Las islas más bonitas del Mediterráneo

De Grecia a Malta, pasando por Italia, Croacia y por supuesto España, un paseo por ínsulas soleadas que son el alma del Mare Nostrum. Algunas son puntos verdes perdidos en el azul intenso; otras, formaciones rocosas herederas de un pasado volcánico, y otras tantas, auténticos museos donde se amontonan culturas y civilizaciones. Todas tienen en común su esencia marinera, aquella que está dibujada con hermosos pueblos en azul y blanco, puertos de pescadores, calas hasta donde llegan los pinos, infinitos campos tapizados de viñedos y olivares. Estas son algunas de las islas más atractivas del Mediterráneo.
Por Noelia Ferreiro

Cerdeña (Italia)
Su paisaje intacto, su costa Esmeralda y su peculiar modo de ser (italiano, sí, pero con arraigadas tradiciones propias), popularizan a esta isla agraciada con el glamour de una jet set que la ha convertido en su refugio desde los años 60. Sus playas son un auténtico paraíso, desde la más larga de Liscia Ruia hasta las de arena blanquísima de Capriccioli, o la más frecuentada por las celebrities: Sipaggia del Principe.Más allá de su hedonismo, Cerdeña cuenta con una historia apabullante reflejada en sus pintorescas poblaciones de Cagliari y Alghero; y con grandes tesoros naturales que propician también un turismo activo basado en navegación a calas aisladas, el windsurf, el buceo o el trekking por sus bosques.

Formentera (España)
No podía faltar una española entre las más bellas islas del Mediterráneo. Y aunque todo el archipiélago balear se merece una digna mención, escogemos a la menor de las Pitiusas puesto que está agraciada con playas que se cuelan en el ranking de las mejores del mundo. Con esas aguas turquesas más bien propias del trópico, con esos fondos tapizados de una pradera de posidonia que es Patrimonio de la Humanidad, nadie puede negar a esta isla un encanto irresistible. Más allá de su mar, también encontramos dunas, pinares, pequeñas iglesias encaladas, mercadillos de artesanía, dos faros cinematográficos y mucha autenticidad aliñada de rollito hippy.

Brac (Croacia)
Puede que no sea la más bella de Croacia, pero sí cuenta con el privilegio de albergar la que tal vez sea una de las playas más fotogénicas del Mare Nostrum y con la que fantasean viajeros de todo el mundo: Zlatnic Rat, en Bol, ese cuerno de arena calcárea que se adentra hasta medio kilómetro en el mar turquesa.Pero además Brac, la mayor de las ínsulas de la Dalmacia central, presume de espigados acantilados que desembocan en una costa rocosa y de coquetas aldeas cinceladas con la reluciente piedra del lugar, famosa en el mundo entero: con ella se ha construido desde el Palacio Diocleciano de Split hasta la Casa Blanca de Washington.

Malta
Aunque goza de buenas playas acariciadas por un mar transparente que resulta ideal para el buceo, esta isla acorazada enclavada en el corazón geográfico del Mediterráneo, allá por la punta más al sur de Europa, tiene su mayor encanto en la riqueza arquitectónica de la que hace gala por todos los rincones: la mezcla de estilos de los palacios, iglesias y jardines de La Valeta, su hermosa capital de color ocre; el aire solemne que destilan esas construcciones que datan de la época de los Caballeros Hospitalarios, la gracia monumental que se vuelve dorada bajo el sol.Por todo ello, sus escenarios de postal han sido set de rodaje para películas como El código Da Vinci, Troya, Gladiator, La liga de los hombres extraordinarios...