Tradición, sobriedad y emoción

Semana Santa en Zamora

La provincia invita a los viajeros a conocer un encuentro que ha sido declarado de Interés Turístico Internacional y Bien de Interés Cultural. Quien lo vive, nunca lo olvida.

Patrimonio Cultural. Semana Santazamora
Patrimonio Cultural. Semana Santazamora

La Semana Santa de Zamora es el acontecimiento religioso, cultural y social más relevante de la ciudad, esperado cada año tanto por los zamoranos como por los fieles viajeros que acuden prestos a la cita.

Convertida en un hervidero de emoción, austeridad y fervor, los días centrales de la Pasión, Zamora quintuplica su población al ser una de las más conocidas nacional e internacionalmente. Los días se convierten en el espacio destinado al colorido, el arte y la música, mientras la noche da paso a la sobriedad y al recogimiento.

Del silencio al miserere

Entre los momentos obligados está el Juramento del Silencio, en la tarde del Miércoles Santo, un acto previo al desfile del Santísimo Cristo de las Injurias, en el que los cofrades ofrecen su silencio. A medianoche, cuando las puertas de la Iglesia de San Claudio de Olivares se abren, Zamora se envuelve con la austeridad de la procesión de las “Capas pardas”, de la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Amparo que porta un impresionante Cristo del siglo XVII. Las calles se llenan y marchan siguiendo los faroles de hierro forjado que portan los hermanos, hasta la llegada del canto del Misere castellano, cuando la procesión retorna al templo.

Otro de los momentos más emotivos de la Semana Santa, llega durante el Jueves Santo con el canto del Miserere, a cargo del coro de Jesús Yacente. Una experiencia en la que cientos de voces rompen el silencio para entonar el cántico. 

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En la madrugada del Viernes Santo la procesión de la Cofradía de Jesús Nazareno Vulgo Congregación ofrece momentos inolvidables, como la salida de la imagen del Camino del Calvario y la reverencia que el resto de pasos hace a la Virgen de la Soledad. La solemnidad continúa durante la tarde, con el Santo Entierro.

Finalmente, el Domingo de Resurrección, la ciudad despide la Semana Santa con el Encuentro entre Jesús Resucitado y la Virgen. Este día hay también lugar para los bastones de flores y la buena gastronomía de la provincia, protagonizada para la ocasión por el tradicional almuerzo de “dos y pingada” (dos huevos fritos con jamón y pan tostado), así como el bacalao a la tranca, las aceitadas o un buen arroz a la zamorana. 

Capital del románico

Además de vivir la nutrida oferta de la Pasión, el viajero que llega a Zamora puede disfrutar de los monumentos de la ciudad con más iglesias románicas del mundo. Un legado compuesto por una veintena de templos construidos en los albores del siglo XII. Este patrimonio, sumado a otros factores, contribuye a que la Semana Santa pueda disfrutarse aquí durante todo el año, ya que la imaginería se puede visitar en las diferentes iglesias, como la Catedral o San Andrés, entre otras.

Y, fuera de la capital, otros municipios también celebran la Semana Santa con sus particularidades, como la Semana Santa de Toro y Bercianos de Aliste, declaradas de Interés Turístico Regional y esta última, además, como Bien de Interés Cultural.

En definitiva, Zamora es una provincia en la que encontrar historia viva, arte, música, buena gastronomía, emociones y enclaves impresionantes donde vivir experiencias que permanecerán en la memoria para siempre.

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