La parada definitiva del Camino de Santiago Francés: una fuente de vino gratis

Descubre esta parada reparadora perfecta para los peregrinos que van hacia Santiago de Compostela.

Fuente de vino del Camino de Santiago Francés.
Fuente de vino del Camino de Santiago Francés. / Istock

Al paso de la sexta etapa del Camino de Santiago Francés por el municipio navarro de Ayegui aparece una fuente como si de un oasis se tratara. Tras varias largas jornadas caminando en peregrinación a la capital gallega, no hay una mejor manera de "reponer fuerzas", tal y como reza su cartel. En él se apela al peregrino añadiendo: "Si quieres llegar a Santiago con fuerza y vitalidad, de este gran vino echa un trago y brinda por la felicidad".

Esta fuente gratuita la colocó la familia Santesteban en el año 1991, los propietarios del terreno en el que se encuentran las bodegas Irache a las que pertenece. Aunque no se pide ninguna compensación económica a cambio de probar su vino, sí se ruega beber con responsabilidad: "A beber sin abusar te invitamos con agrado, para poder llevar el vino ha de ser comprado". Recordando, además, que cada día se rellena con cien litros de sus cosechas destinados a dar un empujón a los caminantes.

La fuente de Bodegas Irache en la sexta etapa del Camino Francés

La fuente de Bodegas Irache en la sexta etapa del Camino Francés

/ Istock / Ikonya

La tradición de ofrecer vino a los peregrinos realmente no procede de esta bodega, sino de los monjes benedictinos que habitaban muchos siglos atrás en el monasterio Santa María la Real de Irache. Aquel era un lugar al que acudían los peregrinos para recuperarse del viaje y donde los recibían con los brazos abiertos desde su fundación en el siglo X. Poco después, el Camino se convirtió en una de las vías más concurridas de peregrinaciones cristianas y el monasterio en el primer hospital de peregrinos de Navarra.

En mitad del Camino de Santiago hay una fuente de vino para recargar fuerzas

En mitad del Camino de Santiago hay una fuente de vino para recargar fuerzas

/ Istock / phbcz

Tierras aptas para el uso vinícola

Aunque en un principio el vino que elaboraban los monjes era para consumo propio, pronto comenzaron a ofrecerlo a los viandantes. En una época en la que los alimentos escaseaban en todo el mundo, era un reconstituyente que cualquiera podía permitirse. Lo entendían bien en la zona de Ayegui, que tenía fama de ser una tierra "de buen pan y óptimo vino", donde además había fama de un caldo excelente elaborado por los monjes de Irache. Así se refleja en el Códice Calixtino, la primera guía del peregrino.

Aquellas tierras eran tan aptas para el uso vinícola que sus siguientes propietarios las explotaron para continuar con esta actividad. Los primeros dueños después de la desamortización de Mendizábal fueron la familia Larrainzar, aunque su impulso lo vivió gracias a los Santesteban en la década de 1950. Antiguamente lo ofrecían en vasijas de barro, pero debido a los robos que sufrían tuvieron que retirarlos y ahora el vaso se puede adquirir en la máquina expendedora o en el Museo del Vino.

Durante todo el año se ofrece un tinto joven de uvas Tempranillo y Garnacha que no pasa por barrica, por lo que es fresco y suave. En los días de verano el vino es rosado, hecho con las mismas clases de uva. Se calcula que pasan por la fuente unas 15.000 personas al año y, aunque cierra a las ocho de la tarde, en verano se termina antes de las siete. Hoy es un punto de interés clásico y una de las paradas más esperadas del Camino Francés, que se visita por ser "algo insólito".

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