El súper de Barcelona cuyo frigorífico es un probador

Se ha convertido en una meca tiktokera. En Ssstufff venden cajas de lejía, pañuelos y detergente... pero llenas de jerséis, pantalones o camisetas.

Escaparate Barcelona.
Escaparate Barcelona. / Istock / Xavier Arnau

En Barcelona, los supermercados ya no son supermercados. Y no solo por los súpers alrededor de la Sagrada Família o de Ciutat Vella, que se han reconvertido en tiendas de souvenires cutres y de ‘merchandising’ del Barça. Hablamos de supermercados como Monk (Abaixadors, 10), negocio tapadera que esconde una coctelería clandestina de los creadores de Paradiso. O como Ssstufff (Duc, 7), una tienda de ropa ambientada en un súper del barrio donde las camisetas se venden como churros congelados: las hay hasta guardadas en el congelador. 

La marca nació en 2019, pero cinco años después sigue igual de fresca, y no solo porque sus colecciones descansen en el frigo. Un lustro tras sacar al mundo su primera colección, decenas de ‘influencers’ y tiktokers siguen paseándose por su tienda con los ojos más abiertos que Aladdín en la cueva de las maravillas. No dudan en sacar el teléfono móvil para documentar cada rincón, como si acabasen de descubrir el Dorado. 

No es para menos: su ropa es sinónimo de “felicidad”, “locura” e “interacción”, entre otros sinónimos que usa Avet, responsable de tienda. Te lo cuenta mientras saca de la nevera una camiseta y la frota. “Huélela”, añade, poniéndote el dibujo de frutas en la nariz. Huele dulce, un sabor a chicle muy apetecible. Y sí, hay más camisetas interactivas. “Esta muestra el nivel de rayos UVA y te dice si es hora de ponerse la crema”, dice señalando una con un termómetro. “En esta, el tigre cambia de color cuando lo pones al sol”, explica, exponiendo el estampado al sol veraniego que está cayendo este enero mientras el dibujo cambia de colores a lo camaleón. 

En la tienda reina la fantasía y el caos. Echando un ojo rápido te topas con camisetas con carteles con las típicas tiras con teléfonos móvil que puedes arrancar. También con sudaderas con la carta de servicios de una ‘nail shop’ estampada. Prendas con un cartel de 'se busca un perro salchicha' muuuuy largo. Incluso camisetas con una caja de pañuelos incorporada por si tienes que sonarte en plena época de gripe. 

Pero los diseños locos no son su único reclamo. De hecho, la tienda en sí se ha convertido en meca tiktokera por cómo han integrado los detalles del típico súper de barrio a un local que vende moda. Por ejemplo, la caja está sobre una cinta automática. Los precios están puestos en pegatinas a lo mercadillo de barrio. Las neveras de los helados guardan camisetas. Las bolsas —de tela— parecen las bolsas verdes fluorescente de plástico del bazar. Los probadores son dos neveras industriales reconvertidas. Hay rincones con palés llenos de papel de váter, botellas de agua y fruta. Hay bolsos de Louis Vuitton... estampados en la típica bolsa grande reutilizable. Y lo mismo con el ‘packaging’ del producto, que remite a productos de súper: camisetas en cajas de pañuelos, cajas de detergente en polvo que esconden jerséis o pantalones, si incluso llegaron a usar la típica caja verde de plástico para la fruta y verdura para cargar los productos. Todo pensado al milímetro. 

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