Ruta por el misterio de las Encartaciones
Güeñes
Este concejo está surcado por las aguas del río Cadagua, que vertebra el área central de Las Encartaciones desde Balmaseda hasta el Nervión para enlazar Zalla y Güeñes. Aquí está la iglesia de Santa María, con rasgos del gótico florido. Su Ayuntamiento ocupa la villa Urrutia, una vistosa y afrancesada mansión de indianos. Nada más salir de la villa está el palacio Tejada, desde donde una pequeña pista conduce al palacio de las Brujas y la casa de Hurtado de Amézaga.
Balmaseda
Es la primera villa que se fundó en Vizcaya hace ya 8 siglos. Su viejo puente medieval de La Muza, junto a la iglesia de San Juan, son un tesoro donde antaño se pagaba para acceder a esta villa de comerciantes. A la entrada de Balmaseda destaca San Severino, bellísima iglesia gótica, amplia y hermosa que alberga la capilla del Santo Cristo, una joya del mejor gótico. La planta baja de su Ayuntamiento, pensada como lonja de mercado, es otro portento por sus numerosos arcos.
Avellaneda
Antes de llegar a Avellaneda está el barrio de la Herrera, en el que se mantiene en pie la torre de Terreros. En Avellaneda está la Casa de Juntas que acoge el muy interesante museo de Las Encartaciones. Muy llamativo por su enfoque didáctico, que da a conocer la excepcional historia y modos de vida de esta increíble comarca. Esta área es el corazón de las tierras de Arcentales Harana, Trucíos Harana y el enclave cántabro de Trucíos.
Carranza
Para llegar a Carranza hay que atravesar el puerto de La Escrita, y poco después, se llega al camino que conduce al barrio de El Suceso. Aquí, hay que ir a la ermita de la Virgen del Buen Suceso para disfrutar del paisaje. Desde el santuario se contemplan los mil pliegues de este municipio, que dan lugar a otros tantos pequeños valles. Es un seductor paisaje de montaña, apenas roto por diminutos barrios que salpican el territorio. Y desde aquí, no hay que perderse el Parque Ecológico de Vizkaya.