El hotel del mes: conexión con la naturaleza en Sudáfrica

La reserva Phinda Private Game Reserve ofrece una de las mejores experiencias de observación de animales salvajes en el continente africano. Estamos en Sudáfrica, la tierra de los Big Five (búfalo, elefante, león, leopardo y rinoceronte), pero también de 436 especies de aves. En ella se ubica el Phinda Mountain Lodge, que, bajo el paraguas de andBeyond, ofrece alojamientos espectaculares con terrazas privadas, piscinas y duchas al aire libre que invitan a una conexión total con la naturaleza. En la reserva se pueden hacer todo tipo de safaris, desde fotográficos hasta familiares, e incluso hay la opción de dormir bajo las estrellas en medio del bosque. 

Diseño y naturaleza se combinan a la perfección en el Treehotel, situado en el norte de Suecia (a unos 50 kilómetros al sur del Círculo Polar Ártico) y que, como su nombre indica, ofrece habitaciones colgadas en los árboles. La más espectacular es la llamada Biosphere, con su fachada cubierta por 350 nidos de pájaros para contribuir a la conservación de la población de aves en los bosques suecos. Con una terraza en la azotea, Biosphere ofrece vistas de 360 grados del bosque. Para acceder a esta particular cápsula hay que atravesar un puente colgante que une el suelo con la copa de los árboles.

A orillas del río Waikato, el más largo de Nueva Zelanda, se asentó hace casi un siglo un campamento de pescadores que se hizo famoso por sus tiendas de campaña de lona blanca como puntos de luz junto a esas aguas ricas en truchas. Hoy, dicho campamento es uno de los lodges de lujo más famosos del mundo. Huka Lodge, gestionado por Baillie Lodges desde hace dos años, comprende 20 suites y dos residencias exclusivas repartidas a lo largo de las orillas del Waikato abiertas a verdes prados y a la banda sonora del canto de los pájaros y el río burbujeante. Cerca del establecimiento se encuentra el lago Taupo, que se puede sobrevolar en helicóptero. 

Una leyenda tiñe de magia las noches en el lago de Brindos, situado a pocos kilómetros al sur de Anglet, en el País Vasco francés. Bajo la luna llena, una anciana con poderes liberaba de cada nenúfar del lago a una bella mujer. Cientos de hadas deslumbrantes se ponían a bailar sobre el lago encantado en una danza que se repite cada 14 de septiembre. Dejarse llevar por el embrujo de esta leyenda es posible desde uno de los 10 lodges flotantes que ofrece el Brindos, Lac & Château, la última maison del grupo Millésime. A estas suites con autonomía energética solo se puede llegar en barco eléctrico, por supuesto. Y una vez en ellas, solo queda disfrutar del entorno natural de uno de los lagos privados más grandes de Francia.

Cuando los montes Lattari se hunden dramáticamente en el mar Tirreno, el paisaje vertical resultante dibuja un laberinto de escaleras y callejones estrechos que conectan el mar y la montaña en esta Costa Amalfitana Patrimonio de la Humanidad. En una de esas laderas, en el siglo XIII, los capuchinos fundaron un convento que, hoy rehabilitado (con los claustros y la capilla originales), es la ubicación del Anantara Convento di Amalfi Grand Hotel. Con increíbles vistas a toda la bahía y al puerto de Amalfi, darse un chapuzón en su piscina infinita en pleno acantilado o hacer ejercicio en su gym al aire libre acariciados por la brisa fresca perfumada de limones y naranjas son dos de sus actividades más cautivadoras.

Recorrer la Alcazaba de Almería es adentrarse en una de las fortalezas musulmanas más grandes de Europa. Desde el escarpado cerro en el que se asienta se pueden admirar las vistas panorámicas más bonitas de la ciudad. De vistas presume a su vez el AIRE Hotel & Ancient Bath Almería, desde cuya Junior Suite, con su terraza privada, se divisa la joya mandada construir por el primer califa de al-Ándalus, Abderramán III. Situado en la Plaza de la Constitución, la más antigua de la ciudad, el hotel se emplaza en un antiguo edificio del siglo XIX reformado que cuenta con 22 habitaciones, una terraza con piscina climatizada en la azotea, una biblioteca...

