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El Escorial secreto: del Monasterio a la ciudad, la gastronomía y el entorno verde

La localidad madrileña de San Lorenzo de El Escorial tiene fama mundial, pero varios de sus iconos, rincones y encantos resultan aún desconocidos para el gran público. ¿Quiere descubrirlos? 

El Monasterio de El Escorial ocupa una superficie de casi 34.000 metros cuadrados.
El Monasterio de El Escorial ocupa una superficie de casi 34.000 metros cuadrados. / ©Archivo_Comunidad de Madrid

El Escorial no se acaba. La famosa localidad madrileña alberga el Real Monasterio, desde luego, pero también muchas otras grandes referencias patrimoniales, históricas, paisajísticas, turísticas, gastronómicas y culturales. Y varias de ellas resultan todavía desconocidas para el gran público, incluso para el madrileño. Para ayudarle a descubrirlas, le ofrecemos una guía de visita que le permitirá no perder detalle y exprimir a fondo todos los encantos que ofrece este inagotable emplazamiento.

De entrada, y como muestra de que El Escorial tiene aún margen para sorprender, aclaramos una de las confusiones más habituales: San Lorenzo de El Escorial es el nombre de la localidad, mientras que El Escorial se refiere al Real Monasterio, que es, eso sí, el elemento más popular del conjunto. Y es que, aparte de este icónico complejo del siglo XVI, tenemos también la ciudad adyacente y el entorno natural que rodea al Real Sitio, que fue, entre otras muchas cosas, lugar de residencia de la familia real española.  

San Lorenzo se ubica en las faldas de la sierra de Guadarrama, a unos 45 kilómetros de Madrid capital, y para llegar se puede cubrir la distancia en coche o apostar por los trenes y autobuses del servicio público de transporte. Pero la alternativa más especial es coger el Tren de Felipe II, una vía turística de época con vagones del siglo pasado. Una vez allí, caminar es la mejor forma de afrontar la mayoría de recorridos. También le recomendamos que reserve hotel y pernocte, porque para poder disfrutar sin agobios al menos de una buena parte de todo lo que ofrece esta fascinante localidad, lo ideal sería permanecer de dos a cuatro días.

El Monasterio y la población de San Lorenzo, a vista de pájaro.

El Monasterio y la población de San Lorenzo, a vista de pájaro.

/ ©Hugo Fernández_Comunidad de Madrid

Patrimonio de la UNESCO

Tanto el Monasterio como el Real Sitio fueron declarados a mediados de los años ochenta como Patrimonio Mundial de la UNESCO. Y son una de las grandes atracciones turísticas de la Comunidad de Madrid, porque el conjunto monumental de San Lorenzo recibe más de 500 000 visitantes cada año.

Pero la Comunidad cuenta con otros cuatro bienes que han recibido la misma distinción: el Paisaje de la Luz, en la capital; la Universidad y el casco histórico de Alcalá de Henares; el Paisaje Cultural de Aranjuez y el Hayedo de Montejo, un bosque de hayas milenario de paisajes encantados y gran valor natural.

Madrid ofrece todo tipo de planes y alternativas de ocio y disfrute, que valen además para todos los públicos y para cualquier época del año. Y es que, como les gusta señalar a muchos autóctonos, Madrid marca el mejor estilo de vida del mundo. 

El Real Monasterio

El Monasterio de El Escorial es, en realidad, mucho más que un monasterio. De hecho, reúne un palacio real, una basílica, un panteón, una biblioteca y hasta un colegio. Fue uno de los primeros complejos multifuncionales de la historia. Su arquitectura renacentista, aparentemente simple en la forma pero compleja en el fondo, junto con otras características como su tamaño y enclave, con más de 33.000 m2 de superficie construida y situado a más de 1.000 metros de elevación, terminaron por otorgarle en su época la consideración de Octava Maravilla del Mundo.

La biblioteca alberga una copia original de la primera edición de Don Quijote de la Mancha.

La biblioteca alberga una copia original de la primera edición de Don Quijote de la Mancha.

/ Shutter

Su arquitectura esconde aún secretos, como su simetría perfecta, porque cuenta con 16 patios interiores, 16 claustros, 16 escaleras y 16 puertas en su fachada principal. Y otros que, aunque no se ven, sí se sienten: el complejo recoge asimismo una climatización natural muy avanzada para el momento histórico, lograda a través de corredores, galerías y más espacio específicos de ventilación, que contribuyen a refrescar las estancias en verano y atemperarlas en invierno.

