Ni de Betanzos, ni de Navarra: la tortilla de patatas es extremeña

Cuando se trata de atribuirse un mérito tan significativo y adorado como es la tortilla de patatas, no tardan en salir teorías que apuntan a unos y a otros. Fuera del país se conoce como tortilla española, por lo que no parece que haya duda en algo tan obvio. Sin embargo, existen diversas razones por las que hay comunidades, provincias, ciudades y pueblos que asumen su invención original. Lo que está claro es que el origen debería encontrarse a partir del siglo XVI, que fue cuando la patata aterrizó en España desde América, donde hay hasta museos dedicados al tubérculo. 

Se creía que tenía el origen en Navarra en el año 1835, en un momento en el que el general Tomás de Zumalacárregui quería un alimento barato y nutritivo y le dio a sus tropas tortilla de patatas. Posteriormente, la periodista gastronómica Ana Vega encontró una mención a la receta más castiza en unos documentos de 1767 que apuntaban a los orígenes en Villanueva de la Serena, un municipio de Badajoz. Ese mismo año se hace referencia en la Agricultura General de Joseph Antonio Valcárcel en la que dice que “en España su regular empleo (el de la patata) es en guisados y tortillas, y son de mejor sabor que las de Irlanda”. 

Una investigación del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Sociológicas) lo ha determinado así, la tortilla de patatas o española se inventó en Villanueva de la Serena, aunque ellos dicen que unos años más tarde, en 1798. El nombre de tortilla española empieza a leerse en libros de recetas del siglo XIX, en los que se empieza a diferenciar la tortilla a la francesa de la española. Unos cuantos años más tarde, con la llegada de Franco al poder, se prefirió llamar a este plato así. Como curiosidad, también se modificaron las denominaciones de recetas como ensaladilla rusa a la que se llamaba ensaladilla nacional.

¿Tortilla española o de patatas?

Hoy se utilizan por igual ambos términos y se inventan creaciones de todo tipo. En la mitad norte peninsular se cocina más jugosa, dejando el huevo casi líquido; mientras que en el sur se tiene que cuajar más por lo que puede provocar el calor y el huevo poco cocinado. Con o sin cebolla, rellenas, con la patata más frita o más cocida, vegana; en bocadillo, en pintxo, para desayunar, para comer o para cenar. Hay múltiples versiones y, aunque la más conocida del país sea la de Betanzos, lo cierto es que se puede degustar un buen pincho de tortilla en cualquier zona de España.

Su popularidad se ha expandido por todo el mundo, aunque es difícil hallar una buena tortilla fuera de las fronteras. A pesar de ser una receta sencilla, el arte de hacer una tortilla jugosa no ha trascendido a otras gastronomías, donde parecen no entender cómo se hace. Aun así, hay variantes derivadas de la tortilla de huevos hoy conocida como francesa, encontrando su origen en la antigua Persia. En Irán elaboran algo parecido con el nombre de kookoo, en Oriente Próximo el eggah, en Italia la frittatta y en Marruecos la marcoude. Pero la tortilla de patatas se llama española por algo y no encuentra imitación en ningún lugar.