La Siberia Extremeña en otoño


Herrera del Duque
Herrera del Duque linda con Reserva del Cijara y está dominada por un castillo del siglo XIII, quizá de origen árabe y reconstruido por la Orden de Alcántara. La fortaleza se alza esplendorosa sobre la cumbre de la Sierra de Chamarro de unos 800 metros de altitud, desde donde se domina una gran extensión de terreno de Córdoba y Ciudad Real. En Herrera se estableció la Orden de Alcántara, que fundó la casona de la antigua Encomienda de Alcántara, cerca de su espléndida plaza porticada. Muy interesante la Iglesia de San Juan Bautista del siglo XV, el abandonado convento de la Concepción del siglo XVI y sus magníficas casas solariegas. A las afueras, en el arroyo Peloche está el puente medieval y a unos 4 kilómetros, entre alcornocales, el Santuario de Nuestra Señora de la Consolación.

Peloche y Puerto Peña
A unos 18 kilómetros de Herrera, en la orilla del embalse de García Sola, se encuentra Peloche, un paraíso para los deportes acuáticos. Su apreciada playa, formada por el río Guadiana, es una magnífica zona para el baño y de recreo. Detrás, en la sierra de los Golondrinos, se encuentran unas interesantes y desconocidas cuevas rupestres. Continuando el curso del agua, se llega al Paraje Natural Puerto Peña, rodeado de encrespadas rocas donde anidan altivos los buitres leonados. La belleza de su paisaje, formado por una gran masa de pinares y grandes formaciones rocosas, son el hábitat natural del halcón peregrino, el azor y el águila real. La zona es excelente para los amantes de la pesca, ya que el embalse es generoso en lucios, black-bass y carpas, entre otras muchas especies.

Talarrubias
De camino al sur aparece la llanura hasta Talarrubias, donde las casas encaladas hacen juego con el plumaje de miles de cigüeñas que anidan en espadañas y cúpulas. Aquí se alza la Iglesia Santa Catalina de Alejandría, con su torre gótica, mudéjar, renacentista y barroca, y su llamativa cúpula rococó, que representa la mezcla de estilos que predominan en La Siberia. Interesantes la Casa del Patio, que fue convento de franciscanos hasta que se trasladaron al Monasterio de Guadalupe. Y también llamativa la Capilla del Carmen, que fue el oratorio del antiguo hospital y hoy es un albergue. En el centro de la plaza está la Fuente de los Pantanos, emblema de la importancia que las obras hidráulicas ha tenido para La Siberia. A la salida no hay que dejar de ver la Fuente Trifón, del Medievo.

Puebla de Alcocer
Puebla de Alcocer, que se alza en la sierra coronada por su formidable castillo, está rodeada por los embalses de La Serena, el Zújar y Orellana. Desde su torre del homenaje, de más de 25 metros de altura, se vislumbra un horizonte infinito. Al parecer la fortaleza es del siglo XI y fue reconstruida por Gutiérrez de Sotomayor, Maestre de la Orden de Alcántara. Puebla de Alcocer nos transporta al Medievo gracias a sus balconadas, pasadizos, palacios y casonas solariegas. En la Iglesia de Santiago del silgo XV, está enterrado el Maestre de Alcántara y, según la tradición, también el rey Pedro el Cruel. En sus alrededores, el Palacio del duque de Osuna con su arco colgante, la Casa de la Inquisición o la Casona de San Juan de la Puebla. Y a las afueras, las bellas ruinas del Convento de las Agustinas.

Navalvillar de Pela y Castilblanco
Navalvillar de Pela, que siempre fue realengo, está bañado por el embalse de Orellana y magníficos humedales. Aquí no hay que perderse la Ermita de la Virgen de la Caridad y la de San Antón. Muy cerca está Obando con el privilegiado Parque Dehesa Moheda Alta representativo de la dehesa extremeña. Aquí es obligatorio visitar el Centro de Interpretación de la Grulla, ocupada en invierno por miles de grullas procedentes de Europa. En este increíble paraje se integran dehesas, cultivos de arroz, maíz y frutales, y olivares. Hacia el este, en pleno embalse de Orellana y Sierra de Pela, se alza Castiblanco donde hay que pasear por sus estrechas y entramadas calles. Imprescindible probar su queso en aceite artesanal, y por supuesto, su deliciosa repostería.