Palma en nueve planes para disfrutar en cualquier época del año

Los barrios de Palma, cada uno con identidad y ritmo propio, fluyen junto al Mediterráneo exhibiendo su legado romano, musulmán, judío y cristiano. Ante ellos, el arte de los museos o el ingenio de Gaudí, desplegado en la catedral, se unen a las propuestas para disfrutar de esta ciudad abierta al mar.

Siempre arropada por el agua, en sus inicios por la del Mediterráneo y actualmente por la del lago del Parque del Mar, la "Catedral de la luz" es todo un emblema del gótico mediterráneo. En ella no solo Gaudí dejó su huella, también una de sus magnánimas obras Miquel Barceló ocupa una de las capillas frontales de la catedral. Un sorprendente mural de cerámica policromada repleto de simbolismo e inspirado en la tierra y el mar de la isla.

Uno de los secretos más especiales de la catedral de Palma es el efecto del ocho, que cada 2 de febrero y 11 de noviembre se produce gracias al reflejo de sus rosetones. El más grande de ellos, de 11 metros de diámetro, está compuesto por 1.116 piezas de cristal.

Las bohemias calles de Santa Catalina, de coloridas casitas bajas que evocan su pasado como barrio de pescadores, están de moda. Este barrio aúna lo mejor de la vida local, especialmente en su mercado centenario, el más antiguo de la ciudad y donde puestos de frutas y verduras conviven con bares y establecimientos gastronómicos de diversas especialidades. 

Fueron casi 30 los años que Joan Miró residió en la isla, concretamente en una casa levantada ante la Cala Major. Actualmente, el hogar del artista, es uno de los mejores lugares donde empaparse de su obra: una amplia colección de pinturas, escultura y dibujo repartidas entre el moderno edificio de la fundación, sus antiguos talleres y los magníficos jardines. 

Las calles del centro histórico de Palma esconden cerca de 60 patios medievales y renacentistas. Algunos de acceso público y otros solo visibles desde el exterior de las fincas a las que pertenecen, son las joyas ocultas de la capital balear. 

También el modernismo moldeó el casco histórico a principios del siglo XX de la mano de arquitectos como Gaudí o Domènech i Montaner. Son numerosos los edificios que rememoran hoy ese periodo creativo y vibrante. Una de las primeras construcciones de este estilo fue Gran Hotel, actual sede de Caixa Forum. Erigido en 1903, fue el primer establecimiento hotelero en contar con electricidad y teléfono. 

El edificio Can Corbella, situado en la plaza de Cort y diseñado por el arquitecto Nicolau Lliteres mezclando estilos gótico, premodernista y neomudejar, es otro de los más originales de la ciudad. 

Sobre el antiguo alcázar musulmán se alza actualmente el Palacio Real de la Almudaina. Resulta muy interesante presenciar el relevo de Guardia de Honor, que tiene lugar el último sábado de cada mes a las 12:00. Se trata una recreación histórica en la que participan veinte soldados marchando al ritmo de la música. A ocho minutos caminando se encuentra una de las casas que muestran el pasado señorial de Palma, Can Balaguer.

La Lonja, o Llotja, es otro de los tesoros arquitectónicos de Palma y uno de los mejores testigos del gótico en Mallorca. Un edificio del siglo XV que funcionó como sede del Colegio de Mercaderes.

Mandado construir en el siglo XIV por el rey Jaime II, como edificación defensiva y residencia para los monarcas, este castillo de planta circular es una de las visitas ineludibles en Palma. Además, es el único existente en España, en estilo gótico, con planta circular.

Su nombre viene dado por las impresionantes vistas que lo rodean, un bosque elevado a 112 metros sobre el nivel del mar. Su interior alberga el Museo de Historia de la Ciudad y la Colección Despuig de escultura clásica.

Inaugurado en 2004, este interesante museo de arte contemporáneo alberga una colección permanente con más de 700 obras de artistas como Picasso, Barceló, Tápies, Cézanne o Gauguin. En él también hay lugar para exposiciones temporales. Pero si algo hace especial a este espacio situado en un baluarte renacentista, es el aljibe del siglo XVII situado en la parte subterránea y transformado en lugar para eventos y conferencias.

Alrededor de una tranquila bahía, este antiguo pueblo pesquero de ambiente relajado cuenta con gran cantidad de bares y restaurantes especializados en pescado y marisco, ideales para cenar o comer frente al mar.

A las afueras de la ciudad, las fabulosas Cuevas de Génova invitan a un viaje a las entrañas de la isla, pero también a la prehistoria, cuando servían como refugio. La erosión del agua ha moldeado túneles y columnas de formas imposibles. 

Un viaje en el que vivir lo mejor de ambos mundos, desde disfrutar de la bellísima naturaleza hasta recorrer los rincones más impresionantes del casco urbano. Unas vacaciones diferentes junto a Club VIAJAR.