Cinco destinos para reencontrarte con tus amigos
Cracovia, Polonia
Una ciudad divertida con animadas terrazas, interesantes garitos de jazz y una gastronomía exquisita. El reencuentro con los amigos de siempre merece un escenario así. Y Cracovia no decepciona porque, además de por su incombustible vida nocturna, sorprende por su armonioso juego de arquitectura y de luz, y por su conjugación perfecta de historia y futuro. Por algo, para muchos es la metrópoli más bonita de Polonia.Podéis quedar en la plaza mayor medieval más grande de Europa y acercaros a contemplar La dama del armiño de Leonardo da Vinci en el Museo Czartoryski. También subir a la majestuosa fortaleza para disfrutar de los tejados con la mítica brecha del río Vístula y prepararse para exprimir la tarde-noche en Kazimierz, el barrio judío, repleto de barecitos, puestos de comida, locales de moda…
Cabo de Gata, Almería
Por la belleza de sus parajes, por sus temperaturas suaves, por su luz especial… pero sobre todo, por la alegría que destilan sus pueblecitos de atmósfera hippy y su vida como ajena al resto del mundo.Por todo ello, podrás juntarte de nuevo con tus amigos en este parque natural de Almería que constituye el mayor espacio protegido del litoral Mediterráneo. En el Cabo de Gata se pueden hacer muchas cosas, pero tal vez la más apetecible sea la de disfrutar del mar y volver a sentir, que falta hace, la sensación de libertad.
Isla del Brac, Croacia
Puestos a buscar un lugar insólito, soñemos con esta isla croata, la mayor de la Dalmacia central, con la que fantasean viajeros de todo el mundo. Porque la amistad recobrará toda su fuerza ante la posibilidad de darse un divertido chapuzón en la más fotogénica playa del Mediterráneo: Zlatnic Rat, en Bol, un cuerno de arena calcárea que se adentra hasta medio kilómetro en el mar turquesa.Después, bien fresquitos, podréis dar un paseo a pie o en bicicleta por su impresionante paisaje de barrancos y, ya cuando apriete el hambre, habrá que sentarse en una terraza de cualquiera de sus coquetas aldeas cinceladas con la piedra del lugar, que es famosa en el planeta entero: con ella se ha construido desde el Palacio Diocleciano en Split hasta la Casa Blanca de Washington.
Cualquier rincón de Madrid
De repente, un día, la capital volverá a ser la misma. Y con el sol despuntando tras los edificios de la Gran Vía, amanecerá abierta, generosa, canalla, libre. Con sus ruidosas tabernas atestadas de gente, con su Rastro animado por músicos callejeros, con el viento agitando los árboles del Retiro.Con ese cielo radiante como el de ningún otro lugar en el mundo. Y entonces sólo querremos quedar en esta ciudad hoy golpeada, pero mañana triunfante. Abrazar a nuestros amigos en Madrid, nuestro Madrid, el Madrid de todos.