Los cinco favoritos de Reverte en Tierra de Fuego


Bahía de Wulaia
En esta bella bahía de la región habitó la tribu yámana durante siglos. Cuando Fitz Roy llegó al lugar en su primer viaje, allá por 1830, compró –literalmente– a cuatro de estos indígenas y se los llevó a Inglaterra. Tres sobrevivieron, aprendieron inglés y fueron instruidos en los hábitos sociales europeos. Uno de ellos, bautizado como Jimmy Button, resultó ser bastante despabilado. Cuando en 1832 el marino inglés regresó, dejó libres a los fueguinos en Wulaia. Y Jimmy Button, de inmediato, recuperó sus costumbres e incluso participó en una matanza de misioneros ingleses.

Los castores
El castor, originario del Norte del continente, es un recién llegado a Tierra del Fuego. Sus bonitos nidos y su elegante forma de nadar son un espectáculo en la naturaleza fueguina. Pero son una plaga. En 1945 un militar chileno trajo 25 parejas del Canadá para crear una industria peletera. Pero sin enemigos naturales –en la región no hay depredadores, como osos o lobos– la especie se reprodujo con rapidez y hoy existen 125.000 parejas en la América austral. Además, su piel es de muy baja calidad, al contrario que la de sus parientes de América del Norte.

Asesinos
La cárcel de Ushuaia, el presidio más austral del planeta, inaugurado en 1902 y clausurado en 1947, llegó a tener 500 reclusos, vigilados por 250 guardias. La leyenda asegura que Carlos Gardel pasó allí una temporada y hay una celda en la que han pintado su rostro. De lo que sí hay constancia es del encierro en el lugar de algunos criminales muy famosos, como Mateo Banks, un acaudalado finquero que acabó con la vida de ocho de sus parientes, apodado el Matéocho, y Cayetano Godino, conocido como el Petiso Orejudo por el desmesurado tamaño de sus orejas, que asesinó a cuatro menores entre 1906 y 1912.

Bahía de Ainsworth
Uno de los lugares del estrecho de Magallanes en donde pueden encontrarse ejemplares abundantes de la fauna austral, como elefantes marinos y numerosas especies de aves, como las carancas (parecidos a los gansos silvestres), jotes (buitres), caranchos (halcones) y los majestuosos cóndores. También se encuentran en la zona muchas especies vegetales del primitivo bosque magallánico, sobre todo árboles que no existen en ninguna otra parte, como el nirre, el coigüe, el canelo (muy rico en vitamina C) y el lenga, una extraña conífera.