El único parque del mundo adornado con más de 800.000 cristales Swarovski

Podríamos imaginar que estamos inmersos en un sueño fantástico o en algún relato imaginario, pero los Swarovski Kristallwelten (Mundos de Cristal Swarovski) son una realidad que merece la pena explorar. Este evocador viaje sensorial nos lleva hasta la pequeña localidad tirolesa de Wattens, en el corazón de los Alpes. Allí, la creatividad de artistas, diseñadores y arquitectos se fusiona con los hipnóticos cristales de Swarovski para dar forma a una instalación evocadora que invita al visitante a dejarse llevar.

Brillantes instalaciones y creativas atracciones se suceden en un terreno repleto de detalles que encandila, tengas la edad que tengas, desde el minuto uno. Un gran Gigante cubierto de musgo, de ojos cristalinos y lengua a modo de cascada, da la bienvenida a un universo atemporal ideado por el artista André Heller para conmemorar el centenario de la marca en 1995 y rendir tributo a su fundador, Daniel Swarovski.

Una vez atraviesas la cabeza del Gigante, adentras a un mundo de experiencias. El interior cuenta con 18 instalaciones o Chambres of Wonder (cámaras de las maravillas), escenarios perfectos de cualquier universo poético, que atrapan al visitante en una fusión entre fascinación e interacción con las creaciones de maestros del arte contemporáneo como Manish Arora, Tord Boontje, Brian Eno, Fernando Romero o Yayoi Kisama, entre otros. Cada sala te sumerge en un mundo completamente nuevo y te plasma la interpretación que cada uno de los artistas hace de los cristales a través de sus creaciones a un nivel muy personal.

Nuevas cámaras de las maravillas

El juego de luces y sombras, de brillos y reflejos en cada una de las cámaras de las maravillas, es un verdadero espectáculo para los sentidos. Una de las últimas presentadas es The Art of Performance (el arte de la interpretación) que rinde tributo a la colaboración entre Swarovski y la industria del entretenimiento en todas sus formas.

Sinónimo de glamour hollywoodiense desde sus inicios, Swarovski muestra aquí de la mano del diseñador de moda Michael Schmidt y del escenógrafo Derek McLane su savoir-faire en una selección de piezas de vestuario emblemáticos ante un deslumbrante telón de fondo a base de cristales de Swarovski. Umbra, proyectada por el "maestro de la luz" James Turrell, es otra de las novedades creada especialmente para el lugar donde su creador te invita a experimentar con el alma del cristal a través de luces y colores.    

Universo creativo y sostenible

De nuevo en el exterior, el terreno que rodea al icónico Gigante cuenta con un proyecto paisajístico y sostenible a cargo de Tony Howard por el que pasear, dejarse hipnotizar y disfrutar jugando por de las diferentes instalaciones. Sobre la amplia superficie del complejo destaca la Nube de Cristal, obra creada por Andy Cao y Xavier Perrot a partir de 800.000 cristales de Swarovski montados a mano.

En el otro extremo se encuentra el Carrusel, un moderno y atractivo tiovivo en blanco y negro, con 15 millones de cristales Swarovski, que contrasta con la vegetación de alrededor. El diseñador Jaime Hayon reinterpreta desde una visión contemporánea el carrusel tradicional recreando personajes fantásticos cuya expresión alegre y jovial es un claro reflejo de la sensación que produce montar en el tiovivo. La experiencia está abierta a los visitantes pudiendo repetir tantas veces se quiera (o se pueda, por tiempo, aforo…).

Próximas al Carrusel y a las diferentes esculturas que salpican el jardín exterior se unen otras instalaciones orientadas al público familiar, como el Laberinto de André Heller, un parque infantil y una torre de juegos de cuatro pisos de altura. Con una fachada proyectada por el reconocido y premiado estudio de arquitectura Snøbetta, los diferentes niveles están conectados entre ellos por una red vertical única por la que se puede trepar, lo que convierte el interior de la torre en un espectacular terreno de escalada de 14 metros de altura donde explorar otras modalidades de juego libre.

El complejo cuenta, además, con un restaurante, una cafetería, una óptica y una tienda-museo, una de las más grandes del mundo, que resulta tan tentadora como sorprendente. Proyectada “como un paisaje que serpentea el caudal natural de un río”, se acompaña de expositores artísticos y está coronada por la espectacular cúpula The Starry Mosaic Sky (El cielo estrellado de mosaico). Un resplandeciente paraíso comercial que muestra las diferentes líneas de productos y las múltiples facetas del cristal tallado.