Las bibliotecas más impresionantes del mundo

Los libros merecen guardarse en lugares privilegiados.

Biblioteca Pública de Stuttgart (Alemania)
Biblioteca Pública de Stuttgart (Alemania) / Mlenny

Las bibliotecas constituyen, desde los inicios de la civilización, un punto importante de desarrollo para las ciudades. Toda gran urbe aspira a poseer una gran biblioteca. Estos edificios representan el saber y el conocimiento, además de que sirven como depósito para conservar a buen recaudo el pasado y el presente cultural de un territorio, un país o una lengua.

La casi mitológica Biblioteca de Alejandría, construida en Egipto durante el siglo III a.C y destruida por un incendio unos 500 años después, es el primer ejemplo de ello. Esta biblioteca fue fundada por Ptolomeo I con el fin de ayudar al mantenimiento de la cultura griega en un territorio con una civilización tan conservadora como era la egipcia de aquellos años.

Más tarde, con el paso de los siglos, se han ido levantando otras bibliotecas que han buscado realizar la misma función que la construida por los griegos en aquel Egipto. La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos ubicada en Washington, por ejemplo, almacena entre sus estanterías más de 36 millones de libros, incluyendo algunas reliquias como el borrador de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos o una de las cuatro copias de la Biblia de Gutenberg.

A día de hoy, la construcción de una biblioteca busca sobrepasar la mera función de inmueble empleado para el almacenamiento de ejemplares, archivos, periódicos y revistas; ahora se aspira a hacer de ellas un nuevo atractivo turístico para las ciudades, convirtiéndolas en edificios atractivos y modernos que se convierten, en cierta forma, en emblemas para una localidad e incluso un país. Para ello, los estudios de arquitectura más prestigiosos del mundo invierten su tiempo y esfuerzo en proyectos vanguardistas y llamativos, al estilo de la Biblioteca Pública de Stuttgart, la Biblioteca Central de Seattle o la Biblioteca Real de Dinamarca en Copenhague.

Síguele la pista

  • Lo último