Buscar un destino en el que mejorar el bienestar físico, mental y emocional mediante actividades que promuevan la relajación, la reflexión y la conexión con la naturaleza y la cultura local. Es lo que se conoce como turismo holístico y es el que se practica en Son Fogueró, un ecohotel solo para adultos situado en un entorno natural en el corazón de Mallorca. Se trata de una possessió (una de las fincas rurales propias de la isla) de principios de siglo con un estilo que invita a la desconexión: sus 12 estancias están decoradas en tonos cálidos y armónicos y cuentan con luz natural. Junto a ellas, un idílico jardín de plantas mediterráneas. Su oferta gastro incluye alimentación vegana y productos ecológicos y de proximidad. 

Vistas panorámicas de todo Marrakech se disfrutan desde la azotea del recientemente inaugurado Nobu Hotel Marrakech, de cinco estrellas, el primer hotel de la marca en el continente africano. Todas sus suites miran a la cordillera del Atlas o a la mezquita Koutoubia, la más grande de la ciudad. Situado en el distrito de Hivernage, a pocos minutos andando se llega al corazón cultural de Marrakech: a sus zocos exóticos y a su vibrante plaza de Jemaa el-Fna. El moderno estilo japonés de la marca se une a espacios decorados con obras de arte locales y accesorios hechos a mano, que actúan como un homenaje a los artesanos del país y a la identidad arquitectónica de la ciudad marroquí.

La silueta de Dalt Vila, a la que vemos enmarcada desde una de las suites del Ibiza Gran Hotel, es el emblema de la isla balear. Patrimonio de la Humanidad por la Unesco es este recinto amurallado que corona la ciudad de Ibiza, la fortaleza costera mejor conservada del Mediterráneo. En sus murallas y su laberinto de calles estrechas, callejones y pequeñas plazas siguen presentes las sucesivas huellas de los primeros asentamientos fenicios y de las épocas árabe y catalana hasta los baluartes renacentistas. Ahora, la antigua ciudad amurallada de Ibiza vigila los sueños de todos aquellos que elijan una de las suites panorámicas de este hotel de cinco estrellas gran lujo, que reabre sus puertas a una nueva temporada el 3 de abril.

En un día despejado, las aguas del lago Kawaguchi reflejan con nitidez la imponente silueta del monte Fuji. Kawaguchi forma parte de la región de los cinco lagos del Fuji, conocida como Fujigoko, y cuando la primavera estalla en sus orillas, los cerezos en flor enmarcan con su belleza a este gigante de 3.776 metros de altura. Uno de esos lugares mágicos donde admirar la sakura (cuya floración tiene lugar desde mediados de marzo hasta principios de mayo) es en el glamping resort Hoshinoya Fuji, formado por una serie de cabañas insertadas en la ladera de una montaña. Con un diseño minimalista, el objetivo es no distraer de las vistas, que se invita a disfrutar desde cómodos sofás. 

Al oeste de la isla de Vancouver, en Canadá, abandonarse al sonido de la naturaleza a vista de pájaro frente a los frondosos bosques de Clayoquot Sound, tallados por las aguas del río Bedwell, es posible desde estas mágicas tiendas de campaña sumergidas entre los árboles. Un auténtico remanso de paz y a la vez aventura donde (des)conectar y relajarse al más puro estilo de los buscadores de oro de principios del siglo XX. El sol naciente se cuela en estas 25 tiendas de lona blanca decoradas con muebles encargados a diseñadores locales, con un toque silvestre y acogedor. Disfrutar de la gastronomía sostenible de la zona frente a unas vistas panorámicas de cuadro resulta un plan perfecto para cualquier época del año y un regalo para todos los sentidos.

Con una altura de 348 metros y una circunferencia de 9,5 kilómetros, el sagrado Uluru es el monolito de arenisca más grande del mundo y es posible ver cómo los rayos solares lo van pintando de diferentes colores desde una de las camas de Longitude 131 º, el campamento de lujo más famoso de Australia. En total, son 16 las tiendas de campaña que incluye el complejo y desde una de ellas, el Dune Pavilion, se avista también la otra estrella del desierto australiano, la cadena rocosa de Kata Tjuta. Y si las vistas de día son memorables, de noche, el restaurante del complejo ofrece la posibilidad de cenar a la luz de las velas con un menú preparado en la cima de una duna remota y servido bajo un manto de estrellas.