Priorat, escapada romántica entre viñedos

La comarca del Priorat, en Catalunya, cuenta con dos de las denominaciones de origen más distinguidas a nivel nacional: la D.O. Montsant y la D.O.C. Priorat. Sus viñedos y sus pueblos de cuento de hadas la convierten en una de las mejores zonas para planear un fin de semana de lo más romántico.

Priorat: escapada romántica entre viñedos

Siurana.

/ Shutterstock

Entre las terrazas de sus viñedos se intuye la brisa salada del Mediterráneo. Su trayectoria, no obstante, topa con la sierra del Montsant, que actúa de muralla para proteger la zona de los fríos vientos del norte y, al mismo tiempo, otorga al territorio una compleja orografía marcada por unas laderas de pendientes vertiginosas. El microclima creado en esta colisión de corrientes y relieves ha permitido a la región que durante años se cultive uno de los mejores vinos del mundo.

El Priorat es, sin lugar a dudas, una de las joyas paisajísticas y gastronómicas que ofrece el territorio catalán. Situada en la provincia de Tarragona y a menos de dos horas en coche de Barcelona, la comarca del Priorat se ha convertido en el destino ideal para una escapada romántica en las afueras de la capital catalana: disfrutar de un buen vino, con unas vistas inmejorables y un sinfín de pueblos de encanto por descubrir.

Calidad reconocida

Esta pequeña región vinícola esconde dos de las Denominaciones de Origen (DO) de vino más reconocidas a nivel estatal: la DO Montsant y la DOCa Priorat. Esta última, junto con la de la Rioja, es la única Denominación de Origen Calificada en España. Aunque su territorio cuenta con más de 1.800 hectáreas de viñedos, su complicada topografía hace que las vendimias sean escasas, pero que la uva originada sea de calidad altísima.

El vino producido en esta zona tarraconense tiene un sabor intenso debido a la Cariñena y la Garnacha, a menudo mezcladas con otras tipologías de uva como Cabernet Sauvignon y Syrah. Por otro lado, los vinos del Priorat se caracterizan por sus terrenos ácidos formados por pizarras llenas de minerales, también llamadas llicorelles, entre las que penetran las raíces de los viñedos para absorber el agua y los nutrientes.

Falset Marçà

Falset Marçà.

/ Shutterstock

Históricas y modernistas

Escaparse un fin de semana al Priorat es una opción ideal para todos aquellos que busquen un plan romántico. Catar algunos de los mejores vinos nacionales con un escenario de ensueño y hacerlo con la mejor compañía no tiene precio. En el Priorat se encuentran algunas de las bodegas más bonitas del país que se pueden visitar para descubrir la tradición vinícola de la región y disfrutar de unas vistas espectaculares.

Escaladei es la localidad en la que se plantaron las primeras viñas del Priorat. En el siglo XII, los monjes que residían en el primer monasterio cartujo de la península auguraron la riqueza del territorio y empezaron a cosechar viñedos. La Cartuja de Escaladei es, además, una de los complejos arquitectónicos históricos que aún conserva el territorio y que merecen ser visitados. Tras la desamortización de Mendizábal, esas tierras pasaron a terratenientes privados que decidieron continuar la tradición vinícola. Tanto fue así, que de ahí surgió la primera botella de vino del Priorat, presentada en 1888 durante la Exposición Universal de Barcelona. A día de hoy, parte de los viñedos pertenecen a Terra Dominicata, una bodega y hotel de lujo donde poder degustar 300 referencias de la región y, al mismo tiempo, disfrutar de un fin de semana de lo más romántico.

Para los amantes de la arquitectura, no puede faltar en su ruta una visita a la bodega modernista de la Cooperativa de Falset Marçà, también conocida como una de las catedrales del vino. Se trata de una histórica bodega en forma de castillo construida por el arquitecto modernista y discípulo de Gaudí, César Martinell. La bodega propone diferentes rutas para admirar el diseño de su arquitectura mientras se degustan algunos de los mejores caldos de la DO del Montsant.

Monasterio de San Millan de Yuso

Monasterio de San Millan de Yuso 

/ Shutterstock

Otras atracciones

En el Priorat se ubica uno de los pueblos más bonitos de Catalunya, Siurana. Sus callejuelas de piedra y sus atardeceres de postal embrujan a los visitantes que deciden descubrirlo. Un enclave mágico asentado en un enorme peñón entre los acantilados que dan al Pantano de Siurana. Las vistas que se observan desde sus miradores dejan sin aliento a cualquiera.

Otra opción para admirar la naturaleza de la zona son los parajes de viñedos que envuelven la población de Gratallops. Sin duda alguna, ahí se esconden los campos de viñedos más espectaculares de Catalunya. Y si la cosa va de miradores, la ermita de Sant Pau, en La Figuera, ofrece las mejores vistas del Priorat. Un emplazamiento histórico en el que, además de los viñedos del Priorat, se contemplan otros atractivos paisajísticos como Los Pirineos, las tierras del Segre, las Garrigues, los Ports, el Maestrat y Aragón.

En la región del Priorat no es solo vino lo que reluce. En las tierras del Parque Natural de la Sierra del Montsant también crecen algunos de los olivos más valorados de Catalunya. En la comarca hay un total de ocho molinos que se pueden visitar y en los que se puede catar el aceite de oliva virgen extra que elaboran. Y es que el cultivo de olivos, sobre todo de la variedad Arbequina, es una cultura milenaria de la región. En la población de Cabacés se ubica uno de los molinos de aceite más emblemáticos del Priorat: Miró Cubells. Una finca que cuenta con 45 hectáreas de olivos y que apuesta por el cultivo ecológico y por el concepto slow-food a la hora de elaborar sus aceites.  

Síguele la pista

  • Lo último