El Parador riojano que fue un lujoso albergue de peregrinos en el siglo XVI
Este hotel histórico de Santo Domingo de la Calzada ocupa el antiguo Convento de San Francisco.
Sobre una extensa llanura, a orillas del río Oja, aparece ante nosotros Santo Domingo de la Calzada, una localidad que desde sus orígenes estuvo vinculada al camino francés hacia Santiago de Compostela. Es más, cuenta la leyenda que en el siglo XI la zona era un gran bosque de encinas a orillas de un río que descendía por lo que hoy conocemos como la sierra de la Demanda; allí se instaló un ermitaño (llamado Domingo) que dedicó toda su vida a ayudar a los peregrinos que se dirigían hasta Santiago de Compostela.
Solo unas líneas han sido más que suficientes para saber la relación tan estrecha que hay entre Santo Domingo de la Calzada y el Camino de Santiago. Y, rizando el rizo, hoy el viajero puede dormir en un parador riojano que en su día fue hospital y albergue para peregrinos allá por el siglo XVI.
Antes de poner un pie en el parador de Santo Domingo Bernardo de Fresneda tenemos que descubrir la vinculación de la Red de Paradores con el Camino de Santiago; de hecho, además del que hoy visitamos, también hay otros enmarcados dentro de las diferentes rutas. El de Santiago de Compostela está ubicado en la misma Plaza del Obradoiro junto a la Catedral, mientras que los de León, Santo Estevo, Ciudad Rodrigo o Cangas de Onís también se encuentran en las diferentes rutas hacia Santiago.
Descuentos en este Parador
Y, como en Revista VIAJAR nos gusta contarte trucos para que puedas ahorrarte unos euros en la reserva de tu alojamiento, debes saber que en Paradores existe la conocida como Tarifa Peregrino, que ofrece un 15% de descuento sobre la tarifa del parador en reservas con régimen de alojamiento y desayuno para estancias de hasta 3 noches consecutivas en el mismo establecimiento.
Y ahora ya sí: con el nombre de Santo Domingo Bernardo de Fresneda descubrimos este parador que se sitúa a escasos 400 metros del centro histórico y que en su día fue el convento de San Francisco, un hermoso monasterio del siglo XVI. El obispo de Zaragoza, Fray Bernardo de Fresneda, mandó construir un convento que constaba de tres partes: iglesia, taller y museo diocesano y hospedería de peregrinos.
Paseando por el parador de Santo Domingo Bernardo de Fresneda
En 1595 se procedió a reconstruir el conjunto de edificios y Juan de Herrera supo restaurar de manera magistral tanto el patio de novicios (que hoy sorprende al viajero con su amplia bóveda de cristal) como el claustro.
Alojarse en un convento de hace siglos, pero con todas las comodidades de la vida moderna es posible. En Santo Domingo Bernardo de Fresneda hay aire acondicionado, ascensor, WiFi gratis, facilidades de accesibilidad, servicio de habitaciones, así como servicio de lavandería y planchado o servicio de prensa y revistas digitales.
Descansando en Santo Domingo de la Calzada
Las habitaciones cuentan con paredes de piedra, una combinación de tonos rojo caldero y grises azulados, así como una colección artística que se mueve entre lo clásico y lo vanguardista. El viajero podrá escoger entre dos categorías (doble estándar y doble superior) a la hora de alojarse en alguna de las 61 estancias disponibles. Y si hay suerte, podrá dormir en camas de dosel y semidosel.
Este parador de tres estrellas cuenta con unos precios sensacionales. En agosto, por ejemplo, hay días que las tarifas van desde los 87 euros, llegando a un máximo de 142 en algunos días muy concretos. Esto hace de este renovado albergue de peregrinos un campo base perfecto para descubrir las inmediaciones. Y es que en los alrededores de Santo Domingo de la Calzada vamos a poder disfrutar de pueblos como Briones o San Millán de la Cogolla, con sus monasterios declarados Patrimonio de la Humanidad o a tan solo 15 kilómetros del que es considerado por muchos el barrio más bonito de España.
Va llegando la hora de despedirnos de este parador y lo mejor es hacerlo con un buen sabor de boca que trae aparejada una curiosidad. Vamos, que toca hacer mención a la exquisita gastronomía que se sirve en (y aquí viene la curiosidad) en otro edificio. Las habitaciones y los salones del parador se encuentran en la plaza de San Francisco, mientras que para disfrutar del restaurante hay que desplazarse a poco más de 300 metros hasta llegar a la plaza del Santo, 3, al ladito de la catedral.
La cocina que se sirve es tradicional riojana y sus especialidades son las patatas a la riojana, los pimientos del piquillo rellenos, bacalao a la riojana o menestra de verduras de la Ribera. Y todo, regado con los exquisitos caldos de la zona que harán que la experiencia de alojarte en el parador riojano que fue un lujoso albergue de peregrinos en el siglo XVI sea inolvidable.
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