Cómo reconocer una auténtica heladería italiana en 5 sencillos pasos

Si nos piden que dibujemos con un pictograma la palabra ‘verano’ estamos seguros de que un cono de helado saldría, junto con las olas del mar y el sol, entre los dibujos más representados. Y es que pasear por la orilla del mar con un rico helado al caer la tarde para disfrutar de un atardecer único no tiene precio. Bueno, en realidad, viene bien para aplacar los calores veraniegos y combatir la sed con independencia de donde estemos.

Con el paso de los años muchos de nosotros ya hemos aprendido a diferenciar entre el aceite de oliva virgen y el aceite de oliva virgen extra. Y es que una solo palabra puede cambiar la calidad y cualidades de este oro líquido de una manera abismal. Y con los helados pasa un poco lo mismo. Todos calman la sed, sí, pero no todos son iguales. En muchos establecimientos cuelgan carteles de ‘heladería italiana artesanal’ cuando, en realidad, de artesanales tienen más bien poco. Si no quieres que te den ‘gato por liebre’ aquí te ofrecemos 5 pasos para reconocer una auténtica heladería italiana.

Cómo reconocer una heladería italiana artesanal

Lo primero que debe saber el viajero es que tomarse un helado en Italia no implica que sea cien por cien artesanal. Y es que, desgraciadamente, sale más rentable vender helados industriales cuya preparación requiere menos esfuerzo y los beneficios para el negocio son mayores. Eso sí, no pasa lo mismo con nuestra salud, ya que, como dice el nutricionista y divulgador Carlos Ríos, lo mejor es comer comida real y no ultraprocesados.

Volvemos a Italia para descubrir una de las heladerías romanas en las que comer un auténtico helado artesanal por poco dinero. Y es que Da Quinto es el mejor ejemplo de que las cosas pueden hacerse bien y no hace falta cobrar un dineral al viajero o cliente por un helado que no ponga en peligro nuestra salud.

Resulta fundamental saber la cantidad de ingredientes que tiene el helado que vamos a consumir. Y aquí los helados no se diferencian del resto de alimentos: cuantos menos aditivos tengamos, mucho mejor. Si en la heladería solicitas esta información y te contestan con evasivas… es momento de empezar a sospechar, ya que los helados artesanales no contienen conservantes ni aditivos artificiales.

Si ves los helados dispuestos a través del mostrador con una consistencia férrea, presta atención. Que el helado no pueda sostenerse de forma natural, puede significar que haya algún ingrediente que lo ayude a no derretirse, seguramente grasas hidrogenadas.

Cuando se utilizan materias primas naturales, el helado no ofrecerá colores llamativos o brillantes. El de sabor pistacho, por ejemplo, no será de un verde intenso. Y el de limón no tendrá nada que ver con un amarillo puro, sino que tendrá una apariencia algo más aburrida. Si los colores son demasiado brillantes está clara la presencia de colorantes artificiales.

Hay que prestar atención a las frutas de temporada, ya que para que un helado sea artesanal debe contar con fruta fresca y no todas están disponibles en todas las estaciones del año. También es posible que se utilicen frutas congeladas, pero, en este caso, no deberían perder sus propiedades.

Por último, si queremos descubrir si estamos ante un verdadero helado tradicional debemos prestar atención al de vainilla, ya que ofrece una prueba irrefutable de su origen natural… o no. Debes fijarte bien en la textura, pues si observas puntos oscuros quiere decir que se han utilizado vainas de vainilla reales para su producción y no vainillina, un aroma sintético que se obtiene químicamente. Si este helado es natural (con sus puntitos negros), ya tienes la mejor prueba de que, al menos, este sabor de helado está fabricado con ingredientes naturales.