La biblioteca alberga miles de incunables, destacando por ejemplo una copia original de la primera edición del Don Quijote de la Mancha de Cervantes; la basílica tiene un suelo decorado con un mapa astronómico que muestra cómo se veían las estrellas en los años de su construcción (1563 a 1584) y, además, en la zona de palacio se encuentra el escusado o inodoro real, que era de su exclusivo del monarca Felipe II, sobresale por su lujoso acabado y fue uno de los primeros de los que se tiene constancia en España.

Tampoco hay que perderse zonas y edificaciones exteriores como la Casita del Príncipe y la Casita del Infante, que sirvieron de residencia regia, y el Jardín de los Frailes, que se ubica a los pies del Monasterio, adorna un mirador con vistas inolvidables y presenta un cuidado diseño de inspiración francesa y corte Renacentista.

Jardín de los Frailes.

Jardín de los Frailes.

/ ©iStock_Comunidad de Madrid.

El núcleo urbano

La ciudad que rodea al Monasterio tiene también mucho que ver. Reúne un conjunto histórico de gran valor, con visitas imprescindibles como La Casa de Oficios, lugar de belleza cautivadora y habitual en la celebración de bodas y festejos, el Real Coliseo Carlos III, un majestuoso teatro que es de los más antiguos de España, y la Casa de la Compaña, proyectada como edificio de almacenaje, servicios y cuadras por el arquitecto Francisco de Mora, discípulo de Juan de Herrera, que fue el delineador del Real Sitio de El Escorial.

La población en conjunto merece un paseo contemplativo, porque tanto ciertos edificios como el diseño de las calles recogen rasgos renacentistas que se fusionan con los del Monasterio y terminan definiendo un complejo urbano más que sugerente. Las avenidas son anchas y rectas, se entrecruzan formando manzanas y desembocan en una amplia plaza central, denominada Plaza de la Constitución.

La Casa de la Cultura, el Museo de la Ciudad y el Convento de Santa Teresa, del siglo XVII, son otros tres puntos de interés de la población de San Lorenzo que tampoco hay que perderse.

Entrada del restaurante La Cueva.

Entrada del restaurante La Cueva.

/ ©Sara Paniagua_Comunidad de Madrid.

La gastronomía: las mejores carnes y setas

Pero el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial es, además, una auténtica referencia por su gastronomía, que se beneficia de la calidad de la carne de la sierra de Guadarrama y también de la especial micología que abunda en toda la zona.

La oferta de restauración abarca todo tipo de cocinas y establecimientos, desde tabernas tradicionales hasta modernos restaurantes de fusión, incluido uno en posesión de una estrella Michelin.

Entre las tabernas hay que destacar locales como Ku4tro, centrado en tapas y raciones, Vesta y La Cueva. Y entre los restaurantes, el Charolés, que ofrece uno de los mejores cocidos de Madrid; Cava Alta y La Rueda, ambos de cocina clásica, y Valhalla Experience, que apuesta por el vanguardismo y los sabores de fusión. 

Además, en Laerreria se pueden degustar hamburguesas; en La Cabezuela, adquirir quesos artesanales y, en el Montia, el de la estrella Michelin, paladear los productos naturales de mayor calidad, como las setas que recogen los propios cocineros, y acompañarlos con una variada oferta de vinos.  

Cocina vangiardista de fusión en el restaurante Valhalla Experience.

Cocina vangiardista de fusión en el restaurante Valhalla Experience.

/ ©Andrés Arranz_Comunidad de Madrid.

El entorno natural

Verde y más verde. El paraje que rodea a la población de San Lorenzo se caracteriza por ser un bosque de montaña con una vegetación más densa de lo habitual. Y recoge múltiples opciones para realizar actividades al aire libre, desde senderismo hasta rutas en bicicletas de montaña y paseos a caballo.

El Pinar de Abantos, que abraza a la localidad, presenta paisajes bucólicos y pintorescos, mientras que el Arboreto Luis Ceballos es como un museo vivo de la propia naturaleza, porque recoge muchas especies de flora de alto valor ecológico y es un área habitual para la recolección de setas (se requiere licencia).

La silla de Felipe II, excavada en la roca y ubicada en lo alto de una colina próxima al núcleo urbano, conforma un mirador de vistas espectaculares y es otra referencia que conviene visitar. Al igual que el Valle de Cuelgamuros, el Bosque de la Herrería y el club de golf del mismo nombre, que permite contemplar el Monasterio a través de una perspectiva diferente, desde las calles del campo de juego.  

Club de golf La Herreria.

Club de golf La Herreria.

/ ©ELEQUIPO_Comunidad de Madrid.

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