Los cinco castillos más bellos (e inexpugnables) de Andalucía

Andalucía está moteada de históricos e inexpugnables castillos, heredados de los ocho siglos de dominio árabe en el sur. Todos cumplieron una función: proteger las endebles fronteras por las que pugnaron dos culturas en continuo litigio. Hoy ya no hay enemigo con el que batallar, ni contendiente al que plantar cara desde almenas y torreones.
Texto: Manuel Mateo Pérez

Segura de la Sierra
Es uno de los castillos más bellos de España y se alza sobre un promontorio en el corazón de la Sierra de Segura, al este de la provincia de Jaén. De él fue comendador don Rodrigo Manrique, padre del poeta Jorge Manrique, que a buen seguro contempló desde la torre del homenaje de esta soberbia fortaleza los valles de pinares que entonces tapizaban esta abrupta sierra. La fortaleza domina un pueblo de ensueño, decorado como si el tiempo no hubiera pasado por él y el compositor de las célebres Coplas recitara al lado de la iglesia de la Consolación, en las inmediaciones de los baños árabes o frente al picacho de El Yelmo, la cumbre que simboliza esta serranía.

Almodóvar del Río
El castillo de Almodóvar del Río, al sur de Córdoba, lo habitó Pedro I el cruel del que se cuentan dolorosas leyendas de venganzas, traiciones y amores imposibles. Rodeado de murallas, su patio de armas es uno de los símbolos monumentales de la fortaleza. A sus pies alberga un aljibe y nueve torres flanquean sus murallas. La más imponente es la del homenaje, una atalaya albarrana cosida al recinto por un viaducto. En su interior se reparten tres estancias. La planta superior es una sala de estilo mudéjar. La intermedia posee planta ochavada y la inferior fue utilizada como mazmorra en tiempos pasados. Las vistas desde sus almenas son deliciosas, con el Guadalquivir y el pueblo blanco a sus pies.

La Calahorra
Uno de los castillos más bellos de Granada está en La Calahorra y fue mandado construir por Rodrigo de Vivar y Mendoza, hijo de Pedro González de Mendoza, el Gran Cardenal de España. Ocupa la cima de un envalentonado otero desde el que se advierte una impagable vista de Sierra Nevada y el Altiplano granadino. Por fuera la fortaleza es dura e inexpugnable. Nada hace pensar que dentro de sus gruesos muros se erija un soberbio palacio renacentista. La fortaleza está flanqueada por cuatro torreones cilíndricos que lo esquinan. Por dentro todo cambia. El patio señorial es uno de los más vivos ejemplos del estilo renacentista. Don Rodrigo trajo hasta esta perdida villa al arquitecto Michele Carlone, uno de los más reputados artistas lombardos de la época.

Vélez Blanco
El altivo castillo de Vélez Blanco, al norte de Almería, fue mandado construir por don Pedro de Fajardo en 1506. Aquel patio renacentista que debió ser la envidia de todas las embajadas que llegaron hasta esta villa se perdió para siempre cuando sus herederos, los duques de Medinasidonia, vendieron en 1904 los más bellos espacios del recinto a un anticuario especulador francés. Aquel expolio continuó cuando un plutócrata estadounidense lo compró para ubicarlo en su mansión de Central Park en Nueva York. El rico magnate no tuvo descendencia y decidió donarlo al Museo Metropolitano. Hoy para comprender la grandeza de aquel castillo es obligado viajar hasta Nueva York para contemplar la exquisitez arquitectónica del patio renacentista que hasta principios del siglo XX adornaba uno de los castillos míticos del sur.