Apeninos del norte de Italia, hasta las doradas playas de Rímini, este itinerario te conducirá por la historia y naturaleza del país mostrándote su esencia maridada con una tradición vinícola y una gastronomía de renombre. Buon viaggio!
El río Sillaro marca la frontera natural entre Emilia, al oeste, y Romaña, al este. Una extraordinaria región, situada al norte de Italia, que se despliega desde los majestuosos montes Apeninos hasta la costa del mar Adriático. Coronada por imponentes ciudades medievales y deleitada por una deliciosa cocina, promete una perfecta conjunción de historia y naturaleza con el queso parmesano como protagonista.
Cuatro valles cercan las colinas de Piacenza, al pie de los Apeninos de Liguria, marcando el inicio de este viaje. Entre ellos sobresale la belleza de Val Trebbia, que merece ser admirada con detenimiento, así como los pueblos de Bobbio y Brugnello asentados en él.
Será la ciudad de Piacenza la puerta de entrada a Emilia- Romaña, con la catedral románica y el Palacio Farnèse, hecho museo, como principales visitas.
A 70 kilómetros de distancia, Parma, cercada por bodegas, está denominada como Ciudad Creativa para la gastronomía por la UNESCO gracias, también, a productos como el jamón de Parma y el queso parmesano Reggiano. Tras deleitarnos con sus intensos sabores, podremos explorar las pintorescas calles del casco histórico y el Palacio de Colorno, antigua residencia de los duques de Parma con un espectacular jardín de estilo francés.
El Castillo de Formigine continúa acercándonos el magnífico patrimonio de la región entre la elegancia y tradición de Módena. En el mercado de Albinelli podremos hacernos con su famoso vinagre balsámico.
Los palacios y plazas de Ferrara continúan conquistándonos y transportándonos a la época de los Médici, mientras que los canales que serpentean por la ciudad nos recuerdan su historia como centro comercial. Esta joya renacentista abrazada por murallas, se encuentra muy cerca del delta del Po, el segundo humedal más grande de Europa que igualmente merece una visita.
Los Apeninos boloñeses envuelven Bolonia con estupendas rutas para rodearse de su naturaleza. Nuestro viaje continúa en la capital de la región. Famosa por su universidad del siglo XI, Bolonia vive bajo las impresionantes torres medievales Garisenda y Asinelli, con encantadoras plazas y calles rodeadas de pórticos con arcos. Debemos recorrer “la ciudad Roja” con los ojos bien abiertos para hacernos con todos sus secretos, como la diminuta ventana de Via Piella que deja vistas al canal de Le Moline recordándonos a Venecia.
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Muy cerca se encuentra Imola, popular entre los amantes del motor. Quienes buscan explorar sus sitios históricos, no deben perderse la fortaleza Rocca Sforzesca, símbolo de la arquitectura de la Edad Media y el Renacimiento con vistas a la naturaleza a un lado y, al otro, al pintoresco centro histórico.
Continuando hacia la costa del Adriático, podremos bañarnos en las playas de la Riviera Romagnola, conocida como la “Costa de la Diversión”. Un litoral donde no faltan ciudades artísticas y antiquísimos pueblos repletos de encantos.
Solemne patrimonio monumental de Rávena nos muestra su esplendoroso pasado en la Basílica de San Vitale, decorada con mosaicos bizantinos, y el Masuoleo de Teodorico, la construcción funeraria más representativa levantada por el pueblo ostrogodo. Por la noche, la ciudad vibra al ritmo de la música en vivo de sus acogedoras cafeterías.
Las doradas playas de Rímini, acariciadas por las aguas del Adriático, ponen el broche perfecto a este viaje después de recorrer las placenteras calles del centro. Desde Rímini podremos acercarnos también a la colorida San Giuliano, otro punto imprescindible para sumergirse en la autenticidad de Emilia-Romaña.
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